Hace seis años, el maestro armenio-ecuatoriano David Harutyunyan reunió a los músicos con los que desarrolló uno de sus sueños laborales más ambiciosos: crear la Orquesta Filarmónica Municipal de Guayaquil. Luego de ser notificado de su salida al frente de este conjunto, el pasado 15 de mayo, Harutyunyan retoma la batuta de una orquesta, pero en esta ocasión en suelo mexicano.

Este domingo, el maestro -quien también estuvo a cargo de las escuelas municipales de arte gratuitas- viajó a México para sumarse a un festival que mantendrá conciertos durante más de una semana y lo pondrá como director invitado de la Orquesta Sinfónica de Jalisco.

“Estaré como director invitado, es importante porque es una de las mejores orquestas de México, y como ya soy ecuatoriano, seré uno de los primeros de estar dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de Jalisco y también estaré en las clases magistrales de dirección orquestal”, menciona.

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Harutyunyan, de 57 años, recalca también que, en sus planes inmediatos, salir del país de forma permanente no está previsto. “Con Pamela (Cortés) conversamos. Yo dirigí la orquesta del festival Ricardo Castro de México durante varios años hasta que comenzó la pandemia, eso fue por cuatro años aproximadamente. Era un festival internacional muy bueno, estaban armando una orquesta con músicos de muchos países, provenientes de Estados Unidos, de Venezuela, de Cuba, de España, de Rusia, casi 100 músicos la armaban. Yo iba y los dirigía, los últimos dos años llevé músicos de Ecuador. Cuando me sacaron de la Filarmónica, uno de los planes era irse de Ecuador, pero después pensando bien es muy poco probable. Hay dos razones muy fuertes: primero está la salud de ella, acá están todos sus médicos y es imposible arriesgarla; y segundo, Max está en la edad en la que debe continuar con sus estudios y está muy pequeño para llevarlo a las aventuras de sus padres”, dice.

De acuerdo con el director musical, su esposa, la también artista Pamela Cortés, tiene previsto sumarse al viaje a mediados de semana para aprovechar su estadía en México.

Su presente

“David no tiene planes”, revela mientras nos cuenta que sus jornadas actuales lo mantienen en los salones universitarios, donde imparte cátedra hace más de una década.

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“Yo soy todólogo, yo doy clases ahí hace más de diez años, estoy en la Facultad de Humanidades, en la escuela de arte, doy diferentes materias de historia de la música, análisis de la composición, ahora voy a dar clases de análisis de la forma musical”, detalla sobre su rol de profesor en la UEES.

Para él, afirma, lo vital de educar a las nuevas generaciones es evitar que repitan los errores de las anteriores. “Aparte del arte, de la música, les enseño las cosas cívicas, la pertenencia ideográfica, la pertenencia del artista a la sociedad y sus funciones ante la sociedad. El artista es una persona que puede influenciar mucho en la formación de la sociedad y eso es una responsabilidad”, agrega.

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No existen las personas descartables, no hay dos personas iguales, cada uno es único, somos cada uno en su momento histórico, nosotros estamos creando una historia y somos responsables por ella, entonces, también les estoy enseñando que no somos descartables. Todos somos no descartables, en ningún momento, nadie.

David Harutyunyan

Harutyunyan recalca que en la actualidad estamos inmersos en una vida virtual en absoluto y esto hace que la vida en sí pierda sustento. “Por eso, la humanidad cada día pierde más el rumbo, este cambio es absolutamente virtual. La música, ni la pintura, el arte es imposible enseñarlo de forma virtual, el arte es absolutamente físico. Si tú no tienes el contacto físico, de artista con su arte, pierde todo su valor, porque cualquier arte tiene la carga energética de quien enseña con quien está aprendiendo y sin esa carga, pierde su necesidad y valor”, recalca. (I)