El 17 de este mes, se realizó el foro organizado por este Diario sobre un tema de gran importancia para el presente y el futuro de los ecuatorianos: “Educación, política de Estado: vivencias, dificultades, innovación y soluciones”.

Se empezó por una cifra, en el Ecuador ocho de cada diez estudiantes no alcanzan el nivel de competencia en lengua y literatura y siete de cada diez no lo alcanzan en matemáticas. Suficiente para evidenciar la necesidad de reformas en el sistema educativo, que vayan más allá de un cambio curricular, que ya se ha iniciado.

Fue importante el señalamiento de que la educación no es solo responsabilidad del ministerio del ramo, porque el desarrollo integral de los seres humanos depende de muchas circunstancias oficiales y sociales, de las cuales se mencionaron cuatro: la desnutrición infantil, el deterioro de la salud mental de niños y adolescentes, la falta de acompañamiento fuera del aula y la deficiencia en tecnología.

¿Cómo entender las circunstancias?

El último tema fue planteado desde un punto de vista positivo con la afirmación de que la tecnología aplicada a la educación dejará a los maestros tiempo para trabajar en equipo, en el desarrollo de pensamiento crítico, en lograr una mejor comunicación maestro alumno, entre docentes y con los padres de familia y se enfatizó que la inteligencia artificial permitirá una personalización del aprendizaje y que en un futuro, que ya llegó, será muy difícil y hasta imposible que los que no tengan conocimientos tecnológicos actualizados consigan empleo, por lo que se planteó que se privilegie la formación tecnológica.

Salvo dos o tres alusiones a la ética, no se mencionaron las áreas de humanidades. La ciencia y la tecnología son un aporte determinante para el desarrollo social. Las humanidades contribuyen cultivando el pensamiento crítico y la creatividad que permite imaginar un futuro diferente. Es en la comunidad donde la tecnología tendrá un lugar fundamental, que llevará a muchos cambios, las humanidades ayudan a conocer y compartir los códigos éticos y sociales que facilitan la vida comunitaria y que serán distintos por la presencia impostergable de los avances tecnológicos.

Una buena preparación en las ciencias humanas permite entender mejor las bases y el entretejido social y su diversidad y eso facilita la construcción colectiva de un futuro, en el que la ciencia, la tecnología y las humanidades se complementen.

Para lograrlo, es necesario un nuevo perfil del maestro que responda a su nuevo papel, ya no se trata solo de transmitir conocimientos, sino de que niños y jóvenes desarrollen nuevas habilidades y se preparen para aprender durante toda su vida y, sobre todo, que desarrollen todas las capacidades humanas: la inteligencia, la creatividad, la afectividad, la sociabilidad, la libertad.

Nada de esto será posible si no hay una real política de Estado, que vaya más allá de los cambios de gobierno. ¿Es demasiado pedir que quienes aspiran a dirigir el país hagan un breve paréntesis, paren los insultos y las zancadillas, posterguen un momento sus intereses personales y partidistas y pensando en Ecuador y su futuro lleguen a un acuerdo? (O)