El oficio del politólogo español Manuel Alcántara Sáez (Madrid, 1952) es pensar. Y desde hace cincuenta años, el objeto de sus pensamientos es América Latina. En ese sentido, su más reciente libro, Huellas de la democracia fatigada, constituye una urgencia para nosotros, pues desde su título nos plantea el más acuciante de los problemas continentales. Y es que nuestras democracias son seres débiles, que se desploman en busca de aire y cuyo tratamiento de emergencia será la terapia intensiva o los cuidados paliativos, si es que no tomamos medidas urgentes. Quizá por eso Santiago Basabe, catedrático universitario y editor de Pescadito Editorial, ha logrado con tanto esmero la edición ecuatoriana de este libro.

El cambio de paradigma

No es un artefacto académico, de lenguaje inaccesible y pretensiones adoctrinadoras. Es todo lo contrario: liviano, claro y dotado de una genuina preocupación por el devenir continental. El libro reúne las columnas que Alcántara ha escrito entre 2020 y 2023. Cuando nuestras democracias mostraban preocupantes signos de cansancio –quizá en el marco del planeta entero, pensaría Byung-Chul Han– una pandemia nos puso contra las cuerdas y nos obligó a sobrevivir con altas dosis de adrenalina. Se trata de un repaso por los hechos más influyentes de la historia latinoamericana a partir de esa experiencia signada por la certeza de la fragilidad de la vida.

Elegir: responsabilidades y consecuencias

Alcántara nos habla de partidos políticos devenidos en agencias de publicidad bajo la sombra de aspirantes a caudillos con poca práctica política. Sociedades que perdieron la capacidad de los consensos mínimos y que guiadas por hegemónicas políticas del resentimiento buscan conquistas de suma cero y la anulación del adversario. Polarización de la política, y de toda la vida social, en torno a posiciones extremistas alimentadas por instituciones paupérrimas, incapaces de resolver los grandes problemas de la actualidad: pobreza, desigualdad, crimen organizado, narcotráfico o violencia política. Y en medio de todo ello, el desvanecimiento de la politología como espacio de orientación del futuro y su sustitución por los nuevos gurús de la comunicación política, que han sofisticado las técnicas de Joseph Goebbels, a fin de que sus clientes alcancen el poder a toda costa mediante la manipulación de las masas.

La historia en frases

Se trata, entonces, de un libro en el que aún América Latina existe, pero a duras penas. Y el reto es que siga existiendo, que no se vuelva una superstición o una vieja historia olvidada de realismo mágico. Quizá debe existir, ahora más que nunca, cuando Alcántara analiza la reconfiguración del poder mundial en torno a una hegemonía estadounidense que no solo tiene una mirada subalterna frente a lo latinoamericano, sino que representa un iracundo desafío al sistema democrático tal como lo entendemos hoy. Y es que hay que lograr que la democracia fatigada pueda respirar. Alcántara se detiene en los nombres propios –Bukele, Milei, Lula, Maduro, Ortega, Sheinbaum o Petro– para que los latinoamericanos recobremos nuestra capacidad de entender el mundo que nos rodea y asumamos las riendas de nuestro futuro. (O)