Nota de la Redacción: Reproducimos el pódcast ‘Entre dos’, de EL UNIVERSO, con Arianna Tanca, para quienes prefieren leer. También puede verlo en nuestra cuenta de YouTube.


Arianna Tanca es politóloga e investigadora y además fue observadora electoral en los comicios del 15 de octubre de 2023. Invitada al pódcast ‘Entre dos’, de EL UNIVERSO, hace un análisis sobre el presente y futuro de la primera fuerza política del país, la Revolución Ciudadana de Rafael Correa, y del naciente liderazgo de Daniel Noboa, presidente electo de los ecuatorianos.

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Del flamante mandatario dice que todavía tiene el desafío de construir una base fiel de votantes. Sostiene que uno de los factores por los que la derecha gana en Ecuador dos elecciones consecutivas es porque en la izquierda no hay un partido que logre aglutinar el voto de esta tendencia: “El correísmo no llama a toda la izquierda”.

¿Cómo viste el desarrollo de las últimas elecciones?

La verdad es que fue una jornada muy tranquila. Estuve una parte de la jornada en Guayaquil y otra en Quito, y estaba bastante ordenado, tranquilo, incluso en el contexto de inseguridad que estamos viviendo y los hechos que sucedieron en las cárceles antes de la elección. Había las autoridades electorales, una logística de primera, de la mano de los miembros de las juntas receptoras del voto, pero también de las fuerzas del orden público. El promedio que les tomó a las personas para votar es un minuto y medio, lo cual es bastante rápido.

Ya en el análisis político, ¿cómo viste la casi inmediata postura y aceptación de los actores políticos de los resultados?

Bueno, fue un resultado casi que copiado, copia al carbón, por así decirlo, de las elecciones pasadas; exactamente el mismo margen entre Daniel Noboa y Luisa González y, en su momento, Guillermo Lasso y Andrés Arauz. Y Andrés Arauz hizo exactamente lo mismo: él llamó al presidente electo en ese entonces, Guillermo Lasso, como a las ocho de la noche; reconoció su derrota. Sin embargo, en los días siguientes ya tenía una postura un poco más hostil con el presidente. Él fue invitado al cambio de mando y decidió no asistir; luego creo que incluso se desafilió de UNES, bueno, ya un problema interno de su organización. Pero, en este caso, el discurso de Luisa fue bastante emotivo.

Y fue incluso antes de que la presidenta del Consejo Nacional Electoral saliera a anunciar los resultados.

Correcto, Diana Atamaint a las ocho de la noche dio la rueda de prensa ya con más del 90 % de los votos escrutados diciendo que ya había un virtual ganador, y ella (González) salió un poco antes cediendo la victoria, incluso extendiendo la mano a trabajar juntos. Es exactamente lo que hizo Andrés Arauz, pero yo le quiero dar el beneficio de la duda, porque la Revolución Ciudadana tiene mucha autocrítica que hacer, y parte de eso y muchos de sus militantes, muchas de las personas que creen en el producto de la Revolución Ciudadana han sido muy abiertas sobre esto: que se necesita esta autocrítica, sobre todo aprender a trabajar con otros grupos políticos. Y bueno, en todos los acuerdos políticos se puede llegar a un consenso sin tener que sacrificar, digamos, lo esencial de un partido político.

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Hay algunos cambios frente a las elecciones del 2021. Por ejemplo, ahora el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, que fue auspiciado por la Revolución Ciudadana, ha invitado a una tregua, a un acuerdo. Luisa González salió con esta declaración, como decíamos, antes que el Consejo Nacional Electoral se pronunciara sobre los resultados. También el expresidente Rafael Correa anunció el martes en una red social que va a apoyar si hay una buena gestión de Daniel Noboa. ¿Hay una diferencia frente a lo que fue el 2021? ¿Son aires de madurez política o de esta autoevalución que se está haciendo la Revolución Ciudadana?

