La investigación fiscal Metástasis muestra que el trabajo que queda por hacer es enorme. Las implicaciones que se han encontrado –y que si se sigue atando los cabos serán todavía más– en la justicia, en la fuerza pública, en la política, son gigantescas. No nuevas, si se lo mira a la luz de otras investigaciones fiscales realizadas entre 2007 y 2009, que pusieron contra las cuerdas a funcionarios del Gobierno de la Revolución Ciudadana tras los operativos policiales Huracán Verde y de la Frontera.

La consulta popular de Noboa

En estos 16 años –lo que significa tres gobiernos y un cuarto que acaba de empezar– se han producido, por un lado, más capturas de toneladas de drogas, cientos de operativos y la detención de algunos operadores del narcotráfico (no necesariamente los grandes cerebros o de los señores o patrones). Por otro, el país ha ido en picada con su conversión en un santuario del crimen organizado, del que se habla, al menos, desde hace unos cinco años, sin que se haya querido afrontar seriamente el problema.

La lucha contra el narcotráfico, que viene junto a la impunidad y la corrupción generalizada, no depende únicamente de la fuerza política y personal de un grupo de funcionarios que están en la Fiscalía, la Policía Judicial y algo en el sistema de inteligencia. Requiere del apoyo de la clase política, de la decisión del país en su conjunto, y ahí está la otra parte del problema, porque significa sacrificar capital político, ponerse en riesgo, tomar decisiones complicadas, complejas y muy delicadas. En buen quiteño, mojarse el poncho.

La opción Y

Daniel Noboa, como presidente de la República, está en un momento crucial y las decisiones que tome pueden marcar un antes y un después. No sería prudente ni bueno para el país que por su campaña presidencial para las elecciones de 2025 trate de contener las cosas, patear el balón para adelante. No solo porque con la crisis económica la reelección puede ser difícil, sino porque no quedará mucho espacio para gobernar, ante la fuerza del crimen organizado y la captación cada vez más rápida y fuerte que tratarán de hacer por su propia protección y supervivencia.

Noboa ahora tiene varios puntos a su favor: tiene una fiscal que se la juega y lo seguirá haciendo, el apoyo político del Gobierno de los Estados Unidos –no en vano el Departamento de Estado ha retirado visas y el embajador ha dado las declaraciones que, guste o no, son muy importantes por el mensaje que envía a los integrantes de los grupos criminales–, base política producto de la propia elección presidencial. Los grupos que están afectados en este momento por el caso Metástasis están en plena reagrupación.

Y más allá de los riesgos de más violencia, ha ganado un poco de tiempo, que resulta valiosísimo.

Señor presidente, aún puede marcar distancias con los grupos políticos que salen directa o indirectamente implicados con el caso. Es su oportunidad por trazar un nuevo rumbo político para el país, caso contrario la esperanza, los sueños y los anhelos de quienes no están con el crimen se diluirán en sus manos. (O)