Empecemos estableciendo que no existe la familia perfectamente funcional: en algún momento todos pasamos por algún conflicto, desafío o crisis que pone al descubierto nuestras debilidades, vulnerabilidades o incapacidades. Está en nosotros buscar el apoyo necesario y aplicar las medidas correspondientes para recuperar el equilibrio familiar, sintiéndonos más fortalecidos al haber superado el problema.