Definitivamente, hay un matiz y, en deber ser de una democracia, eso es lo que debería pasar. Sin embargo, yo soy un poco escéptica, porque lamentablemente nuestra política es muy canibalista. Y, de hecho, es correcto que el expresidente Correa diga que va a apoyar si hay una buena gestión; si no hay una buena gestión, no cabe un apoyo, sino más bien una crítica constructiva. Esperemos que sea así, porque es un gobierno corto en que las decisiones que se tomen tienen que ser quirúrgicamente pensadas, estratégicas; y, como el presidente electo no tiene una bancada mayoritaria, su bancada representa el 10 % de la Asamblea, necesariamente va a tener que trabajar con otras personas. Entre más apoyo pueda tener, más capital político pueda amasar y más legitimidad le pueda dar a su gobierno, eso le va a dar estabilidad, le va a dar esa maniobra para poder ejecutar su plan de gobierno, sus propuestas, en tanto en cuanto él pueda generar el bienestar que la ciudadanía requiere. Lamentablemente, todos sabemos que nada ocurre del día a la mañana, pero el presidente electo ahorita tiene dos cosas en contra: las expectativas ciudadanas sobre él y el tiempo. Entonces, tiene que utilizar el tiempo para, lo más pronto posible, generar bienestar a la ciudadanía y que pueda prolongar, entre comillas, esta luna de miel que en este momento tienen los ciudadanos con el presidente electo; tienen como una suerte de esperanza; y, si él logra ejecutar y ser pragmático y darle a la gente todo lo que necesitamos, que es seguridad, empleo, lo que él mencionó en campaña, eso le va a permitir generar estabilidad, y esa estabilidad generar capital político, y ese capital político que sea músculo político para negociar dentro y fuera de la Asamblea.

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Arianna, antes de la elección decías: “Lo fácil será ganar la elección el domingo; lo verdaderamente difícil empieza el lunes”. El martes vimos al presidente electo reunido con el presidente saliente, Guillermo Lasso, en el inicio de una transición. Ha pasado en los últimos gobiernos: se han reunido, ha empezado la transición; pero, una vez que llega a ejercer el cargo, se rompe totalmente y se cuestiona lo que hizo el antecesor. ¿Qué nos dice que va a ser diferente esto?

Definitivamente, la gestión del Gobierno saliente le va a pesar al presidente electo, porque él tiene, como decía hace un momento, las expectativas, varias expectativas, una de esas es que es la cara nueva de la política, que es joven, que no quiere hacer una política polarizada, sino más bien de consensos; pero también tiene que demostrar que no es el continuismo del Gobierno que se va, porque eso va a minar su credibilidad, eso va a minar su estabilidad y, en el mínimo tropiezo, como decía, lamentablemente aquí la clase política es muy caníbal, entonces, al mínimo tropiezo pueden aprovechar para intentar deslegitimar al Gobierno, como ya lo hemos visto en varias ocasiones, en varios gobiernos, de izquierda y derecha.

Ahora, nuevamente, es un periodo muy corto de gobierno, y yo creo que desde ya el presidente electo tiene que reunir toda la información que el presidente saliente le va a dar sobre el estado de las finanzas públicas, un montón de cosas, de información sobre la Administración pública con la que, de esa manera, él va a poder saber en qué estado está recibiendo el país. Y ahí, ¿qué es lo que podemos esperar? Cuando sea el cambio de mando nos van a decir mucho los primeros decretos que él firme. Se ha hablado mucho de una consulta popular; veremos si es que en esos primeros decretos está el tema de la consulta.

¿Cuáles deben ser las prioridades del presidente electo una vez en funciones? Ha hablado de la consulta popular, de la tabla de consumo de drogas, de una reforma laboral para mejorar el problema del empleo.

Yo creo que hay dos temas prioritarios para la ciudadanía: seguridad y empleo. Seguridad y empleo; y, si le ponemos uno, inversión social, que tiene que ver con salud, educación, la infraestructura, acceso a servicios públicos, toda esa parte. Yo creo que esos son los tres temas que tiene que priorizar, porque no hay tiempo para más.

