“No todo lo que se prosigue se adelanta” escribió, hace varios siglos, el poeta Gracián, y eso es aplicable a todos los órdenes de la vida, y es lo que le está ocurriendo al Ecuador de algún tiempo atrás a esta parte. Simplemente vivimos, sin pensar que así no se puede continuar. Necesitamos de un plan de acción que nos permita progresar, porque únicamente estamos vegetando.

De lo más cruel, es el que más de un centenar de miles de niños y adolescentes ha desertado de sus escuelas y colegios. ¿Y a dónde van? Pues a buscarse la vida donde sea y como sea; el delito les abre sus puertas de par en par.

La fractura

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aprobado un nuevo crédito que alivia la caja fiscal, pero que no implica nuevas obras, inversiones; todo sujeto a que hagamos bien los deberes, como la elevación del IVA y la supresión o la reducción, al menos, de los subsidios a los combustibles. Esto, cuando nuestras exportaciones de petróleo apenas cubren –si lo hacen– las importaciones de combustibles. Pero lo apretado de nuestra economía no es freno para que el Ecuador, en plebiscito, disponga que se termine la explotación del petróleo del ITT. ¡Somos más quijotes que el propio Don Quijote! Que la estrechez económica la solucionen otros.

El principio de no intervención

Recuerdo a fines de los sesenta, cuando la William Brothers iba a construir el oleoducto del Oriente a Balao, con capacidad para transportar doscientos mil barriles. El dinero iba a sobrar, la dictadura militar que derrocó al presidente José María Velasco Ibarra, cuando empezó la producción, ¡colocó el primer barril en el Templete de los Héroes! Y, en efecto, tuvo que reintegrar al presupuesto los fondos que no avanzó a gastar.

Luego del error, casi mortal, de querer renunciar al petróleo en producción del ITT, sin tener plata ni siquiera para cerrarlo, viene otro hecho que nos traerá muchos daños, y es la toma por la Policía de la Embajada de México. Ya lo empezamos a sentir con la condena unánime de la Organización de Estados Americanos (OEA); no hubo sanciones porque no es un tribunal, pero ahora estamos ante la Corte Internacional de Justicia, que sí lo es. No hace falta ser adivino para anticipar que la Corte, al igual que lo hizo la OEA, condenará al Ecuador. Pero, como es un Tribunal, puede dictar sanciones, inclusive reparaciones de orden pecuniario. El Ecuador ha presentado una contrademanda, lo cual está muy bien, para señalar que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador actuó de mala fe, que intervino en asuntos internos del Ecuador, y que concedió asilo diplomático a un condenado por los tribunales de justicia ordinarios. Esto puede suavizar un tanto las cosas, pero la violación a la embajada será condenada porque contraviene al orden mundial de derecho del que es parte la propia Corte. Al momento solo se están discutiendo medidas cautelares; lo de fondo se resolverá después. La defensa del Ecuador la ha asumido el diplomático en funciones en el país donde funciona la Corte, persona con preparación y experiencia, que es lo que necesita; no caben improvisaciones, como la que se pretende con reducir la edad a 30 años para ser embajador. ¡No tiene sentido! (O)