El economista y político Diego Borja Cornejo fue escogido por el movimiento Revolución Ciudadana (RC, lista 5) como el compañero de fórmula de Luisa González Alcívar para las elecciones generales del 2025, en una convención nacional que se hizo en Guayaquil el 10 de agosto de 2024. Fue ministro de Política Económica en el gobierno de Rafael Correa y director del Banco Central del Ecuador (BCE). Resalta como sus cualidades para su nominación sus conocimientos en economía, lo que fue reconocido por el líder de esta agrupación, Rafael Correa.

Asegura que el distanciamiento de Correa y de lo que entonces era Alianza PAIS en el 2012 es un asunto superado; pero, además, que nunca ha tenido una mala relación con el exmandatario: “Mi relación personal con Correa nunca se ha quebrado. Nunca”. Es más, lo evoca como un hombre tolerante. Borja, de 60 años, admite que por el momento es un precandidato a la Vicepresidencia y que estará dispuesto a ceder el espacio si sobresale otra figura política en el marco de una alianza electoral.

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De llegar a concretarse la inscripción de la candidatura en el Consejo Nacional Electoral (CNE) y ganar esta elección nacional, cree que, si no lo mandan de embajador a la Antártida, su fuerte estará en el manejo económico del país.

Guayaquil, sábado 10 de agosto del 2024. En el coliseo cerrado Voltaire Paladines Polo, la militancia del movimiento Revolución Ciudadana (RC5) realizó su convención nacional, en la que oficialmente anunciarán su binomio para las próximas elecciones. Fotos: César Muñoz/API Foto: API

¿Cómo se construyó su candidatura para luego ser parte del binomio presidencial?

Este es un proceso de llamado a la convergencia que se inició en marzo de este año. Podría decir que fui el primero en este periodo electoral de hacer el llamado a la unidad y a la alianza. Cuando surge la posibilidad del nombre de mi candidatura presidencial, yo digo: “Sí, yo asumo un reto tan grande en este momento del Ecuador si es que construimos una convergencia, si construimos una alianza donde esté la Revolución Ciudadana, otros movimientos sociales y políticos que puedan permitirnos, por un lado, ganar las elecciones, y también, tener una alianza política para gobernar”, porque el Ecuador vive un momento extremadamente complicado.

¿Cómo se dio ese acercamiento con el expresidente Correa, luego de esas diferencias que tuvieron en el 2012?

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Ahora es que sale a la luz esta relación, pero yo venía en estrecha relación con la Revolución Ciudadana desde el 2019. Lenín Moreno nos unió porque, cuando se dan las protestas de octubre del 2019, salgo a expresar mi punto de vista de oposición a una represión desmedida en contra del movimiento indígena y social. Eso nos juntó porque, al poco tiempo, los dirigentes como Paola Pabón y Virgilio Hernández fueron perseguidos. Luego, en el 2021, soy parte de la coordinación de la campaña de Andrés Arauz. Entonces, este proceso se ha hecho ahora público, pero ya venía con varios años de relación.

Es decir, ¿internamente su candidatura venía trabajándose desde hace varios años?

No. Es el vínculo el que ya se había venido realizando desde 2019. Porque ahora lo que ha salido a la luz es la crítica que le hago al Gobierno de Correa en los años 2012, 2015. Me hice eco, por ejemplo, de la crítica cuando se dio el problema con la casa de la Conaie. No estuve de acuerdo con eso y salí a decirlo. Y cuando se planteaba la reelección indefinida, tampoco estuve de acuerdo con eso y salí a decirlo. La crítica mía a Correa ha sido de frente, directa, cuando él era el hombre más poderoso del país, no cuando estaba en problemas. Hay mucha gente que ha salido a criticarle cuando Correa estaba perseguido, cuando estaba caído. Más bien, ahí entré a defender a Correa.

¿Qué pasó en estos últimos días para concretar ese binomio?

Fueron una sorpresa, porque había salido como precandidato para la Presidencia en marzo y quien lo anunció fue Pierina Correa. Empecé a trabajar la candidatura en función de una alianza. Incluso lo dije públicamente, de una alianza con Izquierda Democrática, con Centro Democrático, con Pachakutik, con RETO. Parecía en ese momento un sueño imposible, pero empezó a cuajar este proceso y se dio la reunión de las izquierdas. En ese contexto es que se va preparando la posible candidatura mía, sea a la Presidencia o a la Vicepresidencia. Pero al final se decide a puerta cerrada en el buró político. Luego, me llaman a informarme, y yo estaba fuera del país, en Bogotá. Me invitan a la convención, que era el sábado. Tomé un vuelo de última hora desde Bogotá a Quito y ahí estuve en la convención. Se anuncia la candidatura y, claro, la acepté. En algún sentido fue una sorpresa, porque no sabía que se estaba discutiendo mi nombre en la posibilidad de estar en el binomio.

Se hablaba de otros precandidatos, como Gustavo Jalkh, Paola Pabón y Augusto Verduga, y ninguno fue. ¿Qué se evaluó?

