Hace pocas semanas, Bob Iger, CEO de Disney, hizo una declaración que resonó en el mundo empresarial: Disney regresará a su esencia, enfocándose en el entretenimiento y en los valores de la familia, dejando de lado agendas políticas. Este mensaje, aunque sencillo, lleva consigo una reflexión profunda sobre el papel de las empresas en la sociedad actual.
En el ámbito empresarial hay una frase que viene como anillo al dedo: “Zapatero, a tus zapatos”. Las empresas no están diseñadas para ser actores políticos ni para abanderar causas que polaricen como la ideología de géneros. Su razón de ser es otra, y mucho más trascendente: crear valor, servir a la sociedad y generar prosperidad de manera sostenible en el largo plazo.
Esto no significa que las empresas no deban tener valores o propósitos superiores. De hecho, los valores corporativos son esenciales. Ayudan a construir confianza, guían decisiones éticas y permiten que las organizaciones sean responsables con sus comunidades. Pero una cosa es tener valores y otra distinta perder enfoque al involucrarse en disputas o agendas que dividen más de lo que unen.
La política, además, suele operar en el corto plazo, respondiendo a intereses inmediatos. Las empresas, en cambio, están diseñadas para trascender generaciones, construir, innovar y adaptarse con una visión de largo alcance. Cuando una empresa se desvía de su propósito esencial para involucrarse en disputas políticas o culturales, no solo corre el riesgo de alienar a sus públicos, sino también de perder su norte.
Bob Iger, con su mensaje, deja claro que Disney no está para tomar partido, sino para ofrecer entretenimiento que una a las familias. Este enfoque le permite regresar a lo que la hizo grande: su capacidad de inspirar a través de historias universales que apelan a los valores de todos. Este regreso a la esencia, lejos de ser un retroceso, es un acto de reafirmación.
Las empresas están para satisfacer necesidades, crear riqueza y contribuir al bienestar. Son el motor que impulsa el progreso y, al hacerlo, benefician a toda la sociedad. No se trata de ignorar los grandes problemas de la sociedad, pero sí de abordarlos desde la fortaleza del propósito empresarial, con claridad y autenticidad. Las empresas al enfocarse en su esencia sí pueden hacer su aporte transformador y crear valor a la sociedad desde lo que mejor saben hacer, razón de ser de una organización. Y por supuesto que pueden tener la aspiración de realizar un impacto global y un cambio positivo en la sociedad como lo propuso el visionario Salim Ismail en su libro Organizaciones exponenciales.
¿Pueden las empresas estar libres de la política? La política es necesaria, sin duda, pero las empresas no están aquí para jugar en esa cancha. Están para construir, trascender y ofrecer soluciones duraderas. Al final del día las compañías que logran mantenerse relevantes son aquellas que recuerdan quiénes son, a quiénes sirven y por qué existen. “Zapatero, a tus zapatos” no es solo un refrán, es una reflexión poderosa para líderes empresariales. No perdamos de vista que las empresas están aquí para dejar una huella que trascienda generaciones. (O)