Es una buena frase, “prosperidad del medio ambiente”, la que utiliza la Unesco en su “Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial” (https://es.unesco.org/fieldoffice/montevideo/EticaInteligenciaArtificial), aprobada por la Conferencia General el 23 de noviembre de 2021, para referirse a la exigencia que tienen los usuarios de la Inteligencia Artificial (IA) de cuidar los ecosistemas porque se los reconoce como necesarios para la existencia de la humanidad y de los demás seres vivos.

En ese valioso documento, de imprescindible lectura y estudio, se asumen como reales los grandes peligros que enfrenta la humanidad por la posible e inapropiada utilización de la inteligencia artificial y también las inmensas posibilidades por su uso benéfico. La extraordinaria capacidad de los sistemas de inteligencia artificial para manejar datos, relacionarlos y obtener resultados respecto a, por ejemplo, situaciones ambientales, permite en este caso monitorear cada espacio natural, integrado por una multitud de criaturas, para cuidar la biodiversidad y desarrollar mejores prácticas de conservación; optimizar el consumo de los recursos vitales como el agua y la energía, disminuyendo su equivocado uso y orientándolo hacia prácticas de sostenibilidad cada vez más depuradas; detectar la inminencia de catástrofes naturales; o, contribuir con los procesos de descontaminación y también con iniciativas que buscan evitarla.

Noticias sobre Inteligencia Artificial (IA)

Todas las actividades humanas, desde las más simples a las más complejas, pueden ser potenciadas en su impacto benéfico mediante el empleo de los sistemas de inteligencia artificial que son complicados procesos que recopilan datos, los relacionan y proponen resultados a modo de síntesis producidas de manera inmediata. En mi experiencia personal con alguna de las posibilidades de la inteligencia artificial, he sentido la velocidad del análisis y la pertinencia de las respuestas. Es como un conjunto de muchas fórmulas matemáticas actuando simultáneamente, enfocadas en una pregunta y produciendo respuestas o enfoques que contribuyen grandemente con la investigación y el conocimiento.

(...) se asumen como reales los grandes peligros... por la posible e inapropiada utilización de la inteligencia artificial...

Obviamente, se requiere que los individuos que interactúan con la inteligencia artificial conozcan del tema por el cual interactúan con ella, para así poder discernir sobre la pertinencia de los resultados, desde la verificación de la verosimilitud de los mismos, que solamente puede ser realizada por el usuario y por lo que él conoce. Sin este requisito, las conclusiones de los sistemas de inteligencia artificial adquieren autonomía, condicionando decisiones humanas desde la siempre probable incorrección en el tratamiento de los datos y, por lo tanto, desde el error de las respuestas.

También es necesaria la rectitud de conciencia y la búsqueda del bien, que deben formar parte del carácter de los usuarios de estos sistemas, que solamente responden -hasta ahora- a los requerimientos de quienes los utilizan. Nuevamente, la educación moral que permite comprender la precariedad y la necesidad de respetar la dignidad de la vida es el fundamento básico en la relación de lo humano con la fría sofisticación de su creación tecnológica. (O)