No he podido hablar políticamente con Correa. Hemos hablado muy poquito. Pudimos hablar más del detalle. Pero mi interpretación es que la RC entiende la gravedad de la situación del país; entiende que lo que estamos viviendo es un tema extraordinariamente complejo, malo para la mayoría de la gente. Y entonces se propone ampliar su abanico de representación, incorporando incluso a alguien que ha sido sumamente crítico y, de esa manera, callando también las voces que le han tachado a Correa de intolerante, de que no soporta la crítica, porque le está dando una muestra palpable de incorporación de alguien que incluso ha sido muy crítico.

¿Cuáles son esas cualidades que ven en usted?

“Por sus obras los conoceréis…”. Tengo una trayectoria en la que he aportado al país algunas cosas. Me jacto de dos. La primera es haber contribuido a recuperar el excedente petrolero en el 2006, cuando fui ministro de Economía del presidente Palacio; y creo que ese es un hecho extraordinario en mi vida, porque eso significó que al Ecuador le entre el 9 % del PIB de ingreso petrolero, que antes se llevaba a las transnacionales y que lo recuperamos y que se utilizó para escuelas, colegios, puestos de auxilio de la Policía, equipamiento, carros, etc., inversión pública. Y la segunda, haber podido hacer un reperfilamiento de la deuda externa en el 2009, que no fue una moratoria, sino que fue un reperfilamiento de mercado; tanto es así que el propio FMI reconoció ese hecho que hizo el Ecuador, incluso mejor que el que hizo Argentina, porque fue más beneficioso. Eso nos ahorró como $ 8.000 millones que fueron usados en inversión en salud, en educación, en infraestructura.

QUITO (13-08-2024).- Diego Borja, precandidato a la Vicepresidencia de la República por el movimiento Revolución Ciudadana, durante una entrevista con EL UNIVERSO en el norte de Quito. Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas.

¿Se podría decir que en este binomio Luisa González es el rostro, el acercamiento y usted el hombre fuerte en la economía?

No me quisiera adelantar a decir qué función tendría, porque eso es una potestad del presidente en el caso de que gane; en este caso, de la presidenta.

Que no lo manden a una embajada…

Que no me manden a la Antártida (risas). De lo que hemos conversado con Rafael Correa, él me decía: “Bueno, tu fuerte está en la economía. Hay que entender que hay una relación entre economía y seguridad. Sin recursos no se puede hacer seguridad. Entonces, hagamos aquí un equipo”. Claro, Luisa es la cara de la Revolución Ciudadana, es la confianza de la militancia, y probablemente puedo contribuir en estas otras cosas en las que tengo alguna experiencia.

¿Tuvieron un diálogo con Correa de algo así como “Hermano, te disculpo”?

(Risas). Esto viene de hace tiempo atrás. Mi relación personal con Correa nunca se ha quebrado. Nunca. Nosotros tenemos una relación muy antigua en términos de amistad, desde la época universitaria. Esto no es nuevo. Entonces, esa relación personal, a pesar de las discrepancias políticas, nunca se afectó.

¿Cómo va a llegar este binomio al electorado?

A través de dos cosas. La una, porque es una muestra enorme de madurez, de tolerancia, de generosidad, que no es común en la política ecuatoriana, porque es bastante odiadora; el odio como emoción no construye: destruye. La segunda es una cuestión muy pragmática, que es que el Ecuador tiene problemas serísimos que hay que resolverlos ya: la seguridad, el empleo, la salud, educación; son problemas concretos que requieren recursos, acciones inmediatas y eficacia. El gobierno de Daniel Noboa es muy ineficaz. Estamos ya octavo mes y algunos ministerios no han ejecutado ni un dos por ciento del presupuesto. El país no necesita ni cambio constitucional ni nuevas leyes: necesita eficacia. Si combinamos un acto de generosidad política y de tolerancia con la posibilidad pragmática de resolver problemas, creo que podemos llegar al electorado.

Habla del odio y de las críticas a Correa de que no es tolerante. Pero, al cierre de las primarias, él había mencionado que no serían candidatos aquellos que han respaldado a Noboa en la Asamblea Nacional o que no alzaron la voz por Jorge Glas. Ni siquiera su hermana, Pierina, fue incluida en las listas. En la práctica, Correa tiene otras actitudes.

Es una pregunta que en realidad debería ser para Correa, pero desde lo que yo interpreto, primero, todos los partidos, no solo la Revolución Ciudadana, tienen la absoluta legitimidad de tener agendas propias. Pero hay algo más grande que una agenda propia, que es la agenda Ecuador. Correa ha puesto por encima de una agenda partidaria, que la van a seguir haciendo, una agenda Ecuador, porque llama a alguien que fue supercrítico, que llegó a gritar “Fuera Correa, fuera…”. Entonces, ¿cómo le pueden decir intolerante a una persona que incorpora a alguien que estuvo tan fuertemente crítico en algún momento Ahí se cae a la boca realmente de quienes han señalado que Correa es intolerante. Usted puede llenarse la boca: “Yo soy tolerante, yo soy democrático”, pero, a ver, en los hechos te quiero ver.

