El plátano es una fruta indispensable en la canasta familiar de muchos países de Latinoamérica.

La historia del plátano (Musa paradisiaca), así como la del banano (Musa sapientum) es muy antigua, data de miles de años y fue una de las primeras frutas cultivadas por los agricultores primitivos.

Los arqueólogos han encontrado dibujos de banano en el monumento a Buda en Java que ha sido fechado en el año 850 antes de Cristo.

Su origen está en el sudeste asiático, especialmente en Malasia e Indonesia, aunque también se cree originario del norte de India, Cambodia, China, Filipinas y Taiwán.

A nuestro continente llegó en la colonia y hoy es imprescindible en la dieta de todos nuestros países, siendo Colombia el país de mayor consumo per cápita en América, con 150 kg por persona cada año, seguido de República Dominicana y Ecuador, donde se lo consume en muchísimas diferentes formas y platos de la cocina criolla.

Los principales productores de plátano en el mundo son Uganda, Ghana, Nigeria, Colombia y Ruanda, pero el mayor consumo per cápita del mundo es en Uganda, con 300 kg por persona al año, ¡es decir, casi 1 kg diario por persona!

Un joven vende plátanos en el mercado de Kampalan, en Uganda, en 2015. Foto: Shutterstock

Las tres variedades más conocidas y populares en América son el dominico, que pasa de 100 dedos, el dominico Harton, con 65 dedos, y el Harton o barraganete, con 35 dedos de promedio.

‘Dedo’ es como se conoce a la unidad de plátano, mientras que el racimo viene a ser la ‘mano’.

Pero existen muchas otras y deliciosas variedades, como el maqueño, hawaiano, pelipita, rinoceronte, morado, manos rezando y muchos más.

Aquí, en Ecuador, la planta se utiliza mucho como sombra de café y cacao, y es un plato diario del campesino montuvio, cuyo desayuno consta de un café con un bolón de verde.

De chicharrón o queso, el bolón es muy apetecido por los guayaquileños a la hora del desayuno. Lo ideal es acompañarlo con un humeante café.

Habrá frutas extranjeras

y verduras exquisitas:

uvas, manzanas, pasitas

y de calidad primera.

Pero vaya a dondequiera

no se podrán comparar,

a la hora de almorzar

con la fragante tajada

del plátano, bien cortada,

a punto de madurar. (F)