Neisi Dajomes es muy solicitada. En actos de reconocimiento la reciben como una estrella. Da la mano a uno, a otro, firma autógrafos y se toma selfies... y no pierde la paciencia ante lo sofocante que puede tornarse la fama. El escenario, por ahora, no es la plataforma de levantamiento, sino un showroom (sala de exposición), adecuado, repleto de cámaras y un grupo perseguidor de periodistas. Ella se mantiene tranquila, relajada. Sin embargo, toma impulso cuando se le pregunta sobre una situación extraña que -dice- experimentó durante la base de entrenamiento en España, antes de competir en los Juegos de Tokio 2020, donde terminaría conquistando oro en halterofilia en la categoría de 76 kilogramos. La amazónica de 23 años, en entrevista con EL UNIVERSO, exteriorizó su deseo de que para el 2022 haya un mejor manejo por parte de la Federación de Levantamiento de Pesas y que renueven el vínculo laboral de su entrenador, el ruso Alexei Ignatov. Pero la actividad deportiva no es lo único en su horizonte.

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¿Ya está trazado su siguiente reto deportivo y personal?

Este ciclo lamentablemente es muy corto, solo tenemos dos años y medio para la clasificación a París 2024. Entonces, el 2022 lo iniciamos con Juegos Bolivarianos y Juegos Sudamericanos. Nos preparamos para ello y estamos a la espera de las nuevas categorías porque nuevamente para los Juegos Olímpicos van a poder ir solo cinco categorías en mujeres.

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A usted le conviene mantenerse en los 76 kg o subir.

Obviamente me conviene subir o mantenerme, en caso de que dejen (la Federación Internacional de Halterofilia) los mismos 75 kg o 76, porque bajar de peso va a ser muy drástico y tendría que pasar por un proceso, obviamente bajando bajo la marca. Espero que no me toque bajar. Cualquiera de las dos primeras opciones me van a favorecer.

Háblenos de su reto personal.

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Quiero estudiar. Cuando ya me salga del deporte quiero tener un título profesional y poder ejercerlo. Sé que el deporte es momentáneo y sé que alguna lesión me podría impedir seguir practicarlo. Por eso mi anhelo, mi sueño, también es poder graduarme en alguna carrera universitaria.

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El contrato del entrenador Alexei Ignatov finalizó luego de Tokio 2020. ¿Ha solicitado usted la renovación?

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Es lo que esperamos (con su hermana Angie Palacios), que continúe. Pero también estamos esperando que la nueva Ley del Deporte sea aprobada. Alexei ha tenido que luchar durante muchos años con la federación y a él le han hecho mucho daño como profesional y como persona. Se han ido contra él. Fue su primera vez en JJ. OO. y los resultados que logró son muy importantes. Él se siente ofendido por parte de la federación. Muchas veces llegaron a decir que no era buen entrenador, y ahora nos demuestra que es el mejor para la selección de nuestro país.

Sabemos que experimentó un momento agridulce en España, durante el último concentrado antes de arribar a Tokio. ¿Esto fue a causa de resultados inesperados en pruebas de detección de COVID-19?

Nosotros estuvimos en Aruba con Walter Llerena (su formador). Luego teníamos planificado hacer otra base de entrenamiento fuera del país, pero nunca elegimos a España como opción. Cuando ya teníamos que viajar la federación nos comunicó los lugares donde no se podía ingresar por la pandemia, así que tuvimos que ir a España, donde ya estaban Tamara Salazar y Alexandra Escobar con su entrenador. En España lamentablemente pasó lo que me imagino que ya todos ustedes se enteraron, lo del falso positivo, y que luego ya se pudo comprobar que yo no tenía el virus.

Pero ¿cuál fue la mala experiencia en Europa?

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Me hicieron varias pruebas y en la mayoría ganó el (dato) negativo. Todo esto me afectó mucho en su momento, yo realmente pensé que no iba a rendir en los JJ. OO., perdí dos kilos de mi peso corporal... fue muy duro. Fue una muy mala experiencia. Esto me deja una mala sensación de la directiva de la federación y muchos directivos nacionales.

¿Sugiere usted un complot en su contra?

Lamentablemente he perdido la confianza, no creo en absolutamente nadie. Si han llegado a ese nivel, ¿qué les falta?

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¿Fue usted quien finalmente constató el dato negativo en el examen de COVID?

Así es. Como ya lo he dicho muchas veces, no tengo pruebas para poder decir, con nombre y apellido, ‘estas personas fueron’. Sí hay sospechas. Lo importante es que se constató que el resultado era negativo y que lo que estaban tratando de hacer era un daño a mí y mi entrenador, porque éramos los dos los que nos habíamos quedado (en León). De hecho, estaba toda la selección de España y ninguno dio positivo, solo mi entrenador y yo. Entrenamos con ellos.

Es la primera mujer de Ecuador en ganar una medalla olímpica. Después del logro, ha acaparado mucha atención, le han hecho infinidad de preguntas, algunas polémicas... en general, ¿cómo ha sido su experiencia pos-Tokio 2020 al volver al país?

Ha sido una experiencia única. He tenido la oportunidad de estar en muchos eventos, la única medalla que me faltaba era esta. Gracias a Dios pude estar en un podio olímpico. Pero la experiencia que me deja el deporte es que si uno quiere algo, debe enfocarse cien por ciento en eso y no dejar que el resto de la gente se meta en el proceso. Con la experiencia que tuve ya en León, yo perdí la confianza en todo el mundo. Lamentablemente lo digo así, porque pienso que la federación debería ser como un amigo, no una persona que trata de ponerle trabas al deportista, porque ya la vida del deportista es dura. (D)