Tienen una estrecha relación con la calle y los espectáculos públicos: es tradicional degustarlos en las afueras de estadios, conciertos y circos, en desfiles y marchas, o simplemente en cualquier esquina. Para servirse o para llevar, son deliciosos cómplices de los antojos guayaquileños.

Nuestro patrimonio alimentario es inmaterial y cambiante, es dinámico como la forma en que nos alimentamos, que no siempre fue como es ahora. Nuestros nativos comían solo dos veces al día y, antes de eso, posterior a la aparición del fuego, apenas una. Fue a partir de la llegada de los españoles a América que, como ellos, comenzamos a alimentarnos también tres veces con lo que ahora conocemos como desayuno, almuerzo y “merienda” (nombre con el que se conoce a la cena en el Ecuador). Y fue posterior a eso que aparecieron los apetecidos piqueos.

Los piqueos pueden definirse como un abreboca, pues son pequeñas porciones que uno prueba y que despiertan el apetito para continuar comiendo después; pero también como entremeses, porque pueden servir perfectamente como la entrada de un menú. Estas pequeñas exquisiteces forman parte de la cocina ecuatoriana y, hasta el siglo pasado, eran llamados antojitos de media mañana o tarde, ya que no era común que se ofrecieran bocaditos antes de una comida.

La torta de choclo, el bolón, la tortilla de maíz o verde, el muchín, la torreja de choclo, el “sánduche” de chancho, la carne en palito, el choclo con queso… hoy todos forman parte de la comida tradicional y de la identidad gastronómica de Guayaquil, y a media-dos del siglo XX muchos ya los disfrutaban por las tardes o noches, como la carne en palito con su clásico muchín en la punta, las tortillas de verde o el choclo asado que se vendían en fogones que comerciantes informales colocaban en múltiples esquinas de la urbe.

En este feriado que celebramos la fundación de la ciudad les presentamos un piqueo de esos infaltables en nuestras salidas citadinas.

TORREJA DE CHOCLO (4 a 6 porciones)

Ingredientes:

  • 2 tazas de choclo desgranado
  • ½ taza de leche
  • 2 huevos
  • ½ cucharadita de sal
  • 1 cucharada de azúcar blanca
  • 2 ramas de cebolla blanca picadas
  • Aceite de achiote
  • Aceite vegetal (para freír)

Elaboración:

  • Licua el choclo con leche, huevos, sal y azúcar.
  • Haz un refrito en aceite de achiote con la cebolla blanca.
  • En un tazón, agrega la mezcla del choclo y añade el refrito.
  • Calienta aceite en una sartén y fríe porciones de la mezcla.
  • Sirve calientes las torrejas. (I)