Está permitido sentir. Si durante esta semana experimentó algún tipo de desequilibrio emocional frente a los hechos violentos que alarmaron a distintas ciudades de Ecuador y a sus residentes, no tiene de qué avergonzarse.

En opinión del psicólogo Gino Escobar Tobar, el mensaje de “mantener la calma”, aunque tiene buenas intenciones, puede desencadenar un colapso mayor en ciertas personas. En su lugar, recomienda aceptar y reconocer nuestra vulnerabilidad.

“Las emociones no son para evitarlas ni evadirlas; son para gestionarlas, enfrentarlas y poder educar lo que antes era nuestra reacción o respuesta”, explica. “El adulto debe resignificar el mensaje de ‘mantener la calma’, porque nadie va a mantener la calma frente a una ola: te vas a caer. Frente a una crisis es normal sufrir un desbalance o desequilibrio emocional; eso es normal y hay que reconocerlo”, subraya.

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Una vez que acepte lo que está sintiendo, el siguiente paso es gestionarlo. Incluso si tiene niños alrededor, puede reconocer junto con ellos las emociones que los atraviesan, sin llegar a dejarse dominar por ellas o expresarlas en la forma equivocada, como generar más violencia.

“Si las expreso conscientemente, no me harán daño ni a otros”, dice el especialista. “Puedo tomar aire, sentir el miedo, identificarlo, interpretarlo y expresarlo. Una vez que he cumplido ese proceso, ahora sí tengo la opción de usar el amor para buscar maneras de protegerse, o de evitar seguirse haciendo daño, quizás apagando la televisión o no reenviar cierto tipo de videos en grupos de WhatsApp”.

“Esta es la parte primaria que todos los adultos ya estamos obligados hoy, de manera responsable y consciente, de hacernos cargo de nuestra carga emocional, producto de esta crisis para no enfermarnos más, ya que la enfermedad social de la violencia y la delincuencia no puede terminar dañando nuestra salud. No podemos permitirnos eso. Y, de esa forma, les estamos enseñando a los chicos”.

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Cómo hablar con nuestros hijos sobre el conflicto armado interno en Ecuador Foto: Shuttertstock

A decir de Escobar, negar lo que ocurre tampoco es la mejor alternativa. “Si lo negamos, no lo vamos a poder enfrentar. Negándolo no vamos a poder intervenir adecuadamente”.

Además, enfatiza en el hecho de que los niños suelen ser más conscientes de sus emociones, y el rol de los adultos es validarlas. “Al enseñarles a los chicos a identificar las emociones, se los puede ayudar a ir coloreando las sensaciones”.

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Recuerde: los niños sienten sus emociones, incluso si usted les asegura que “todo está bien” cuando no es cierto. Imponerles rigidez emocional bloquea no solo aquello que sienten frente a la violencia, sino las emociones positivas, como el amor y felicidad.

Cómo hablar con los niños sobre temas complejos: inseguridad, violencia, pandillas y más

Cómo hablar con nuestros hijos sobre el conflicto armado interno en Ecuador Foto: Shutterstock

Es importante, antes de tocar un tema delicado, como la situación actual de violencia en el país, crear un entorno seguro y de confianza. Esa es la principal observación de la psicóloga Cecilia Chávez de Bowen, especializada en orientación familiar. “Dígale a su hijo que está disponible para conversar y que lo escuchará sin juzgarlo; que puede usar las palabras que guste y esa conversación quedará en familia. Esto asegura que se sienta cómodo expresando sus pensamientos y sentimientos”.

Además, es prudente considerar la edad de cada hijo y su nivel de comprensión para poder adaptar su conversación, así como la información que recibe. No es lo mismo explicar el mismo tema a un niño de 5 años que a un adolescente.

En ese sentido, complementa Toyi Espín de Jácome, psicóloga y orientadora familiar, con los hijos preescolares se debe trabajar con cuentos o historias, dramas, que son herramientas para trabajar emociones. Además, se puede utilizar el juego o actividades lúdicas. “Si se trata de niños grandes o adolescentes es un poco más fácil, porque se puede hablar abiertamente. Porque poseen un pensamiento crítico.”

