Castellar de la Frontera es un pequeño pueblo del Campo de Gibraltar, en Cádiz, y cuenta con pocos habitantes. Recientemente, la Policía Española descubrió un auténtico centro logístico y tecnológico del crimen en este sitio.

Una organización delictiva, ya desmantelada, se dedicaba a fabricar y adaptar de manera artesanal artefactos en los que mover droga esquivando el control de los agentes. Las autoridades encontraron tres pequeños drones submarinos preparados para mover una carga de entre 150 y 200 kilos de drogas.

Estas pequeñas naves podían pilotarse sin tripulación, solo requieren del uso de una tablet y app que permiten vigilarlos a distancia.

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“Una persona en su vivienda podía controlar la ubicación y el lugar de atraque”, explicó Juan Antonio Sillero, jefe de la Unión de Droga y Crimen organizado (Udyco) de Algeciras durante un acto en el que se mostraron los semisumergibles.

Para elaborar estos dispositivos, dos sujetos, padre e hijo, utilizaban conocimientos sobre el manejo de helicópteros, combinaban el arte tradicional con la tecnología más sofisticada. Cada dron iba provisto de dos potentes motores. El submarino en el que trabajaban ya tenía destinatario: unos narcos franceses que querían usarla para transportar cocaína.

Además, en el operativo Los agentes se hicieron con 14 kilos de hachís (una potente forma concentrada de cannabis), ocho de marihuana, más de 157.300 euros en efectivo y seis drones aéreos de gran tamaño.

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