Un informe de este Diario revela cifras de abandono estudiantil que alertan de la necesidad de poner urgente atención a esta problemática. En la falta de educación se acuna la carencia de oportunidades y con ello de decrecimiento social y económico de los individuos y de los países.

La crisis económica y la inseguridad inciden en el abandono de las aulas, hay menos jóvenes estudiando este año que en 2014

Las cifras –señala el artículo que toma datos recientes del Ministerio de Educación– muestran una disminución sistemática desde el 2014 cuando la población estudiantil total (desde la educación inicial hasta el bachillerato) era de 4′728.582, a 4′259.502 este año, lo que significa una reducción del 10 % de alumnos.

Los Gobiernos deben considerar a la educación como una inversión y evitar el abandono de los estudios. El desarrollo de las naciones está ligado al conocimiento y profesionalización de sus actividades. Estudios desarrollados en la región aseguran, por ejemplo, que un Estado recibe un retorno promedio de 7 dólares por cada dólar invertido en primera infancia.

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El próximo domingo 15 de octubre el Ecuador irá a las urnas para elegir al presidente de la República que completará hasta el 2025 el periodo para el que fue elegido Guillermo Lasso, quien con el decreto de muerte cruzada así lo determinó. Es importante conocer los planes en materia educativa de los candidatos finalistas Daniel Noboa y Luisa González, no solo a nivel superior del que se ha hablado sino desde el ciclo inicial.

Más allá de que el periodo para el que se elige mandatario sea corto, el abandono escolar tiene su origen en problemas económicos, inseguridad e incluso la pandemia del COVID-19, que deben atacar los Gobiernos. Los dos primeros son mencionados en la campaña.

Las provincias de la Costa donde más se redujo este año el número de estudiantes son Esmeraldas, Los Ríos, Guayas y Santa Elena. Coinciden con las que registran alta incidencia de violencia.

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Un pueblo preparado podrá tomar mejores decisiones y tendrá un mejor futuro. Es hora de que la educación también se marque como prioridad política. (O)