En los comicios del 13 de abril el presidente Daniel Noboa venció a la candidata correísta Luisa González con holgura pese a los análisis previos de una posible segunda vuelta electoral muy disputada.
Frente a esta situación, varios de nuestros columnistas, especialistas en diferentes áreas, dan su opinión de qué significa esta victoria en medio de un país dividido y que vive problemas serios en temas como la seguridad y la economía.
León Roldós, exvicepresidente
El Ecuador ha votado contra la confrontación y la pataleta sin fin, que ha significado el correato, que el 2017 impuso el gobierno de Lenín Moreno y luego lo desestabilizó, dándose la ruptura que se produjo, y que quiso someter al gobierno de Lasso, el 2021, y el 2023 lo forzó a la muerte cruzada. Noboa fue hábil, en el inicio no cayó en la confrontación, pero no se dejó avasallar. El caso Glas, cuando este se refugió en la Embajada de México, lo evidenció.
Noboa deberá evidenciar lo que significa autoridad en democracia y su diferencia con autoritarismo con abusos del poder, que se profundizó con el correato, cuya expresión más reciente fue la pretendida cooptación ilegítima de espacios de poder, evidenciada en las grabaciones del consejero Verduga obtenidas en el allanamiento del CPCCS. Las prácticas del correato motivaron el castigo que sufrió. También la vanidad de creerse invencible.
Lección para el futuro. Autoridad también significa tolerancia, de modo que puedan sustentarse las decisiones que oportunamente se tomen, no imponer solo porque se tiene poder. (O)
Estos son los indicadores económicos de Ecuador con los que empezará un nuevo mandato presidencial
Nelsa Curbelo, analista de temas sociales
El país votó. Lo hizo entre miedos y escepticismo, dolores y cansancios, lluvias y silencios, vestidos que eran símbolos y mayores que eran baluartes. La incertidumbre era el telón de fondo, unos buscando seguridad, otros pidiendo justicia, unos gritando castigo, otros susurrando cambio. Todos con la esperanza resguardada como ceniza que alberga fuego. En Guayaquil comenzamos con lluvia y terminamos con sol, justo al revés de los pronósticos del clima.
Es demasiado pronto para analizar con profundidad las causas. Fueron muchas y todas contundentes. Se eligió al presidente con una diferencia clara, no fue empate técnico ni confusión de última hora, la asistencia fue mayoritaria.
Cuando la política se convierte en trinchera y el poder se convierte en botín, es difícil aceptar derrotas. Un país no se levanta con gritos ni se reconstruye con espías y balas. Ganar no debería significar aplastar, perder no debería significar incendiarlo todo.
La democracia no se mide solo en votos contados, se mide en lo que se hace después de contar y ganar. Se gobierna para todos, con lo mejor de todos y con un plan enriquecido con las propuestas válidas de los adversarios. Lo que está en juego es el alma misma del país y su capacidad de reconstrucción. Y en ese renacer no pueden entrar la corrupción, la impunidad, las mafias y los GDO. Los cimientos deben ser la educación, el empleo, la salud, el trabajo estable y la seguridad. (O)
Gustavo Cortez Galecio, analista
Para el Ecuador, este resultado que ratifica la actual tendencia de gobierno debe significar el retorno inmediato al trabajo normal y el archivo también inmediato, al menos por tres años, del tema electoral presidencialista, con sus promesas insólitas y avalancha de fake news.
Que se destraben las inversiones, represadas por la propaganda y la incertidumbre, y que esas inversiones vuelvan a generar riqueza y confianza, que redunden en el crecimiento del empleo y su consiguiente bienestar para muchas familias ecuatorianas que ahora mismo no lo tienen. Dando fuerza al dólar, uno de los temas decisivos de la contienda.
Que se aborde con seriedad, urgencia y mucha responsabilidad social el tema del combate a la inseguridad. Más allá de personajes y acciones virales, el país requiere un plan integral para desactivar los llamados grupos de delincuencia organizada, porque si no hay paz y orden, nada de lo demás será posible.
