Todo apunta a que en Venezuela se configuró uno de los más atrevidos fraudes electorales que se tenga conocimiento y que compromete de manera irreversible, de no corregirse esa farsa, a un debilitado sistema político que está dominado –por 25 años– por el régimen chavista y chavo-madurista que, a su turno, han provocado una de las mayores diásporas y crisis humanitaria que registre la región, condenando a un pueblo a la pobreza y permanente violación de los derechos fundamentales a cuenta de soportar a una revolución bolivariana que está contaminada hasta la médula por la corrupción y el crimen.

El silencio es cómplice

La organización Human Rights Watch cuantifica en al menos 19 millones de venezolanos al grupo poblacional que requiere de asistencia humanitaria al no poder acceder a la salud o tener marcadas deficiencias nutricionales. A eso se suman casi 8 millones de personas que debieron abandonar su país empujados por una crisis económica, social y política que les arrebató el sueño de forjar un proyecto de vida en su propia patria.

El regreso

Pero esta estafa a la democracia que, en su acepción política, demanda de la elección de autoridades en procesos limpios, transparentes y lo suficientemente competitivos, no se dio exclusivamente el día de las elecciones, sino que se configuró mucho antes, en medio de la indiferencia de una comunidad internacional que mira hacia otro lado.

Edmundo González rechaza acudir a convocatoria de Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela

Y lo primero que debió hacer el régimen oficialista para asegurarse la continuidad en el poder fue conformar un Consejo Nacional Electoral (CNE) complaciente con los intereses del Palacio de Miraflores. Y es que los discípulos de Joseph Stalin tienen bastante claro aquello de “No importa cómo se vota ni quién vota, ni dónde ni a quién. Lo importante es quien cuenta los votos”. De ahí que el papel cumplido por Elvis Amoroso, presidente del CNE, haya sido bastante cuestionado, negándose a presentar las actas, pero eso sí, mostrándose ágil a la hora de ratificar el triunfo de Nicolás Maduro con un supuesto 51,95 % de los votos frente al 43,18 % alcanzado por su opositor, Edmundo González.

Lecciones desde Venezuela

En tanto, estuvieron las viejas estratagemas dirigidas a impedir que la oposición pudiera organizarse adecuadamente y presentarse a esta lid con sus mejores cuadros. Para ello el Tribunal Supremo de Justicia mantuvo vigente las inhabilidades para ejercer un cargo público durante 15 años a María Corina Machado y Henrique Capriles, de las derechas.

María Corina Machado: “No hay vuelta atrás” hasta “hacer valer” el triunfo de Edmundo González Urrutia

A todo esto, se suma que casi un 25 % de la población, ahora en calidad de migrante, no tuvo, en su gran mayoría, la posibilidad de ejercer el derecho al voto y pronunciarse por una u otra candidatura.

De las tiranías, ¡líbranos Señor!

No obstante, y a pesar de esas condiciones tan desfavorables en que se desarrollaron las elecciones en Venezuela, la oposición sostiene –con actas– el triunfo de González sobre Maduro, por 37 puntos.

Política en Latinoamérica

En ese escenario corresponde a la sociedad de naciones y a los propios venezolanos ejercer la presión necesaria para que la dictadura chavo madurista recule y que la voz del pueblo, independientemente de su inclinación ideológica, sea respetada. (O)