En las elecciones generales de agosto 20 escogeremos asambleístas y a los finalistas de la segunda vuelta presidencial. La atención ciudadana estará fijada en esos comicios, y pasará de agache algo de aún mayor trascendencia: una consulta popular que se presenta como de protección de pueblos no contactados para que la civilización no los contamine. Cuando en realidad se trata de la renuncia al petróleo como fuente de riqueza y de aceptación del consiguiente colapso de la economía nacional y empobrecimiento generalizado.

Lo paradójico es que dos instituciones destinadas a controlar los abusos de los poderes Ejecutivo y Legislativo se hayan confabulado en gestar el próximo derrumbe económico: Corte Constitucional (CC) y Consejo Electoral.

La Corte con 5 votos de 9 magistrados acogió que tenga lugar una consulta popular para privar al Estado ecuatoriano del derecho a la explotación de los recursos naturales. Los principales campos petroleros del Ecuador vienen produciendo desde los años 70; otros, de segunda importancia, se desarrollaron en los años 90. Todos estos campos están declinando y requieren fuerte inversión para que su producción no colapse. Los únicos campos nuevos son los del ITT, de los cuales Tiputini y Tambococha están produciendo 55.000 barriles diarios (bpd) e Ishpingo se encuentra en vías de desarrollo. Estos campos estarían produciendo sobre los 100.000 bpd si no fuera por los sucesivos obstáculos colocados a su desarrollo por la CC, que aprobó una consulta propuesta por activistas ecológicos para desmantelar la infraestructura en esos campos, y pone como plazo un año para su desmonte total una vez que gane el Sí en la consulta.

Ecuador exporta 313.000 bpd entre petróleo y derivados. Sin la producción del ITT bajaría a 258.000 bpd. Importamos 184.000 bpd de combustibles, o sea las exportaciones netas bajarían de 129.000 bpd a 74.000. El valor de las exportaciones restándole el costo de las importaciones ha promediado $ 57 millones mensuales en el primer trimestre del año. Las exportaciones bajarían en $ 100 millones mensuales al reducir la producción en 55.000 bpd, por lo que las importaciones de combustibles valdrían más que las exportaciones de petróleo.

Señores candidatos a la presidencia: hagan lo posible por perder las elecciones.

El fisco y los GAD dejarían de percibir ingresos petroleros. No habría como pagar a los empleados públicos y tampoco a los contratistas. El Gobierno tendría que eliminar de un cuajo el subsidio a los combustibles, aunque los transportistas paralicen al país y Leonidas Iza lo incendie. La economía tendría que adecuarse a un menor ingreso de divisas, lo que requiere una drástica reducción de las importaciones, lo cual se logra con una contracción económica. La población perdería poder de compra, cerrarían empresas, se destruirían empleos y los capitales fugarían de un país que optó por la autodestrucción.

Todo esto merece amplísima discusión nacional. Pero no la habrá. La consulta pasará desapercibida porque el Consejo Electoral pretextando un ahorro de $ 40 millones propuso enancar esta consulta a las elecciones generales. Y la CC lo aprobó sin vacilar.

Señores candidatos a la presidencia: hagan lo posible por perder las elecciones. El próximo presidente será el síndico de una quiebra. Con esta consulta, el que gana, pierde. (O)