Su nuevo y rotundo triunfo debe Daniel Noboa asumirlo con responsabilidad y humildad. Es un voto de confianza que le están dando los jóvenes que no están desesperados por irse del país, como sí hay muchos. Encierra la expectativa de empresarios, grandes y micro, que quieren producir honestamente. Es una acción decidida y respetable de cientos, miles de ancianos no obligados a votar que, pese a sus limitaciones, salieron a hacerlo para que no vuelva aquello que ellos ya vivieron y sufrieron. Hay entonces que poner el foco de atención en esos grupos, para que su gesto haya valido la pena. (O)
Pedro X. Valverde, abogado
El resultado de este domingo representa una suerte de segunda oportunidad que el país le da a Daniel Noboa para enrumbarlo.
Sin embargo, recordemos que ello no habría sido posible sin contar con todo el aparataje oficial y el apoyo de gran parte de la prensa y de quienes combatimos al correísmo, fundamentalmente por su autoritarismo.
Es vital que el gobierno reflexione sobre los yerros cometidos y los correctivos urgentes que hay que emprender en estos cuatro años.
Confiamos en la madurez de las autoridades vencedoras para no confundir esta victoria con un cheque en blanco, recordar cuán cerca estuvieron de estar en la orilla de la derrota y que cuatro años vuelan; así también, de la oposición, que de ellos se espera que generen los espacios de diálogo necesarios para la gobernabilidad del país, pues los graves problemas que afronta el país así lo demandan.
El Ecuador no puede seguir incendiado entre fanatismo correísta y anticorreísta mientras nos desangramos.
Ojalá el mismo presidente predique con el ejemplo y convoque a todos los sectores de la sociedad para empujar juntos en un mismo sentido. (O)
El correísmo sufre su tercera derrota consecutiva en una elección presidencial
Simón Pachano, analista político
Cinco hipótesis complementarias, no excluyentes, pueden ayudar a explicar el resultado de la segunda vuelta.
Primera: se impuso el voto anticorreísta. A pesar de que ambas candidaturas tenían altos porcentajes de rechazo, pesaron más los temores que despierta el correísmo (desdolarización, persecución política, limitaciones a las libertades, corrupción, “venezuelización”, etc.). Esto alentó el voto anti que fue analizado en mi columna del lunes 7 de abril.
Segunda: el correísmo cometió muchos errores en la campaña de la segunda vuelta. La selección de Diego Borja ya había disgustado a muchos correístas de corazón y en esta ocasión se lo pensaron mejor. Los chats de los hermanos Verduga destaparon un cuchitril maloliente en el que pocos quieren entrar y del que muchos quieren salir. La cercanía de Luisa González a Maduro puso en duda el futuro del país en el escenario internacional. Las barbaridades acerca de la dolarización a la ecuatoriana de Paola Cabezas y Gissela Garzón, a las que sumó la conversación de Correa y Patiño, anunciaron un golpe que impactaría en la economía familiar y llevaron a votar pensando en el bolsillo propio más que en cualquier cosa que le pase al país.
Tercera: es probable que hay influido decisivamente el llamado al voto de los mayores de 65 años. Se apeló a su propia condición, a la vejez sin sobresaltos y, para buena parte de ellos, a evitar el riesgo de la erosión de sus pensiones de jubilación.
Cuarta: no se puede desechar la posibilidad de que en la primera vuelta haya habido una alta proporción de votantes que fueron extorsionados y/o que recibieron papeletas previamente marcadas. Los controles aplicados en esta ocasión minimizaron esa posibilidad.
