En la película Chocolat (2000), la pequeña Anouk (la actriz Victoire Thivisol), hija de madre soltera, es castigada junto con otro niño por pelearse. Durante la penitencia, el niño le dice que ha escuchado de su madre que Anouk no tiene padre. La niña no se amilana y le contesta: “Claro que tengo, solo que no sabemos quién es”.

No tener una buena relación con el padre o no haberlo tenido presente en la vida puede ser una espina en el costado para niños, jóvenes y adultos.

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A veces, otras personas han tenido que salir al paso para aliviar esa ausencia. La madre, un abuelo, un tío, un hermano mayor, un maestro. Las personas creyentes piensan inmediatamente en su conexión con Dios como la manera de sanar de ese malestar emocional.

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El padre, una influencia para toda la vida. Foto: Shutterstock

Y algunos hombres se preguntarán cómo lograrán ser buenos padres si no tuvieron uno con esa característica.

“No necesariamente va a ser un mal padre porque tuvo un mal padre ni buen padre porque tuvo uno bueno”, dice el psicólogo clínico Óscar Nieto Barquet. “Más que calificar lo bueno o lo malo, enfoquémonos en la conciencia de que padre es el que da la vida, independientemente de lo que haga luego, para bien o para mal”.

Eso contrasta con dichos populares como “padre es el que cría”. Nieto explica su idea: ser padre no es una cuestión moral, sino de orden. Simplemente es. “Sin el padre, el hijo no hubiera tenido posibilidades de nacer”. Añade que los resentimientos y los juicios morales no caben. “Y si les damos cabida, generan frustración, rabia y dolor. Solo quien toma al padre puede ser un mejor padre para sus hijos. Quien rechaza al padre no tiene la fuerza para asumir ese lugar”.

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Esa fuerza, continúa, tiene forma de un profundo amor propio, sentido de liderazgo, responsabilidad y protección, seguridad, autoestima, serenidad y, sobre todo, paz. “Una sociedad donde los hombres han tomado a su padre es una sociedad que vive la paz como pilar fundamental de la existencia”.

Una sociedad con rabia, violencia, desorden y abuso muestra no a hijos sin padre, sino a hijos que por diversas razones rechazan al padre. “No existen hijos sin padre”, observa el terapeuta. Existen hijos que han desarrollado inseguridad, falta de compromiso y deslealtad.

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“Solo tomando en el corazón al padre pueden superar estas taras. Por eso decimos con el corazón: “Papá, te abro mi corazón, te agradezco la vida, te digo sí a todo, tal como fue y tal como es ahora; tomo la vida de tus manos, al precio que a ti te costó y que a mí ahora me cuesta. Te honro haciendo lo mejor que yo puedo con mi vida”.

Incluso si no conoce a sus antecesores, esté en paz con ellos para llevar una buena vida. Foto: Shutterstock

¿Puede una figura paterna suplir la ausencia del padre? “No necesitamos una figura paterna. Necesitamos al padre, al único y verdadero. Al que mamá eligió”. Para Nieto, la sociedad necesita el equilibrio de la energía masculina más la femenina, no el patriarcado, pues de este provienen las adicciones, la conducta psicópata y la violencia. “Necesitamos el orden que proviene de tomar al padre, y un padre que sea sostenido por la comunidad (...). No hay otro camino. La destrucción de la familia, de la sociedad, es un destino poco feliz de seguir como estamos: agrediendo lo femenino, sobrevalorando lo masculino”.

¿Qué es lo masculino? El especialista dice que es tener la paz, la fortaleza y la ternura del hombre que es sereno, seguro, líder, con alta autoestima, y esto se encuentra en los brazos del padre. “Y si mi padre no está presente o nunca lo estuvo, lo abrazo en mi corazón y le digo: Sí, papá. Sí, gracias”.

El modelo de crianza colaborativo, conózcalo y elíjalo

El rol tradicional del padre ha cambiado, piensa Mario Albán R., docente de la Escuela de Psicología de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE). Usualmente ha sido el proveedor y en quien recae la figura de la ley. Cada vez más esto lo comparten papá y mamá.

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“Tanto padre como madre son necesarios en la crianza de los niños. Para que exista un reconocimiento del mundo es necesario el otro, sin la existencia de este otro el niño no puede llegar a definirse como ser único y a la vez con similitudes con los que lo rodean”.

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El padre y la madre, juntos, preparan al niño para que este pueda formar relaciones y tomar decisiones, entre ellas, en quién deposita o no la confianza. “El niño aprende por imitación. Si tienes un padre que puede manifestar sus emociones, se esperaría que el niño también, o viceversa, si un padre no puede expresar sus sentimientos, que cae en los modelos estereotipados del hombre que no se puede consentir una lágrima, no se puede esperar que el niño sea alguien capaz de interpretar de manera satisfactoria las emociones de los otros”.

¿Cómo prepararse para ser padre? No caiga en los extremos (autoritarismo, permisividad y negligencia). “Actualmente nos encontramos con padres demasiado permisivos, y es entendible porque en otras generaciones era más común encontrarnos con padres más estrictos; en un afán de compensar esa falta de flexibilidad, algunos padres no ponen límites a sus hijos, lo que conlleva a niños que tienen pocas o casi nulas habilidades sociales”.

Albán también advierte contra querer niños perfectos, sea en notas o méritos escolares. “Cada niño aprende a su ritmo”.

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  • Aplique un estilo de crianza colaborativo, en el que todos los integrantes de la familia tienen participación.
  • Valide las emociones del niño, las demostraciones de afecto, la posibilidad de cometer errores.
  • Entienda las necesidades del niño y su satisfacción. “Muchas de las actividades entre padre e hijo pueden estar mejor direccionadas si se entiende esto”.

Ser un padre presente incluso si la pareja se separa

¡Tiempo de calidad!, sugiere Albán. “Muchas veces, el trabajo exigente o la separación de la pareja puede hacer que exista menos tiempo para compartir con el niño”, pero si entiende las necesidades de sus hijos, podrá realizar actividades con ellos que aporten a su desarrollo.

Un padre ausente puede llevar al fenómeno de la madre que tiene que cumplir los dos roles a la vez. Estar en pareja para afrontar la crianza de un niño puede reducir el impacto de la carga de trabajo. “Es posible ser padre y madre a la vez”, considera el psicólogo, “pero es evidente que se transforma en una actividad más exigente para el que enfrenta esta situación”. Además, será inevitable que el niño cuestione a la madre (o al padre soltero) y compare su situación con la de otros. Sin embargo, es posible llegar a un entendimiento. “Un niño necesita que se le hable con sinceridad sobre la falta de un integrante de su familia”.

Y para las mujeres, ¿cómo saber elegir a un buen padre para sus hijos? Curiosamente, el psicólogo Nieto no sugiere que se mire primero a los candidatos. “Mirando en su interior, para sanar su propia relación con su papá. Y tome en consideración que el hombre que acoge en su vida venga también honrando, respetando y agradeciendo a su padre. No hay más caminos”, insiste. “Cualquier otro es equívoco y trae consecuencias en la relación, en los hijos y en cada aspecto de la vida”. (F)