El control de la propagación del SARS-CoV-2 que causa el COVID-19 le costó meses intensos de jornadas de vacunación al Ecuador. La inmunización que ofrecieron varios tipos de vacunas hizo efecto y redujo los casos de gravedad.

Esta situación no hubiera sido posible sin una estrategia que activó el gobierno del presidente Guillermo Lasso, el 31 de mayo del 2021, en la primera semana de posesionado. Se enmarcó en el Plan de Vacunación 9/100, proceso de inoculación masiva que tuvo como meta nueve millones de ecuatorianos en 100 días.

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Especialistas y médicos consideran que este proceso, probablemente, es lo destacable en materia de salud de este gobierno saliente. Este proceso tomó más de dos años para llegar a un control de esta enfermedad infecciosa, que comenzó en Ecuador en marzo del 2020 y que cobró la vida de más de 67.000 personas a nivel nacional.

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El infectólogo Washington Alemán, catedrático universitario y médico de la pandemia, explicó que la mejor gestión fue la adquisición de las vacunas, que se aprovecharon al máximo los contactos políticos e internacionales para acelerar la llegada de las dosis.

Además de que hubo buena distribución de grupos prioritarios, más de 300 puntos de vacunación y 900 brigadas en territorio que facilitaron la cobertura.

“Fue una situación de emergencia y se trató como eso, con mucha inmediatez. La vacunación COVID-19 fue su mayor logro de la gestión”, manifestó Alemán.

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Y eso se evidenció en las cifras que dio el Ministerio de Salud Pública (MSP) al finalizar la pandemia en mayo pasado: Ecuador alcanzó el 85 % de vacunación contra COVID-19 con esquema completo con 14,2 millones de dosis aplicadas.

Se habilitaron vacunatorios masivos en Guayaquil para acceder a vacuna contra el COVID-19, uno de ellos fue en Mucho Lote 1, norte de la ciudad. Foto: El Universo. Foto: El Universo

Y que en total se aplicaron cerca de 40 millones de dosis contra la enfermedad durante el tiempo de pandemia. El exceso de mortalidad en el primer año de la emergencia alcanzó el 55 % y en este 2023, el 4 %.

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Estos resultados también son destacados por el epidemiólogo Jhonny Real, especialista en vigilancia epidemiológica. Él manifestó que una de las gestiones que tuvieron éxito fue la variedad de vacunas que hubo, la aplicación por grupos y que con eso se pudo contener la enfermedad.

Ambos especialistas indicaron que luego de este control por inmunizaciones se fue dejando de lado el seguimiento detallado de la enfermedad.

Para Alemán, la contención de la enfermedad poco a poco fue cayendo, no hubo tratamientos antivirales para el COVID-19 y en la actualidad las vacunas bivalentes llegaron con retraso para los trabajadores de la salud.

Uno de los primeros grupos en ser cubiertos por la vacunación COVID-19 fue primera línea, que incluye a personal de salud. Foto: El Universo.

Además, no se realiza el seguimiento de casos con las pruebas COVID-19 ya sea por hisopado PCR, antígeno o sangre.

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“Existe un subregistro de COVID-19, se ha aflojado la realización de pruebas, solo por laboratorios privados estamos al tanto de los casos confirmados, sabemos que hay una disminución considerable, pero también subregistros”, explicó el infectólogo.

Ambos añadieron que ahora será necesario mantener en revisión los nuevos avances en torno a vacunas, ya que la variante B.1.1.529 es la que estaría con mayor incidencia en la circulación actual del virus.

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“Es necesario retomar la vigilancia del virus por los grupos vulnerables, grupos de riesgo. Tanto unidades particulares como públicas deben mantener el seguimiento de los casos debido al aumento de enfermedades respiratorias”, aconsejó Alemán.

Real aconsejó también que hay que revisar el tipo de vacunas, los permisos, estudios; luego, casi cuatro años después, hay que ver los estudios. (I)