Quinta: el correísmo se ha presentado en las tres últimas elecciones con pésimos candidatos (Arauz y dos veces González). Sus mejores cuadros han sido relegados seguramente por lo que podría denominarse “el síndrome Lenín Moreno”. Esto continuará mientras Correa siga siendo el único decisor en esa tienda. Pero el problema va más allá, es una situación de bolero: “ni contigo ni sin ti”. (O)
Beatriz León, médica y analista
La victoria de Daniel Noboa da algo de tranquilidad al alto porcentaje de ecuatorianos que le dio una vez más su voto. Ojalá estén conscientes de que gran parte de esos votos son por miedo a la peor alternativa: dar más lugares de poder al correísmo.
Quisiera tener más sorpresas en esta semana que sí me den esperanza del lado no solo de los dos partidos, sino de los demás actores políticos y sobre todo de tantas organizaciones sociales y comunidades universitarias y académicas.
Por ejemplo, que Noboa ofrezca disculpas por tantos episodios que muestran sus rasgos autoritarios. Que prometa más democracia, transparencia y respeto a las normas, todas. Que proponga puntos de trabajo conjunto nacional para impulsar un sistema de justicia y control límpido, honesto. Atacar los problemas estructurales para disminuir la violencia, la desnutrición infantil, el desempleo, el desorden de la seguridad social, el caos opaco de las empresas públicas, la inercia y el abandono en el sistema educativo, de salud y la cultura. Que no permita la impunidad a cambio de cuotas de gobernabilidad y si se lo proponen, que lo muestre a todo el mundo.
Lo mejor que podría pasar es que el correísmo implosione no tanto por los errores monumentales de la campaña, sino por la deuda inmensa que tiene de no reconocer la corrupción que institucionalizaron, por la que han sido juzgados y condenados no solo en Ecuador. Sus seguidores -de casi un tercio nacional- merecen más honestidad, empezar aceptando lo que hasta el verdugo azul comenta en chats con sus compas.
La nota de esperanza de esta elección fue la tranquilidad de la votación y hasta del momento posterior al sufragio, a pesar de la tensión de, una vez más, el error de las encuestadoras. El país sí podría mejorar sustancialmente si desde los líderes se admiten errores y corrigen con el esfuerzo y acompañamiento de la ciudadanía. (O)
Fabián Corral, analista
La inesperada y contundente derrota del correísmo y de su candidata, y a la vez el triunfo de Daniel Noboa, exige algunos puntos de reflexión:
- Es la elección de un presidente y, a la vez, un aval muy importante a su gestión de gobierno.
- El país eligió una ruta que deberá llamar a reflexión a la Asamblea Nacional: la oposición debería considerar que hay un mandato vinculante a favor de Noboa y que le obliga a actuar en consecuencia y a replantearse seriamente sus afanes de bloqueo.
- Es una derrota a la izquierda y un campanazo muy serio a los grupos que aún suspiran por el socialismo del siglo XXI. El país no quiere esa opción.
- El triunfo de DN en toda la Sierra desnuda el falso liderazgo de Iza y su nula vocación democrática, y pone en evidencia que el movimiento indígena está fraccionado y marcado por generaciones más jóvenes y distintas.
- La sociedad civil no quiere aventuras populistas y ya no cree en la retórica de los discursos. Aspira a gobiernos eficientes.
- El mapa electoral indica que, salvo Manabí y Los Ríos, el país de alineó con ADN pese a todas las dificultades que enfrentó su gobierno. Es un triunfo nacional.
- El dólar es un aval poderoso que no se puede tocar. Los devaneos en torno a su vigencia fueron factores de una histórica derrota.
- El voto generacional funcionó como determinante (notable participación de la tercera edad).
- Once puntos de diferencia matan a una opción política ya caduca y marcan el nacimiento de otro distinto liderazgo. (O)
Alfredo Saltos Guale, analista agrícola
Es la clara ratificación de posiciones que el triunfador enarboló durante la campaña, como su posición firme en defensa del dólar como moneda nacional, además evidenció la importancia de un grupo etario como los adultos mayores que, con leve apoyo demostrado en las últimas semanas como la devolución estancada del IVA a que tienen derecho, se movilizó en su apoyo. Es un llamado de atención prioritaria al campo, que esta vez fue visitado frecuentemente por el presidente y su ministro de Agricultura, entregando incentivos productivos y ratificando conquistas, como los precios mínimos de sustentación y la compra de cosechas para hacerlos efectivos, además de créditos blandos y justas condonaciones.
