Han transcurrido tres días desde que el presidente Guillermo Lasso firmó el decreto de la muerte cruzada con el que disolvió a la Asamblea Nacional, acogiéndose al artículo 148 de la Constitución y argumentando la causal de grave crisis política y conmoción interna.
Lasso ahora gobierna por decretos-leyes de urgencia económica en un contexto donde se planifican las elecciones para presidente y legisladores, las cuales deben realizarse hasta el 20 de agosto.
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Según la Constitución, Lasso puede postularse en estos comicios anticipados, pero el mandatario lo descartó y aseguró que no le importa quién lo reemplace en una entrevista con The Washington Post. Lasso dijo que su partido planea nominar a un candidato.
Sin embargo, en el 2022 pensaba en una reelección en 2025. Y así lo dijo en una entrevista en CNN: “yo creo que es casi una obligación inevitable”, cuando el periodista Juan Carlos López le preguntó “¿quiere seguir Guillermo Lasso al frente de Ecuador en 2025?”.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, mencionó que el mandatario tras la muerte cruzada sí podrá ser candidato, en caso de decidirse. Y ese periodo que culmina en 2025 no cuenta como una reelección.
“(Este proceso) no cuenta como reelección, lo dice una sentencia de la Corte Constitucional y es para completar el periodo. Pueden participar los asambleístas cesados (y el Ejecutivo)”, comentó Atamaint en una entrevista en Teleamazonas.
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En caso de que Lasso anuncie que será candidato deberá pedir una licencia sin remuneración desde el inicio de la campaña electoral, según el artículo 93 del Código de la Democracia. No obstante, analistas políticos opinan que Lasso –antes de la campaña– podría convertirse en presidente y aspirante a la vez. ¿Por qué?
“Ya hemos visto, que desgraciadamente en Ecuador, los candidatos que quieren reelegirse (estando en un cargo de elección popular), puedan utilizar las plataformas gubernamentales para generar políticas que favorezcan su imagen. Lo vimos en el correísmo que abusó de la infraestructura pública para sostener su candidatura y eso realmente puede llegar a ser perjudicial”, opina el analista político Cristian Carpio.
Carpio explica que existe una línea delgada entre la administración pública y la candidatura de un funcionario. “Podría ser que la política pública esté direccionada con fines proselitistas y no necesariamente para atender a las quejas que acontecen a los ciudadanos”, menciona Carpio y añade que no se usarían adecuadamente los recursos del Estado y se los aprovecharía con el fin de ganar votos.
Por eso Carpio, indica que el escenario actual no le favorece a Lasso para que sea candidato presidencial y que lo correcto es analizarlo. Con esto concuerda Gonzalo Albán, coordinador del Centro de Estudios Sociopolíticos de la Universidad Ecotec. “No le beneficia. El presidente no logrará el pacto positivo si es que este pensara que podría lograr en un nuevo proceso electoral, más bien el presidente debería estar planificando lo que podría venir después”, opina Albán.
Y otro de los motivos, según Albán, que no favorece al Ejecutivo es su poca popularidad. Lasso tenía el 78,29 % de imagen negativa y 21,71 % piensa lo contrario, de acuerdo con una encuesta realizada por la empresa Click Report a 1.900 personas de Quito, Guayaquil, Cuenca, Manta y Portoviejo en marzo pasado.
“Sabe que tiene un nivel de aprobación afectado y que probablemente no cuente con el respaldo popular suficiente para reelegirse. El presidente analizará sus números, hará encuestas y ojalá no le mientan esta vez y se candidatice en este nuevo proceso para medir fuerzas con quienes se instalarán como oposición”, señala Albán y agrega que este tipo de escenarios generaría una reformulación de fuerzas políticas.
“Quizás en este proceso veamos una dispersión, lo cual restaría el peso de estos actores y permitiría el ingreso de otros. Es ahí cuando empezamos a ver a los nuevos candidatos que empiezan a florecer. Pero ya en la práctica, en un proceso tan apresurado como este, veremos lo que se filtra y que es la democracia que permita quien llegue a los puestos de poder”, comenta Albán.
No obstante, Carpio indica que esa proyección puede cambiar, salvo que Lasso ejecute acciones en seguridad, que es el asunto más preocupante para los ecuatorianos. “Lo único que podría cambiar es que si el presidente en estos pocos meses que quedan antes de la elección, logre dar un giro al timón de 180 grados e impulsar por ejemplo acciones que sean contundentes en materia de seguridad, acciones más populistas en términos económicos con visión social y lograr justamente reducir ese descontento que ha existido”, sostiene Carpio.
Y coincide Íngrid Ríos, docente e investigadora de la Universidad Casa Grande, que ve complicada una candidatura, pero no imposible. “Esto implicaría que en los próximos meses que quedan, antes de las elecciones, pueda darle un giro grande a su administración, que se vea reflejado en acciones que logren ayudar a resolver (en cierta medida) las problemáticas más apremiantes como la inseguridad, violencia y economía. Sin embargo, esto no sería una gestión fácil. Otra opción, de querer correr como candidato, es realizar alianzas estratégicas con actores que cuenten con credibilidad y apoyo popular”, piensa Ríos.
Aunque Albán menciona que las alianzas no son el “fuerte” de Lasso y que para ello, requería de un buen operador político. “A lo largo de estos dos años, el presidente pudo haber formado y fortalecido alianzas, pero no es capaz de formarlas y de cumplir con los acuerdos”, señala Albán y pone como ejemplo el pacto que se quebró entre CREO y el PSC por no respetar el acuerdo legislativo: “Y vemos que hay algo que carece en el gobierno y es la operación política. No tiene un operador político que pueda consolidar dichas alianzas”.
En cambio, Carpio sí ve una salida con la unión de más fuerzas políticas en el terreno electoral y a su juicio es la única forma que Lasso tiene para subsistir. “Eso podría favorecer, tener un bloque más nutrido de asambleístas que hagan contrapeso a quien pueda ser presidente y no haya tanta dispersión”, sostiene Carpio. Y Albán recomienda que esa derecha ya tenga una ideología más de centro.
Henry Cucalón y Sebastián Corral, en la ‘mesa chica’ del presidente Guillermo Lasso
Ríos apunta que otra estrategia es valerse de cuadros fuertes que posee en los ministerios para este próximo periodo electoral. Y aquí Carpio cree que pueden ser Henry Cucalón, ministro de Gobierno, y Juan Carlos Holguín, excanciller.
“No se presenta un buen escenario si es que Guillermo Lasso decidiera candidatizarse, debido a la deficiente gestión que ha tenido como presidente, y a la poca representación que tiene su partido CREO en estos momentos”, sentencia Ríos. (I)