Ayer se cumplieron seis años de haberme mudado a otro país. Hubo quienes al inicio no lo creían porque mi columna seguía publicándose o veían que continuaba conectada social y profesionalmente. Esta maravillosa posibilidad de comunicación que ya hubiera querido tener mi abuelo hace más de cien años cuando migró de Canadá a Ecuador, la he podido aprovechar y he logrado que, aunque esté lejos, siga activa en mi comunidad de origen.