Y no hay tiempo considerando que, si convoca a una consulta popular, casi casi a la par se iniciaría la campaña electoral del 2025.

Correcto, ya en febrero se inicia un nuevo ciclo electoral. A ver, vamos, los ecuatorianos vamos a ir a cuatro votaciones en menos de un año; eso también tiene un impacto económico. Yo creo que también hemos pasado por un momento de una fatiga electoral. Entonces, si bien la consulta popular es una herramienta importante, justamente escuchaba una entrevista de un vocero del Gobierno entrante: decía que la consulta popular sería un instrumento que se utilizaría en tanto en cuanto no se logre llegar a un acuerdo en la Asamblea. Entonces, eso me parece que es sensato, porque igual una consulta popular requiere de tiempos. Si el (nuevo) Gobierno quiere convocar a una consulta popular, desde ya tendría que estar redactando el decreto y los escritos que tienen que pasar por la Corte Constitucional, porque tiene sus tiempos: una consulta popular son entre tres, seis, hasta ocho meses. Entonces, no es tan rápido. Entonces, sí me parece acertado el comentario que hacía el vocero, pero también noto un problema porque, en cambio, la vicepresidenta habló de temas que ya se iban a incluir en la consulta. Entonces, me parece que hay un tema de vocerías que no están alineadas, que podríamos sospechar que hay una especie de quiebre interno.

¿De quiebre o, a la larga, también una falta de experiencia política? Porque Daniel Noboa es joven, su entorno es joven, vemos muchos rostros nuevos que van a la Asamblea; también puede ser esa falta de experiencia, que además la van a necesitar dentro del Legislativo donde no llegan a los quince asambleístas.

Yo le voy a dar el beneficio de la duda y espero que sea un tema de que acaban de llegar. Están un poco administrando el triunfo, pero no quisiera de una señalar a que vienen de un lugar de inexperiencia o de improvisación; porque, lamentablemente, si el gobierno va a girar hacia esa vía, estos 18 meses van a ser en vano. Estos 18 meses suena poco, pero el tiempo es oro, y es tiempo suficiente, o para sentar las bases para la prosperidad del país y poco a poco ir superando esta crisis que nos golpea en diferentes dimensiones, o para profundizarla más, porque yo creo que todos los ecuatorianos estamos de acuerdo en que en 18 meses no se van a reparar las cosas del país, y probablemente no vamos a necesitar ni un año ni dos ni cuatro; yo creo que se nos viene una década muy dura, porque, veamos, nuestros países vecinos, que han pasado por las manos del narcotráfico y crisis similares, ¿cuánto tiempo les ha costado? Ni siquiera eliminarlo, por lo menos controlarlo. Veamos el caso de Colombia.

La politóloga Arianna Tanca, estuvo en el pódcast 'Entre dos', para analizar las consecuencias de las elecciones del 15 de octubre de 2023 para los principales actores politicos de estos comicios. Foto Jorge Lozada

Y que no se lo hace solo; se requiere de todos los actores políticos, sociales, de la academia...

Exacto, una sinergia, y que no solo tiene que ser una acción regional, porque el narcotráfico no es que nace en un país: es una red que se teje a nivel mundial. Lastimosamente, Latinoamérica es no el que pone el pecho a las balas; pone la sangre. Entonces, tiene que haber cooperación internacional, cooperación regional; tiene que existir voluntad política por todas las partes; tiene que existir un consenso en cuanto a cómo vamos a abordar la inseguridad, si es que es desde una forma estructural o de desde una forma de mano dura, entre comillas. Yo no creo que son excluyentes; yo creo que pueden ir de la mano, pero es importante la planificación, la ejecución y la inversión; porque, si no hay planificación, es perder el dinero; si no hay ejecución, es como decir que quiero algo pero no trabajo para ello; y si no hay inversión, entonces, no hagan nada. Entonces, se necesita mucho dinero en este momento.

