Los habitantes de Metrópolis I, urbanización ubicada en el noreste de Guayaquil, realizaron un plantón pacífico el pasado 12 de julio en las inmediaciones del Cuerpo de Bomberos situado en la autopista Terminal Terrestre-Pascuales, ante la maquinaria pesada que ingresó en las faldas del Bosque Protector Cerro Colorado, próximo a esta ciudadela.

Georgina Cruz, presidenta de la urbanización, indica que detectaron por primera vez el ingreso de gente y maquinaria al cerro el año pasado. Recientemente observaron más movimiento, por lo cual consultaron al personal que se encontraba en el lugar. Ellos respondieron que el terreno era propiedad privada y que se iba a realizar un nuevo proyecto urbanístico en la zona.

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“Nosotros teníamos entendido que el espacio que se habían tomado, parte de la falda del cerro, correspondía a la urbanización Metrópolis I, y que el resto no se tocaría porque era un bosque protector”, añade Cruz. Esos predios, continúa, habían estado desocupados por años.

La maquinaria se retiró este miércoles 19 de julio, pues completaron sus tareas de marcación de hitos y desbroce de la maleza.

Según un documento emitido por la Dirección de Control de Edificaciones, Catastro, Avalúos y Control Minero del Municipio de Guayaquil, el 23 de noviembre de 2022, los predios sobre los cuales se realizaron los trabajos son propiedad de la empresa Wilperri S. A., dueña de los terrenos en representación de la familia Herrera, según Federico Oviedo, representante de esta compañía.

El mismo documento, dirigido a Yankele Herrera, especifica que se autorizaron las operaciones de marcación de hitos, limpieza y desbroce en los terrenos, mas no de edificar ni de mover tierra.

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Oviedo confirmó que se construirá una nueva urbanización que lindará con Metrópolis I y tendrá alrededor de 700 casas. Afirma que la compañía Wavin Pavco está realizando un estudio hidráulico en la zona, que detalla el efecto de una eventual construcción en cuencas de agua circundantes. “Lo demás lo determinará el Municipio, Interagua”, añade. También están efectuando un estudio de suelos.

Un documento emitido por la Municipalidad de Guayaquil con fecha del 13 de julio pasado evidencia que la entidad realizó una inspección del lugar el 11 de julio último. En esta visita de campo se determinó que las actividades realizadas dentro del predio no intersecaban con el área protegida Los Samanes, que incluye al Bosque Protector Cerro Colorado, es decir, no se hicieron dentro de los límites de la reserva.

“Hemos hecho más de lo que tenemos que hacer”, dice, respecto a las consideraciones ecológicas previas del proyecto. Refiere que también hicieron un inventario de los árboles del lugar, pues todavía hay unos quemados resultantes de un incendio forestal que ocurrió el año pasado, y han resembrado casi una hectárea con vegetación nueva.

Ahora los habitantes cercanos a la futura construcción esperan respuestas del Municipio de Guayaquil respecto a los permisos específicos que fueron emitidos y cuál es la delimitación exacta del área que constituye el Bosque Protector Cerro Colorado.

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La Dirección de Ambiente y Preservación de Áreas Verdes del Municipio de Guayaquil le prometió a Cruz que emitirán un informe sobre esta futura construcción.

Los moradores de Metrópolis I también están preocupados por una zanja anegada en el sector, pues se ha convertido en un criadero de mosquitos. “El agua no tiene cómo avanzar a la zanja de desfogue y luego a la terminal Pascuales, los mosquitos nos llevan en peso. Con el fenómeno de El Niño eso se puede rebosar y afectará a la urbanización, empezará a resurgir el agua debajo de las calles”, subraya Cruz.

Para Julián Pérez, docente e investigador de la facultad de Ciencias de la Vida de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, existen una serie de posibles impactos resultantes de una futura construcción cerca del Bosque Protector Cerro Colorado.

“A pesar de que no se construya en un área protegida, no significa que los animales se quedan solo en el área protegida, ellos no tienen noción de eso. Va a haber fauna desplazada hacia zonas con vegetación o a áreas urbanas pobladas, lo cual generará conflictos entre animales y personas”, señala Pérez.

El ruido, continúa, es otro factor a considerar, pues “hay muchos estudios” que demuestran que el generado por actividades humanas (como construcciones) es disruptivo para el comportamiento de aves y mamíferos.

“Lo primordial es que haya un estudio independiente para ver qué tipos de organismos y especies hay, si es que hay plantas de importancia o no... el bosque seco tropical tiene una diversidad importante de plantas y aves endémicas, todo eso puede verse afectado”, subraya Pérez.

El investigador pone de ejemplo al perico cachetigris (nombre científico Brotogeris pyrrhoptera), que está en la categoría de vulnerable, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, como una de las especies que podrían ser afectadas.

¿Qué es un bosque protector?

El Bosque Protector Cerro Colorado, que comprende 325,43 hectáreas y es hogar de especies de aves como el gavilán sabanero y el periquito del Pacífico, es un área protegida desde 2005. El artículo 16 del régimen forestal ecuatoriano detalla que las funciones de un bosque protector son “conservar el agua, el suelo, la flora y la fauna silvestre”. Son zonas “no aptas para la agricultura o ganadería”.

El artículo 20 especifica que las únicas actividades permitidas dentro de los límites de un bosque protector serán:

  • Apertura de naves cortafuegos (para proteger contra incendios).
  • Control fitosanitario.
  • Fomento de flora y fauna.
  • Ejecución de obras públicas prioritarias.
  • Manejo forestal sustentable.
  • Actividades científicas, sanitarias y recreacionales.

Actualmente existen 238 bosques protectores en el país, que abarcan alrededor del 10 % del territorio nacional, según el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica. Estas áreas protegidas abarcan 2′261.000 hectáreas. (I)