Hoy, 15 de mayo, es la primera vez en 31 años que Guayaquil tiene un alcalde de una organización política distinta al Partido Social Cristiano. Durante este lapso, se ha consolidado un modelo de gobierno y gestión pública que, en su momento, puso orden al caos imperante y modernizó la urbe, dotándola poco a poco de infraestructura, bienes y servicios públicos. Sin embargo, esta fase de desarrollo de Guayaquil mostró sus límites políticos e inequidades sociales al mantener zonas de exclusión, pobreza y violencia, donde el progreso no ha llegado. Esta situación de injusticia, sumado a otros asuntos coyunturales de los últimos años, fue el detonante para que el pueblo guayaquileño vote por un cambio de rumbo.

Aquiles Álvarez usará escritorio que era de León Febres-Cordero y recuperará cuadros históricos que se habían retirado

Ahora al nuevo alcalde, Aquiles Alvarez, le toca llenar esas expectativas populares que se unen con nuevos retos que afronta Guayaquil de cara al futuro. Para esto, el primer paso que debería dar para mostrar un verdadero cambio en la forma de hacer política es liderar un proceso de planificación participativa. En lo que resta del año 2023 tiene el tiempo suficiente para convocar a la ciudadanía, organizaciones sociales, academia, y gremios a fin de generar un ejercicio de debate, definición, priorización y operacionalización de su plan, así como del presupuesto municipal. Este proceso pondría a su administración en mayor sintonía con las necesidades y expectativas ciudadanas y le haría ganar legitimidad democrática.

Seguramente, el problema público al que tenga que poner mayor atención en sus dos primeros años es la violencia. Para esto es necesario aprender de las experiencias extranjeras como Medellín e Iztapalapa, donde se siguió un modelo de urbanismo social y acupuntura urbana para la recuperación de los espacios públicos en las zonas más excluidas. Por otro lado, el segundo problema público que tendrá que atender con miras al mediano plazo está relacionado con el agua: la ausencia de agua potable y alcantarillado; y el manejo del exceso de agua para controlar las inundaciones. Estos problemas requieren una mayor inversión pública en infraestructura que deben ser planificados y ejecutados plurianualmente.

Las fotos de Aquiles Álvarez asumiendo el despacho que por 31 años ocuparon socialcristianos

Si bien es probable que como alcalde nuevo tenga la tentación de empezar de cero y cambiar todas las políticas de la Municipalidad, es importante aprovechar cierta experiencia ganada y camino recorrido. Por ejemplo, es necesario salvar lo mejor de los distintos planes de Uso y Gestión del Suelo; Desarrollo y Ordenamiento Territorial; Movilidad Urbana Sostenible. Asimismo, las propuestas de reformas de ordenanzas de Participación Ciudadana; Patrimonio Histórico y Cultural; Adaptación al Cambio Climático que se han presentado en distintos espacios colectivos y ciudadanos.

Para que todas estas propuestas sean exitosas deben validarse con la ciudadanía y organizaciones sociales en un amplio proceso de planificación participativa durante este año 2023 y en el marco de un modelo de gestión de Gobierno Abierto. Solo así se podrá garantizar que al sentarse en su sillón para empezar la batalla por el cambio de rumbo en Guayaquil, a Aquiles no lo alcance una temprana flecha política en su talón. (O)