¿Es una marcha un vehículo eficaz de comunicación? Sí, lo es, de los mejores. A favor o en contra de quien la ponga andar, para amplificar lo bueno o lo malo, según el caso; para imponer una agenda, la de quien la impulsa, en el imaginario informativo nacional, aunque en algunos casos la tortilla se voltea y todo el esfuerzo se alinea con quienes rechazan. Es tan buen y probado método de conectar con las masas, que se las utiliza con infinidad de propuestas y reclamos en también infinidad de lugares en el mundo.
Esta es apenas una de las múltiples preguntas que rondaron mi cabeza comunicacional tras la marcha del martes anterior, que el propio presidente Daniel Noboa encabezó hacia la Corte Constitucional en señal de protesta por fallos en contra de leyes que el mandatario considera fundamentales para la tan ansiada vuelta al orden, a volver a ser la “isla de paz” de antaño.
La consulta popular de Daniel Noboa
Que los marchantes llegaron en buses desde múltiples rincones de nuestro país; que les dieron un viático que los opositores prefieren llamar “pago”; que muchos eran servidores públicos y sus propios jefes encabezaron el desplazamiento a la capital, en día y horas que debían estar laborando lejos, se ha dicho. Me vuelvo a preguntar: ¿era la del martes una marcha más política que ciudadana? Sí. ¿Se puede hacer una marcha de esa magnitud y con poquísimo tiempo de preparación sin esos incentivos que ahora satanizan muchos de quienes los inventaron? Creo que no. ¿Era requisito para marchar conocer los textos de las resoluciones constitucionales que están en debate? Tampoco, porque si allí hubo gente poco conocedora de esos detalles, una forma de verlo es como muchos medios hicieron: ¡manipulación!, ¡engaño! O podría concluirse también que las personas que acudieron por otra razón, priorizaron su apoyo al mandatario. Y el sincero desconocimiento constitucional, puede resultar infinitamente más empático con una audiencia como la ecuatoriana, muy huérfana de eruditos y sobre todo de eruditos ecuánimes.
Y en lo de fondo: ¿debe ejercerse presión sobre un cuerpo colegiado del poder judicial, llamando gente a las calles y mostrando las fotos de sus integrantes? No. Porque por mucho que sea loable el reclamo que encabeza el mandatario, una democracia tiene entre sus ingredientes principales la independencia de poderes, que deberían garantizar que su trabajo ha sido justo y responsable.
En la actualidad hay que buscar la vía lenta, esa que incomoda a las nuevas generaciones que quieren información flash: recopilación de materiales y pruebas; validaciones en entes garantizados; procesos y más procesos, dentro del marco democrático que conduzcan quizás a un resultado mejor y más exacto de lo que se quiere lograr y luego informar. Pero no, optan por la segura: la marcha que impacte, impresione a las audiencias y magnifique el mensaje anhelado de que el pueblo respalda el rechazo a las decisiones que toma la Corte Constitucional.
En Ecuador, acciones callejeras como las del martes anterior están siempre a la mano de quienes evaden el trabajo de educar, formar criterios políticos afines a su realidad. Debería aprovechárselas para para sumar, no restar. Para multiplicar, no dividir. (O)