Mientras muchos contemplamos con admiración la lucha del pueblo venezolano por librarse de las cadenas de un dictador colosal, vemos que este es el modelo a seguir en el Ecuador, según el recientemente elegido candidato a la vicepresidencia por la Revolución Ciudadana. Ese es el destino que nos proponen.

El dictador colosal sigue encarcelando a todos cuantos en Venezuela impugnan su triunfo, pero, hoy, su furia rebasa sus fronteras, y ataca a todos los gobiernos que no lo reconocen como vencedor de las elecciones presidenciales; rompe relaciones con ellos.

Demencia, no democracia

En Latinoamérica, tres países de izquierda, México, Colombia y Brasil, quieren ayudarlo a encontrar una salida. El presidente de Brasil luce más firme en exigir que Venezuela presente las actas de las mesas de votación. Se diría que no quiere comprometerse con el fraude. La gestión de estos tres países está en proceso; con ellos al menos conversa el dictador colosal.

Por separado, el presidente de Chile, hombre de izquierda, exige que las autoridades de Venezuela presenten las actas de escrutinio de las mesas de votación. Así se lo exigen también los Estados Unidos y la Unión Europea. La OEA, por la falta de un solo voto, no pudo formalizar esta exigencia de la presentación de las actas. Lo que sí han conseguido las autoridades venezolanas es el reconocimiento de Rusia y China, que protegen a su aliado, con el que comparten muchos intereses y es para ellos una cabeza de playa, un pie más en América, para imponerse en el mundo.

Imposición de la fuerza

Parece algo tan obvio, tan elemental, que las autoridades electorales presenten las dichosas actas, pero no lo hacen, no pueden hacerlo, porque quedaría comprobado el fraude colosal. La oposición, en cambio, paciente, denodadamente, ha recogido más del 80 % de las actas, que ellas solas dan al candidato opositor una ventaja abrumadora, que dobla a la de Nicolás Maduro.

Lo dicho por el candidato a la Vicepresidencia de la Revolución Ciudadana, Diego Borja, de señalar a Maduro como ejemplo de gobernante, es algo que deja atónitos a muchos; los votos, en el Ecuador, los votos de los que simpaticen con Maduro, ya los tenían; con lo expresado, se diría que han renunciado a los eventuales votos de partidarios de la Revolución Ciudadana que rechacen al dictador venezolano o les sea indiferente. Nos está proponiendo el candidato que elijamos presidentes a perpetuidad. Hugo Chávez y Maduro han mandado ya por 25 años, de los cuales once corresponden a Maduro y quiere un nuevo periodo.

¿Eso es lo que proponen para Ecuador? Este país ha rechazado las dictaduras perpetuas, derrocó a Flores, a Veintemilla, mató a García Moreno, a Alfaro. Estamos presenciando en Venezuela 25 asesinatos a opositores, miles de presos políticos, y aunque haya montañas de cadáveres, no entregarán el poder pacíficamente.

No hay que dejar de ponderar la resistencia de la oposición venezolana, de su candidato a la Presidencia, Edmundo González Urrutia y, sobre todo, la de María Corina Machado, que es ya un símbolo lucha por la libertad y la democracia. Valerosamente arenga a la tropa. (O)