Thomás es uno de los animales más fotografiados y el único ejemplar de papagayo de Guayaquil que se exhibe en el Parque Histórico de Samborondón, que recrea cuatro ecosistemas naturales de la región Costa y alberga 335 individuos de 52 especies.

Es también uno de los primeros animales que observan los visitantes. Aparece en medio de los mensajes de los guías de cómo esta subespecie Ara ambiguus guayaquilensis endémica ha desaparecido del bosque seco tropical de Guayaquil por la destrucción de su hábitat y el tráfico de especies.

También habita en Ecuador el Ara ambiguus ambiguus o guacamayo verde mayor, que vive más en el norte en la provincia de Esmeraldas, pero su hábitat se extiende a Colombia y los países de Centroamérica.

Publicidad

Nutrias y mapaches ingresan por el río Daule al Parque Histórico de Samborondón, donde habrá reforestación con manglar

Una escultura erigida en un redondel de la Alborada, en el norte de Guayaquil, en medio de dos centros comerciales, recuerda a este especie de ave que sobrevolaba y habitaba en los cerros del conglomerado urbano más habitado del Ecuador.

Es una pieza en cerámica de doce metros de alto del papagayo de Guayaquil. Hay reportes en libros de que era visto en bandadas a lo largo de la vía a la costa.

Publicidad

El monumento, inaugurado en noviembre de 2006 por el alcalde de ese entonces, Jaime Nebot, fue parte de una estrategia que implicó, en julio de 2005, que el Municipio resuelva declarar a esta especie “ave símbolo natural de la ciudad”.

El fin era salvar a esta ave de la extinción. Y a inicios de ese año, el 27 de enero de 2005, se publicó la “Estrategia para la conservación del papagayo de Guayaquil” por parte del Ministerio del Ambiente, que entró en vigencia el 13 de diciembre del 2004.

Publicidad

La situación de esta subespecie endémica es crítica debido sobre todo a la exterminación de su hábitat, aunque también afectó en su momento el tráfico de especies.

El acuerdo ministerial que oficializó la estrategia indica que su población era de entre 60 y 90 individuos conformando de 20 a 30 parejas.

De las acciones del Gobierno central y local junto con las de otras organizaciones no gubernamentales se impulsó el programa de crianza en cautiverio del que justamente nació Thomás, un ejemplar de 17 años de edad. Su nacimiento fue el 15 octubre de 2006 por lo que está próximo a cumplir los 18 años, tiempo que en una persona determina la transición hacia ser un adulto.

Thomás deambula en el día entre los árboles del Parque Histórico de Samborondón. Foto: -- RONALD CEDEÑO

Surgió justamente de ejemplares que vivían en casas de guayaquileños y que fueron donados al programa de crianza en cautiverio de la Fundación Ecológica Rescate Jambelí, una organización privada que trabaja para proteger el medioambiente y la biodiversidad desde 1982.

Publicidad

Rafaela Orrantia, directora ejecutiva de la Fundación Ecológica Rescate Jambelí, es considerada como la madre científica de los que han nacido bajo este plan.

Indica que Thomás fue bautizado así en honor a Thomas Merckx, un voluntario de Bélgica que en ese entonces colaboraba con la Fundación Rescate Jambelí.

El padre biológico de Thomás es Circo, que lleva ese nombre porque se trata de un ejemplar decomisado de un circo y que fue donado a la Fundación Rescate Jambelí en 1996.

Y su madre era Josefina, ahora fallecida. Ella había sido donada también durante la década del noventa por las monjas del Hogar San José, que la tuvieron por años.

Recientemente, Circo encontró otra pareja con la que registra posturas, dice Orrantia.

De la crianza en cautiverio se determina que el papagayo de Guayaquil puede vivir más de 60 años en esas condiciones. En estado natural, sería menos.

Orrantia lleva el registro de los nacimientos en cautiverio de esta subespecie.

Esta es la nutria neotropical, ocasionalmente avistada jugando y alimentándose en los ríos de la provincia de Guayas

¿Cómo llega Thomás al Parque Histórico de Samborondón?

Thomás escala el tronco de los árboles, se acicala el plumaje o esconde su pico debajo del ala mientras es observado por los visitantes que llegan al Parque Histórico de Samborondón.

Este lugar contaba en 2007 con un ejemplar de papagayo de Guayaquil bautizado como Cuasimodo debido a que tenía una discapacidad. Este había sido criado como mascota y no podía escalar los troncos.

“Decidimos entregar como donación a Thomás, ya que el Parque Histórico representa la antigua herencia de Guayaquil de 1830 con sus casas y ecosistemas. Lo dimos para que sea exhibido. No puede ser que como guayaquileños y los que éramos parte de la antigua Provincia de Guayaquil no podamos observar esta ave”, dice Orrantia.

Rafaela toma la denominación de ser la madre científica de los nacidos en cautiverio con modestia: “Esto lo empezó mi papá (Joaquín Orrantia) con su socio y yo era chica. fue la visión de él de trabajar por la fauna local. Pero quien mentalizó estos proyectos de conservación fue el doctor Julio Baquerizo, para mí más que nada él es el papá de los guacamayos. Es quien diseñó todos los proyectos de fauna de la Fundación Jambelí y es mi mentor”, afirma.