Arianna, como análisis político, ¿del éxito del Gobierno de Daniel Noboa depende el futuro de la derecha e inclusive del correísmo?, ¿o es una cruz muy pesada que se le quiere poner al nuevo presidente?

Es una gran pregunta. Yo creo que uno de los desafíos más grandes que tienen las dos tendencias del país es que, en muchos casos, la elección se torna al voto válido: “¿Sabes qué?, no me convence mucho tu proyecto, pero no quiero votar por el correísmo”. Entonces, no hay realmente un voto de convicción. No digo que Daniel Noboa no tenga una base fiel, pero tenemos que ser sinceros: muchos de sus votos son, entre comillas, prestados, porque recordemos cómo empezó la primera vuelta, con alrededor de 4 %, 5 %, y ahora es presidente. Entonces, y mucho de eso fue respuesta de coyuntura que ni su misma campaña lo esperaba, aspectos como el lamentable asesinato de Fernando Villavicencio, la actuación en el debate, que su actuación, ¿por qué nos llamó la atención?, porque fue el único que respondía las preguntas, que hablaba de propuestas, así sean malas propuestas, así haya hablado piedras; pero estaba Otto (Sonnenholzner), que se intentaba deslindar del Gobierno donde él fue vicepresidente; (Jan)Topic, que se intentaba deslindar del correísmo; Luisa, que solo hablaba del pasado; Bolívar Armijos, que no cachaba las preguntas; Yaku (Pérez), que hablaba del ecuavóley y el whisky, ¿no? Y sucedió todo el tema de “¿Quién es el candidato de Construye?”. Todo eso. Entonces, mientras unos se peleaban, Daniel Noboa entró por el lateral y metió tres goles y llegó a la segunda vuelta. Y entonces arrastró muchos de esos votos que “Bueno, a falta de que mi candidato esté en segunda vuelta, voto ti”. Entonces, él todavía tiene un desafío de construir una base fiel de votantes.

Entonces, ¿por qué triunfa la derecha? Entre otros factores, pero para hablar del que yo creo que es más visible, es porque en la izquierda no hay un partido que logre aglutinar el voto de izquierda. El correísmo no llama a toda la izquierda. Pachakutik llama a votar nulo, aunque ni le hicieron caso las bases, porque el voto nulo está incluso mucho menor que en las elecciones pasadas y por debajo del promedio nacional. La Izquierda Democrática... Y no hay otro partido que le enfrente en la izquierda, y no logra aglutinar ese voto de izquierda.

¿La Revolución Ciudadana es Rafael Correa como líder y los demás son votos que se suman por él?

Estamos viendo que Rafael Correa es la bendición y la cruz del correísmo porque le permite tener una base fiel, pero no le permite avanzar de ese 47 % que está acumulando en dos segundas vueltas consecutivas que apenas tienen meses, bueno, años de diferencia. Entonces, eso quizás nos está mostrando que este clivaje del correísmo y anticorreísmo sí está presente; sí es importante, pero no es suficiente. Entonces, sí, hasta cierto punto te ayuda a decir: “Sí, soy correísta o anticorreísta”, pero tienes que trabajarla muchísimo más allá para poder ganarte ese voto. Y en ese caso, en el caso correísmo ya vimos lo que pasó; en el caso de Daniel Noboa no hay que interpretar estos resultados como “Todos los que votaron por él son el voto duro de él”.

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¿Es un nuevo líder que realmente se va a probar en la Presidencia de la República?

Exacto. Entonces, el voto que está recibiendo la tendencia del centro a la derecha es por descarte, por así decirlo, lamentablemente. ¿Y por qué triunfa en este momento? Entre otros factores, no digo que sea el único, porque el partido de izquierda, que es dominante, no logra aglutinar el voto de la izquierda.

