Una de las fábulas milenarias de Esopo previene del riesgo que corren los pequeños de caer aplastados bajo los cascos de los toros cuando estos están peleando.

De esto debe cuidarse el Ecuador en la guerra entre Rusia con Ucrania, y en la que esta última recibe el apoyo económico y de armamento de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). En esta lucha se enfrentan las dos primeras potencias militares, nucleares, del mundo. Ahora, el Ecuador se ha mezclado en esta guerra por aceptar ceder a los Estados Unidos armamento ruso que sería enviado a Ucrania para emplearlo contra Rusia; esta le ha prevenido a Ecuador de no hacerlo, tanto más que por acuerdo contractual expreso necesita de la aprobación de Rusia, cláusula generalizada de todo contrato de defensa.

Canciller Gabriela Sommerfeld se reunió con el embajador ruso Vladimir Sprinchan

Rusia, hace pocas semanas, le advirtió a Ecuador de que consideraría esa cesión del material que le vendió como “un acto poco amistoso”; en lenguaje internacional, diplomático, eso significa prevención de un acto de guerra. La Cancillería dice que de gana se enojan los rusos porque se trata solamente de “chatarra”. Sea o no chatarra, se trata de armamento ruso y no puede el Ecuador cederlo a un tercero sin violar el contrato y exponernos a ser demandado por los correspondientes daños y perjuicios. Esa es una de las consecuencias, siendo esa la menor, porque la mayor es que la cesión de material bélico nos incorpora al conflicto, perdemos la calidad de neutrales en esa guerra.

Uno no puede dejar de preguntarse, ¿si es chatarra solamente, para qué la quiere el Gobierno de los Estados Unidos? Y la respuesta parece obvia, para cedérsela a Ucrania, que debe estar familiarizada con ese material que deben haberlo compartido antes con Rusia; y si no pueden ser utilizables, por ejemplo, los helicópteros, pues servirían como repuestos.

Las guerras tienen muchos peligros

‘No hay ningún sustento técnico’ de que plantaciones de banano y exportaciones de Ecuador estén afectadas por la mosca jorobada

Empezamos a ver las consecuencias de la enemistad con Rusia por ciertos requisitos nuevos que exige para el ingreso de nuestros productos agrícolas. Todavía son moderados y, sin embargo, ya han producido temor y pérdidas económicas en nuestros agricultores de la Costa y de la Sierra porque afectan negativamente al banano y los claveles. Aún no se dice que estos requisitos tienen relación con la cesión del material bélico, pero coinciden con las fuertes declaraciones contra el Ecuador formuladas por voceros políticos –no agrícolas– del Gobierno ruso en Moscú, y por la Embajada en Quito. A buen entendedor, pocas palabras.

Por lo visto en la historia, yo diría que el Gobierno se está tomando riesgos innecesarios que comprometen al país: por lo pronto, una pérdida de mercados para nuestros productos agrícolas, y que han sido conseguidos por nuestros exportadores con tanto esfuerzo; esto envuelve pérdida de puestos de trabajo.

Nadie sabe el final de esta guerra a la que nos llevan entre Rusia, Ucrania y la OTAN. Deberíamos negarnos a entregar este material, como ya lo han hecho México y Colombia. Ya tenemos bastante con nuestra guerra interna, y no necesitamos una internacional. ¡Hay que saber decir que no! (O)