Rafaela Orrantia en una entrevista con los medios de comunicación. Foto: TOMADA DE X

Programa de crianza en cautiverio ha reproducido a cien papagayos de Guayaquil

Orrantia afirma que han logrado reproducir a unos cien individuos, de los que han liberado en su hábitat natural a cerca de 30 papagayos de Guayaquil desde el 2016.

“Tenemos cerca de treinta en la Fundación Rescate Jambelí (ubicado en una propiedad del sitio Limoncito en la vía a la Costa). No todas las crías sobreviven. Las parejas pueden tener hasta tres o cuatro polluelos por periodo reproductivo (que es una vez al año), pero solo uno por lo general sobrevive”.

Las liberaciones se han realizado en el Bosque Protector Cerro Blanco y las reservas en la cordillera Chongón Colonche de la Fundación Jocotoco, entre Ayampe y Las Balsas.

No todos son aptos para la liberación, entonces hacemos una selección. Tenemos ocho parejas conformadas de las que la mitad se reproducen, unos años sí, otros no”.

La reproducción es compleja ya que es un ave monógama, encuentra una sola pareja y con ella se queda toda la vida.

“Hay proyectos como el de George en Galápagos que con un individuo trataban de hacer todo. Diría que este programa (de crianza en cautiverio del papagayo de Guayaquil) es uno de los proyectos de conservación más importantes del Ecuador continental”, dice Orrantia.

A los ejemplares rescatados se los adapta a la dieta desarrollada para el proyecto y se espera que con el manejo adecuado se reproduzcan.

A cada ejemplar liberado se les coloca un dispositivo satelital que son costoso, dice Orrantia. Su valor va de $3.000 a $5.000.

Rafaela siempre visita a Thomás. “En este último año lo he visto al menos una vez. Me causa mucho gusto que la gente de Guayaquil, Samborondón y los alrededores pueda tener esta experiencia de conocer una especie que casi no se ha visto, tal vez solo en (el Bosque Protector) Cerro Blanco en los últimos veinte años”

Grecia Robles, veterinaria del Parque Histórico de Samborondón, cuenta que Thomás y el resto de aves pasan en el día al pie de los senderos para que sean vistos por los turistas, pero en la noche duermen en el área de cuarentena.

“Es un animal difícil de encontrar en cautiverio. Está aquí para hacer educación ambiental”, reconoce.

Los animales del Parque Histórico de Samborondón han sido rescatados del tráfico de especies o porque quedaron heridos por alguna situación. “Acá no tenemos la visión tradicional de zoológico de exposición meramente, sino tratamos de tener pocos animales, altos estándares de bienestar, espacios amplios, buenas dietas. Tratamos de recrear el ecosistema y que la gente aprenda de lo que podría ver en el hábitat natural”, asegura Robles.

Cerro Blanco, remanente de bosque seco tropical en Guayaquil, acechado por la deforestación

Thomás sobre uno de los árboles del Parque Histórico de Samborondón. Foto: CORTESÍA

Bosque Protector Cerro Blanco, uno de los últimos refugios del guacamayo de Guayaquil

La cordillera Chongón Colonche, que transcurre desde el interior y bordea la costa entre las provincias de Guayas y Santa Elena, es el hábitat del papagayo de Guayaquil, subespecie única y endémica.

Y el Bosque Protector Cerro Blanco es una de las áreas protegidas de esa cordillera, donde los guardaparques aún escuchan a las parejas de papagayos entre junio y julio de cada año cuando buscan los pijíos para anidar.

Es la única especie de árbol que utilizan para el proceso de anidación. También consumen sus frutos, dice el biólogo Paúl Cun, técnico de biodiversidad de la Fundación Probosque, ONG que administra Cerro Blanco y tiene en su logo una imagen de la subespecie.

Cun llegó a esta área protegida privada en 1999, cuando ya era difícil observar un papagayo de Guayaquil en estado silvestre.

La Estrategia para la conservación del papagayo de Guayaquil del 2005 describe los lineamientos para salvar a la subespecie, como la reforestación o restauración del hábitat.

Casi veinte años después hay avances, asegura este investigador, pero no es suficiente. “A partir de allí no se ha evaluado cuál es el trabajo y los resultados conseguidos. Creo que una de las instituciones que realizan las acciones debería dar seguimiento y control de la iniciativa”, asegura.

La última vez que Cun observó una pareja fue en 2010, en la parte alta de Cerro Blanco, como parte de una investigación para identificar nidos en estado natural y protegiéndolos. Desde entonces solo hay reportes de que siguen allí, por los sonidos que emiten.

Otro de los árboles del que obtienen comida es el amarillo, un árbol maderable del que brota un fruto llamando samara.

Tanto el pijío como el amarillo del bosque seco han sido talados, lo que marcó el devenir del hábitat natural de la subespecie de la que es parte Thomás. (I)