Hombre precavido o prevenido vale por dos. Este refrán induce a reflexionar en que siempre hay que actuar con prudencia ante las diferentes situaciones de la vida, sobre todo, cuando son delicadas. Según esto, una persona precavida o prevenida es sagaz y cauta, por lo tanto sale airosa en los momentos complicados. En cambio, alguien que actúa de manera irreflexiva o temeraria puede cometer errores que complicarán la resolución de alguna empresa o su vida en general.

Esta frase se relaciona con «más vale prevenir que lamentar», que asimismo recomienda pensar bien antes de tomar decisiones; es decir, hay que actuar tal como se indica en los significados de la palabra prevenir: ‘preparar, aparejar y disponer con anticipación lo necesario para un fin’; ‘prever, ver, conocer de antemano o con anticipación un daño o perjuicio’; ‘anticiparse a un inconveniente, dificultad u objeción’; ‘disponer con anticipación, prepararse de antemano para algo’.

El que mucho abarca, poco aprieta. Esta paremia transmite una gran enseñanza: no se recomienda que, por ambición o lucimiento, se asuman varias tareas al mismo tiempo, pues eso trae agobio y poca efectividad en el resultado. Aunque en determinadas ocasiones las circunstancias obligan a desarrollar muchos asuntos a la vez, es preferible planificar bien las secuencias de las actividades para que el resultado no sea mediocre sino óptimo. Hay que tener presente que la prisa trae cansancio… Reflexione usted, estimado lector, sobre este último refrán. (F)

FUENTES:

Diccionario de la lengua española (versión electrónica), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española; Diccionario de refranes, dichos y proverbios (1998), de Luis Junceda.