Como no hemos llegado todavía, uno se pregunta cuánto más tendremos que hundirnos hasta tocar fondo y empezar a ascender en busca de oxígeno que nos permita aspirar aire puro.

Nunca antes habíamos visto ni oído que la corrupción, el crimen, se hubieran tomado por entero una administración de justicia como en la Corte de Guayaquil. Cuando yo era estudiante de derecho tuve la suerte de que mis profesores –que fueron más tarde ministros de la Corte Suprema, uno de ellos su presidente– me invitaran a trabajar con ellos, pude apreciar que los jueces, desde los provinciales, eran personas honorables, respetadas; ni qué decir de los ministros jueces de las Cortes Superiores y de la Suprema.

La abogacía y sus dificultades

Justicia: una explicación al caos

La misma impresión continué teniéndola después hasta la “metida de mano en la justicia” que nos condujo a la actual descomposición. Hay absoluta honorabilidad en la Cámara de Mediación y Arbitraje de la Cámara de Comercio de Quito, y de las otras Cámaras. Por eso es que lo que se ha destapado en la Corte de Justicia de Guayaquil resulta increíble. La politización de las designaciones de jueces ha contribuido mucho a este hundimiento de la ética.

Toda esta purga que se está efectuando ha sido posible gracias a la entereza de la fiscal general. Como ha puesto su mano en un nido de serpientes, es natural que las serpientes se defiendan y la ataquen con mil bajezas, pero ella no se altera y sigue cumpliendo su misión.

Me recuerda el pensamiento de García Moreno cuando al fustigar a sus adversarios –políticos, no delincuentes– dijo: “…que no infaman cuando insultan, sino cuando elogian; porque ordinariamente alaban a los que se les parecen”.

Yo sigo pensando que esta situación de corrupción no se puede corregir con procedimientos ordinarios y que el presidente de la República debería pedirle al pueblo, en consulta, autorización para reorganizar la Función Judicial; la corrupción que se ha evidenciado en el Consejo de la Judicatura, que es el organismo de control de la Función Judicial, nos hace comprender que la gangrena está demasiado extendida y demanda una reorganización total de toda la Función Judicial.

¿Quiénes serán la Justicia?

Cosa parecida está ocurriendo en cuanto a la seguridad: cuando parecía que la situación estaba bajo control, se desata una nueva oleada de asesinatos en diversos sitios, especialmente en la Costa. Es probable que esto esté ocurriendo para interferir con las acciones de Fiscalía en Metástasis y Purga.

Los crudos asesinatos son ejecutados por gente bien entrenada, con armamento de repetición, de alto poder de fuego, como metralletas; muy superior a esa operación cuando unos muchachos, algunos adolescentes, se tomaron el canal 10 con armas menores de revólveres y escopetas y que fueron doblegados por la Policía.

No hay tiempo que perder. No son efectivos organismos colegiados como este de crisis que se ha constituido. Recuerdo en Inglaterra, para enfrentar a Hitler, en la Segunda Guerra Mundial se constituyó un Gabinete de Guerra de solamente cinco personas, comandado por el primer ministro, Winston Churchill. (O)