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Cómo hablar con nuestros hijos sobre el conflicto armado interno en Ecuador Foto: Shutterstock

Es vital, añade Espín, indagar qué conocimientos poseen previo del tema a tratar, para responder las preguntas que aparezcan. “Aprendan a conocer a sus hijos en su personalidad para compartir dicha información, si algunos son muy sensibles, y muy nerviosos, generen un ambiente que les brinde tranquilidad y paz, y no secuelas de traumas”.

“Pregúnteles qué saben ya sobre grupos delincuenciales y la violencia actual. Esto le ayudará a evaluar su comprensión y abordar cualquier idea errónea que tengan. Actualmente, en redes sociales se hace ver como algo bueno pertenecer a grupos organizados y ganar dinero fácilmente. Este es el momento para aclarar este tema y hacerles ver que nuestros actos traen consecuencias, además del riesgo para sus vidas”, agrega la especialista Chávez y advierte que no se trata de sermonearlos, porque eso corta la comunicación, sino ser claros con las consecuencias de los actos ilícitos.

Chávez recomienda mantener este tipo de diálogos siempre, proyectándose hacia el futuro, para crear una sensación de seguridad, que la violencia es algo temporal. Es oportunidad igualmente de hablar sobre formas positivas de mejorar su barrio, por ejemplo, o formas de integrar a otros jóvenes para evitar que los “recluten” en pandillas.

Cómo hablar con nuestros hijos sobre el conflicto armado interno en Ecuador Foto: Shutterstock

“Los padres debemos crear oportunidades para que nuestros hijos participen en actividades saludables y desarrollen amistades sanas y significativas. Escuche activamente y valide sus sentimientos, no se burle, respete sus opiniones. Si uno de sus hijos siente mucha curiosidad por las pandillas, dele más atención, acérquese a sus amigos, conózcalos y, de ser posible, a sus padres, porque los amigos son una gran influencia. Y explíquele que puede ser fácil entrar a una pandilla, pero salir puede ser extremadamente complicado. Dele ejemplos de casos ‘sonados’. Esto, también, dosificando la información según la edad”.

Para que los resultados de estas conversaciones sean óptimos, la terapeuta recuerda a los padres predicar con el ejemplo. “En casa la resolución de conflictos debe ser sin gritos ni violencia física. Anime a su hijo a acudir a ustedes, los padres, primero si tiene alguna inquietud. Una buena comunicación familiar es el antídoto frente a la violencia o las pandillas”.

Además, aconseja Toyi Espín de Jácome, buscar acompañamiento profesional de ser necesario para asesorarse en situaciones como estas. “Explorar cuáles son algunos miedos o temores que sus hijos presentan para explicar el tema de manera asertiva”.

Cómo reaccionar con ante emergencias o crisis de inseguridad

El psicólogo clínico José Luis Freire ha resumido en seis pasos sus recomendaciones que se pueden acoger en momentos de emergencia, por padres y maestros, para ser apoyo emocional de niños y estudiantes:

  • Dar el ejemplo de calma y control. Concentrarse en la respiración es una herramienta práctica especialmente en emergencias.
  • Tranquilizar a los niños o estudiantes diciéndoles que están protegidos: dentro de casa, del aula o del carro.
  • Hacerles saber que es lógico sentir miedo en ese momento.
  • Decirles la verdad, limitándose a los hechos.
  • Ordenarles permanecer resguardados hasta que el entorno vuelva a ser seguro.
  • Después de los hechos es muy importante conversar con los menores sobre cómo se sintieron y qué pensaron.

“Esto funcionaría a manera de contención emocional, e incluso puede servir para que los padres y profesores detecten si un niño ha sido afectado emocional o mentalmente por el hecho”, puntualiza el especialista. (F)