Transitar de un gobierno fallido a un gobierno efectivo a través de un liderazgo pragmático, que cree en la planificación y la medición de resultados, nos lleva a preguntarnos si la creación de una Unidad de Cumplimiento (Delivery Unit) permitiría activar una gestión pública eficiente con sentido de urgencia, orientada a reducir la violencia y la pobreza a través de una prioridad inmediata: crear empleo; disminuyendo así el riesgo de caer en el tradicional voluntarismo político.

El objetivo principal de una Delivery Unit es garantizar a la ciudadanía resultados de cumplimiento del programa de gobierno, gestionando con agilidad y eficacia las barreras burocráticas del sistema gubernamental para reducir los “cuellos de botella” que retrasan o bloquean la consecución de metas establecidas en la promesa electoral. La OCDE recomienda diseñar Unidades de Cumplimiento en torno a cuatro funciones interconectadas: 1) dar coherencia a la gestión programática o planificación de la acción gubernamental estableciendo objetivos e indicadores específicos por ejes estratégicos y sectores, 2) coordinar la acción gubernamental en torno al proceso de toma de decisiones basadas en información real, oportuna y relevante, 3) hacer una gestión de seguimiento de resultados que permita medir el avance en el cumplimiento de los compromisos acordados y los tiempos establecidos y, 4) efectuar la rendición de cuentas a la ciudadanía sobre los avances del programa de gobierno, que permita reconstruir la confianza entre instituciones y gobernantes con los ciudadanos.

Este es el discurso de posesión del presidente de Ecuador, Daniel Noboa

Estas Unidades de Cumplimiento se originan en 1993, cuando la administración Clinton creó el Centro de Gobierno; posteriormente, en el 2001 se creó en Reino Unido la Delivery Unit de Tony Blair. En América Latina, Colombia la denominó Unidad de Ejecución, en Chile se la llamó Unidad Presidencial de Gestión del Cumplimiento y en el Ecuador la conocimos como Gobierno por Resultados (GPR), herramienta que permite ejercer el control de la ejecución de los proyectos y planes de gobierno. Cada país diseña su Delivery Unit de acuerdo con el estilo de conducción de cada jefe de gobierno, en donde influyen distintos factores, como el nivel de mayor o menor delegación, la experiencia y cohesión de los equipos que lo apoyan y la existencia de redes de confianza entre los miembros del gobierno. De acuerdo con la OCDE, en América Latina la efectividad de las Unidades de Cumplimiento está desempeñando un papel más activo en la alineación de los planes de trabajo que requieren respuestas del conjunto del gobierno, minimizando duplicaciones o contradicciones en torno a prioridades multidimensionales, como por ejemplo la reducción del gasto público, la seguridad, el empleo, la competitividad y la sostenibilidad ambiental.

El presidente Noboa ha señalado su intención de reelegirse en el 2025, ante el riesgo de que nuestra burocracia le impida cumplir resultados, la Unidad de Cumplimiento permitiría alcanzarlos. Gobernar para cumplir con los ciudadanos exige una nueva política que convierta el cumplimiento en una costumbre y el progreso en una realidad. (O)