El concepto de cultura de paz aparece en la década de los años 80 del siglo XX, cuando comienzan a producirse procesos de transición democrática en el mundo, se construye como un proceso histórico y dinámico, producto de reflexiones profundas de la sociología y la antropología cultural.

De acuerdo con la declaración y programa de acción sobre una cultura de paz, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999, en el art. 1 se define la cultura de paz como un conjunto de valores, comportamientos, hábitos basados en el respeto a la vida, el fin de la violencia, el respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos, oportunidades y libertades fundamentales.

El mensaje y el mensajero

Vivir tras las rejas

Hoy, en pleno siglo XXI, parece que el mundo, a pesar de todos los avances tecnológicos, retrocede en estos valores que son el cimiento de la convivencia pacífica. Más bien vivimos el uso indiscriminado de la violencia irracional en todos los sentidos, destrucción del tejido social, un modelo económico con el mercado como único referente y un sistema político con valores de corto plazo.

Sin embargo, no todo es desesperanza desde mi administración en la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas, queremos enviar un mensaje distinto: convivir en paz es posible, si comenzamos a unir fuerzas, ejecutar acciones concretas de prevención a través del arte, mantener e incrementar centros culturales, crear agendas interinstitucionales, que vayan hacia la construcción de justicia social, solidaridad, respeto y tolerancia, donde la cultura tiene el rol preponderante.

Homenaje a Carlos Calderón

Los invito a construir una cultura de paz, donde eduquemos para la paz y transformemos la violencia en oportunidades creativas...

Por ejemplo, uno de nuestros programas emblemáticos es Arte por una cultura de paz que contiene varios proyectos y líneas de acción que van hacia la no violencia, la interculturalidad y la intergeneracionalidad. Entre las principales líneas de acción promovemos el diálogo intercultural, la lectura, el desarrollo del pensamiento, de las creatividades, de habilidades blandas como la empatía, sensibilización, cuidado, principios y valores. Sembramos esperanza en cientos de niños y jóvenes entre tanta oscuridad, temor y desconfianza.

El propósito es hacer del arte y la cultura protagonista de la cotidianidad ciudadana.

Como institución nos oponemos a toda idea o pensamiento que sostenga que la única manera de solucionar los conflictos es a través de la violencia, de ahí la importancia de conocer la historia, la memoria social y crear sentido de pertinencia e identidad en nuestras comunidades. Tenemos, entonces, que construir puentes de diálogo y no muros que nos separen. Apostemos al arte, la cultura, la solidaridad y la confraternidad de todos, porque este país solo puede ser salvado si apostamos a la unión de nuestra sociedad y no a la segregación y la separación.

Un camino de paz, de reconciliación y convivencia, en el que todos podamos poner los valores colectivos por encima de los propios. Los invito a construir una cultura de paz, donde eduquemos para la paz y transformemos la violencia en oportunidades creativas para que nuestros niños-as y jóvenes sean mejores seres humanos.

Únete a la causa del arte y la cultura. (O)