La renuncia de Joe Biden a ser candidato para las elecciones de noviembre en los Estados Unidos fue providencial. Desde entonces Kamala Harris ha tomado la posta del Partido Demócrata y abre la posibilidad de que Donald Trump no vuelva a ocupar la Presidencia. Un segundo periodo de Trump no solo sería catastrófico para Estados Unidos, sino también para el modelo de democracia representativa que se basa en la alternancia del poder y la transferencia pacífica de la autoridad política.

Propuestas económicas de Harris y Trump

Thomas Edsall, del New York Times, pregunta a prominentes académicos estadounidenses cómo se perfilaría una segunda administración de Donald Trump. Las respuestas son preocupantes. Para comenzar, el historiador Sean Wilentz de Princeton manifiesta que Trump ha puesto en claro que no aceptará la derrota en estas elecciones, tal como lo hizo en las elecciones que perdió hace cuatro años. Sus seguidores creen que es el único presidente legítimo y los que no lo aceptan están incurriendo en un error histórico y están cometiendo un acto de traición a la patria. Este imperativo autoritario, prosigue Wilentz, va más allá del culto a la personalidad y se ha convertido en un acto de fe que ha transformado al Partido Republicano, al cual Trump ahora controla a su voluntad.

Voto volátil

Por su lado, el profesor Laurence Tribe de Harvard menciona que los peligros que representa Trump emanan de su personalidad: cruel, vengativa, egocentrista, que niega y desprecia la realidad. Estos rasgos se presentarían con mucha más fuerza en un segundo mandato y podrían expresarse con más desenfreno, por tres razones. Primero, durante su primera administración Trump ya ha erosionado la legislación que pone límites al Poder Ejecutivo. Segundo, su fracaso en revertir los resultados de las elecciones anteriores ha dado como resultado la formulación de planes más sofisticados para poder consolidar el futuro control permanente del Estado. En tercer lugar, la captura de la Corte Suprema y del aparato judicial ha sentado precedentes que facilitarían la autocracia, por ejemplo, ya se ha promulgado la inmunidad presidencial.

Estados Unidos antiliberal

El segundo mandato de Trump sería más temerario, porque si gana las elecciones lo hará frente a un electorado que sabe perfectamente que ha sido acusado y sentenciado por varios crímenes. Además, piensa suspender la estabilidad laboral de los 50.000 puestos más importantes del Gobierno, para poder nombrar a allegados ideológicos.

Donald Trump y Kamala Harris debatirán el 10 de septiembre

Finalmente, el historiador de la Universidad de Yale Timothy Snyder indica: “Se podría decir que la segunda administración de Trump comenzaría con las imágenes de la insurrección del 6 de enero del 2021. Es ahí donde dejó el poder y desde donde comenzaría su segundo gobierno”. Según este académico, Trump se encuentra en la posición clásica de los dictadores: su objetivo sería mantener el poder hasta morir de viejo para evitar ser apresado y ajusticiado. Hace lo imposible para llegar al poder, para después hacer todo lo que está a su alcance para nunca soltarlo. Esta estructura de incentivos está absolutamente reñida con la democracia. (O)