Es un clamor para que se defienda la dolarización, creando estímulos para las exportaciones agrícolas con su presencia personal sosteniendo el desmantelamiento de los aranceles estadounidenses que afectan al banano, cacao, pitahaya, flores y otras especies que no compiten con productos norteamericanos.
De manera general, es una consolidación de la democracia y del sistema republicano de gobierno a los que debe ajustar el proceder presidencial sin ninguna excusa ni reparo. Por lo tanto, el triunfo de Noboa es una victoria para Ecuador. (O)
Gilda Macías Carmigniani, analista
El triunfo oficial de Daniel Noboa, según los resultados preliminares del CNE, lleva consigo el ejercicio del derecho de la ciudadanía a vivir en libertad y democracia, que en esta ocasión se tradujo en la derrota de la Revolución Ciudadana y sus principales representantes en su lucha por eternizarse en el poder.
Ecuador ha madurado, golpe a golpe, verso a verso, hastiado de la prepotencia de quienes se consideran sus dueños. De su estilo pendenciero y avasallante, mentiroso y cínico, agresivo y violento. De su discurso extranjero y añejo, con olor a dictadura.
La clara decisión de nuestro país responde al hartazgo de la criminalidad y el narcotráfico, de la corrupción e impunidad, de la falta de identificación con un grupo de “izquierda caviar” que ha logrado lo que ansiaba: polarizarnos tanto que es difícil reconocernos como aquella isla de paz de la que nos sentíamos parte. Hoy somos retazos de una patria que nos ha sido arrebatada a la fuerza.
No será fácil la gobernanza del presidente Daniel Noboa en el periodo 2025-2029, desafiando su visión, estrategia y energía. El partido perdedor, sus aliados y seguidores, representan un porcentaje importante de la población, por lo que hay que encontrar temas de consenso que permitan al país, con el apoyo de todos, avanzar hacia el logro de metas claras y realistas, sin miedo.
El llamado de la ciudadanía al nuevo gobierno simboliza la decisión de una mayoría que requiere de acuerdos mínimos en libertad, de estabilidad, productividad y eficiencia estatal, para que no haya excusas en las respuestas sostenidas a sus urgentes necesidades: seguridad, salud, educación, empleo. (O)
Irene Torres, analista
En el mediano plazo, el país vivirá una tranquilidad relativa, lejos del fantasma de una desdolarización a conveniencia de pocos y de unas brigadas de choque urbanas para defender al poder, pero si el gobierno reelecto cumple con la oferta de campaña de combatir el crimen con las tácticas paramilitares de Erik Prince, exacerbará la vulnerabilidad ciudadana. La necesidad de legislar en conjunto por parte de los dos grandes partidos de oposición traerá conflicto e incertidumbre en medio de múltiples crisis, como la energética, la económica y la laboral, pospuestas por un gobierno de sala de espera. La falta de inversión pública en infraestructura, en el sector de la salud y en una educación cada vez más precarizada en todos los niveles aumentará las inequidades sociales. Aun así, es posible que el fantasma del chavismo haya quedado atrás, como un recuerdo de que, en Ecuador, no estamos dispuestos a ceder el control a los grupos políticos que buscan enquistarse en el poder. (O)
Mauricio Gándara, analista y exministro
El no reconocimiento por parte de Luisa González del triunfo de Daniel Noboa abre un tiempo de inestabilidad y zozobra que para la estabilidad democrática requiere ser tratado con gran prudencia. Deben atenderse los pedidos de González para que no quepa una sombra de duda sobre la corrección del proceso. (O)