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Tampoco se ha desgastado por completo el partido de la Revolución Ciudadana o el correísmo, porque se mantiene igual: la diferencia entre primera y segunda vuelta fueron un poco más catorce puntos, tanto en el caso de Luisa como de Andrés Arauz

Yo creo que es un error decir que el correísmo está muerto. Si algo hemos visto es que, cuando se quebró Alianza País, surgieron como el ave fénix, crearon un partido político y tuvieron una participación bastante buena en las seccionales de este año. Creo que es muy apurado para decir que es la muerte de la Revolución Ciudadana. Sí, definitivamente es un golpe fuerte; pero, si hacen los deberes, por así decirlo, que es esta autocrítica y de pensar la política en el año 2023, no seguimos en el 2006, si, entonces eso, lo que siempre sale y les pasa a todos los partidos políticos, típica: la renovación de los cuadros, de entender la política, los jóvenes no quieren confrontación, sino que quieren consenso, todos esos hallazgos que han salido en esta nueva elección, que por supuesto hay mucho que hablar, desenvolver y analizar, porque ha sido realmente una elección histórica por el contexto y porque es la primera vez que tenemos una elección anticipada desde la Constitución de Montecristi, pero también muy atípica. Definitivamente, en mayo, que se decretó la muerte cruzada, creo que nadie se esperaba esto.

¿Cuál es el papel político de Daniel Noboa en este momento histórico?

Él lo que tiene que hacer es un liderazgo fuerte, y esto no solamente es hablar de mano dura. No imaginamos una dictadura ni nada de eso, pero un líder que logre que todos los actores de poder, no solo en la Asamblea, sino Gobierno local, Gobierno nacional, instituciones como el Consejo de Participación Ciudadana, el Consejo Nacional Electoral, el Consejo de la Judicatura, es decir, toda la institucionalidad remar hacia un mismo lado, que es sacar al país del bache en donde estamos. Salir poquito a poquito del hueco. Pero, si no se hace un esfuerzo con todos los actores políticos e institucionales, va a ser como arar en el mar y va a estar remando solo. Entonces, necesita ese capital político y necesita tener ese liderazgo de poder sumar que todos los esfuerzos vayan a ese mismo objetivo, que es la prosperidad del país, porque el presidente puede hacer muchas cosas, pero digamos que en la justicia seguimos teniendo la justicia que tenemos; es en vano. Entonces, creo que su rol es ser el capitán de un barco que se está hundiendo, pero que le toca remar hacia adelante, a como dé lugar, pero hacia adelante.

La Revolución Ciudadana tiene el bloque mayoritario en la Asamblea Nacional. ¿Cómo trabajar en este sentido cuando el presidente saliente hablaba de que la Asamblea Nacional era su piedra de toque, que no lo dejaba avanzar en sus propósitos y en las leyes que requería para cumplir su plan de gobierno?

Yo creo que las democracias funcionan a través de los consensos y hay que hablar con todas las tiendas políticas, con todos los partidos políticos; eso no significa que se tiene que hablar de impunidad o algunas cosas que crucen las líneas éticas y morales, pero sí se pueden hacer acuerdos básicos, sobre temas básicos que necesita el país, la bendita “agenda país” de que se ha hablado desde hace dos o tres años en que entró en funciones Guillermo Lasso. Ahora tenemos mucho que tener en cuenta cómo se desarrolla el contexto electoral en la coyuntura política, que no lo podemos extrapolar. Tenemos que ver, por ejemplo, qué está pasando en el Consejo de Participación Ciudadana: ya no está la mayoría de la “liga azul” que se llamaba; hay un cambio de poder ahí. ¿Qué está pasando en el Consejo de Judicatura? Ahí hay otro cambio de poder, que son dos instituciones donde también se genera gobernabilidad. Entonces, la gobernabilidad no solo está en la Asamblea, sino en estos espacios satélite de poder. Si el presidente electo sabe manejar esas fichas, puede manejar sin problema la Asamblea. La cosa es que sepa jugar ese ajedrez político. Y si se siente que el presidente tiene poder, yo no dudo que personas del bloque del correísmo, así como de otros, se declaren independientes y voten con una bancada del Gobierno.

Dentro de esa gobernabilidad, ¿cuánto juega la ciudadanía? Porque la diferencia entre Daniel Noboa y Luisa González fue de apenas tres puntos con doce, según los resultados con el 99 % de actas válidas escrutadas.

Eso incluso podría estar dentro del margen de error de cualquier encuesta. Esteeee... Por eso, el presidente electo necesita generar ese capital político, y ese capital político también tiene mucho que ver con la opinión pública, esas cifras de aceptación, porque muchas veces se maneja a través de la percepción ciudadana: si se percibe que es un Gobierno débil, se activa el canibalismo político; si se percibe que es un Gobierno fuerte, todo el mundo va a querer estar con el Gobierno.

A lo mejor eso es lo que quiere demostrar Daniel Noboa con la convocatoria a la consulta popular cuando todavía tenga una alta popularidad...

Sí, la puede utilizar como una estrategia de legitimación, porque las consultas populares en el país tradicionalmente se han utilizado para eso, para un poco darle un baño de legitimidad al Gobierno. Cuando Fabián Alarcón se posesionó tras toda la polémica que hubo alrededor de su Presidencia, la pregunta cuál fue: “¿Está usted de acuerdo con que yo sea presidente?”, casi. Entonces, siempre es una herramienta del Ejecutivo para legitimarse. ¿Y qué es lo que hace la consulta popular? Siempre se tocan temas que son como ositos de peluche; nadie puede decir que no. Pero ahora, nuevamente, si el Gobierno no se percibe como fuerte, consolidado, se puede activar lo que pasó en la consulta popular de febrero, que no fue qué preguntaba sino quién preguntaba, y por eso ganó el No. Muchos lo vieron como sorpresa, pero, a ver, tenía una popularidad tan baja que era bastante obvio que iba a existir un voto de rechazo, más allá de los temas que se trataban. Entonces, ese es un riesgo que también puede correr el presidente. Pero, por eso, es muy importante que, si quiere triunfar y matar dos pájaros de un tiro, y esto es legitimarse y hacer una reforma política, tiene que tener un Gobierno popular, tiene que tener un Gobierno que se perciba como fuerte, tiene que tener ese capital político.

¿Cómo ves la personalidad de Daniel Noboa? Porque cuando hablabámos de la campaña decías, en primera vuelta, el tema del debate. En la segunda vuelta, ¿somos tan triviales que una figura de cartón levantó de nuevo la popularidad y la intención de voto?

Yo creo que ese es un fenómeno que aún tenemos que irlo desencriptando, tenemos que irlo analizando, porque en sí mismo el triunfo de Daniel Noboa es un hecho atípico; o sea, nunca habíamos visto un crecimiento en sesenta días, más de 60 días que ha durado esta campaña, esta campaña que fue flash. Ese crecimiento en la intención de voto es algo atípico y hay que irlo desencriptando poco a poco.

Yo tengo una hipótesis de que más bien la votación viene del lado del voto útil, por la activación también del anticorreísmo; también por el candidato nuevo, que no representa a la política tradicional. Entonces, veamos también en qué nivel influenció. Sería muy interesante ver cuánto influenciaron las redes sociales en el voto, porque una cosa es que yo puedo ir a cogerme el Daniel de cartón, subir al TikTok, subir a mi Instagram, pero no necesariamente quiere decir que voy a votar por él. Yo compartí videos de Daniel, he compartido videos de Luisa González, y eso no significa que yo sea militante de cualquiera de los dos partidos.

Entonces, queda en incógnita por quién votaste. No te voy a preguntar; el voto es secreto. Muchas gracias, Arianna Tanca, por acompañarnos en este Entre Dos. (I)