¿Su candidatura está asegurada o podría haber cambios?

Por el momento, todos somos precandidatos. Mientras no haya una inscripción en firme, no hay candidatos: hay precandidatos. Es así el sistema electoral ecuatoriano. Entonces, hoy somos todos precandidatos. Y, si es que usted me pregunta sobre si estaría dispuesto a dejar el espacio para que otro venga en el marco de una alianza, por supuesto.

¿Y su relación con Luisa González?

Muy buena, excelente. No es de ahora. Tenemos una buena relación. Creo que Luisa es una excelente candidata a la Presidencia. Ella tiene varios méritos. Ella es portadora de la confianza de la militancia en la Revolución Ciudadana. Es una persona que en tarima y en territorio atrae. Es muy sensible, muy empática, muy emocional. Es una muy buena candidata y estoy ahí para ayudarla.

¿Cómo van a superar ese discurso de la traición?

Están dándose muestras muy claras. En un momento determinado, el Gobierno de Rafael Correa tuvo discrepancias serísimas con la Conaie y hoy se está incorporando a personas que vienen del movimiento indígena a las listas. Por ejemplo, Mireya Pazmiño, una persona muy cercana a Leonidas Iza, muy cercana. Esa es una relación muy clara, muy cercana hasta acá. Está incorporando a alguien como yo, que fui muy crítico. Está incorporando a otras personas a lo largo de todo el país que en su momento podrían haberse llamado desencantados, decepcionados o lo que sea. Creo que el llamado que se está haciendo desde la unidad es un gran valor en un Ecuador fraccionado, desunido y atravesado por el odio político.

La RC es crítica del Fondo Monetario Internacional (FMI). De llegar a ser electos, ¿qué haría?

Yo critico más que la Revolución Ciudadana. Soy el más crítico de la relación que se ha dado con el FMI, porque conozco de cerca ese tema. Alguien no va al banco a decirle: “Vengo a pedirles plata y ustedes pónganme las condiciones”, pero eso hemos hecho con el FMI. Hemos ido al FMI a pedir dinero, $ 4.000 millones, que no es poco, y hemos aceptado una condicionalidad de 42 puntos, que son todos puntos lesivos para la gente: aumento del IVA, aumento de precios de los combustibles, aumento de tasas de interés, aumento de tasa de participación a la seguridad social y aumento de años de jubilación, privatización de sectores públicos, disminución de inversión pública. ¿Qué de bueno hay para el Ecuador? Creo que tenemos todo el derecho para ir a renegociar un acuerdo con el FMI… Renegociar los términos. Decir: “Necesito la plata, pero déjame crecer”. El propio FMI está diciendo que este año el Ecuador va a estar estancado, lo que significa que no vamos a crecer. Y el próximo año, el 2025, tampoco vamos a crecer. ¿Cómo pagamos las deudas?

Y a la par del FMI está la reducción de ingresos con la no explotación petrolera en el Yasuní ITT.

Son mil millones de dólares aproximadamente, que si se le quitan más o menos los costos que eso nos implica, son $ 600 millones netos. O sea, no es una cantidad extraordinariamente grande como para quebrar la economía. Esos $ 600 millones podrían recuperarse si crece más y con una tasa incluso de IVA menor. Yo sería partidario de bajar el IVA al 12 %. Si vuelvo al 12%, esos 3 puntos porcentuales vuelven al bolsillo de la gente. Acá lo que han hecho es la vía fácil, porque Noboa es un facilista, el Gobierno de Noboa es muy mediocre, y yo tenía mucha esperanza, porque es un muchacho que ha estudiado en una universidad carísima, en Harvard. Esperaba más de él. Tenemos un ministro de Economía que dice que sería mejor no refinar nada de petróleo en el Ecuador y comprar todo en el extranjero. Parece un gerente de ventas de una empresa de importación de combustibles. El Ecuador es un país petrolero: tiene que refinar más. Los últimos años hemos perdido capacidad de refinación. Cuando nos están diciendo: “Quitemos el subsidio a los combustibles”, lo que estamos haciendo es subsidiar la ineficiencia.

¿Y por qué eso no se hizo cuando usted también estaba dentro del Gobierno de Correa?

Claro que sí lo hicimos. No movimos los subsidios. Al revés, aumentamos la capacidad de refinación de la refinería, aumentamos la producción petrolera. Yo me hago cargo de la economía del Ecuador en diciembre del 2008 y el precio del petróleo en julio del 2008 estaba en $ 114 el barril. En diciembre estaba en 19 dólares por barril. ¿Cuál era el riesgo en ese momento? De que se caiga la dolarización. Hablo con Correa y le digo que me hago cargo de la economía con dos condiciones. La una, no le vamos a fijar ninguna cosa dura a la gente, ni combustibles al alza ni IVA al alza, nada. Y segundo, vamos a defender la dolarización. Y lo logramos: en media crisis internacional, crecimos. Más de lo que ha crecido en estos años el gobierno de Noboa, de Moreno y de Lasso, sin crisis.

¿Es partidario de defender la dolarización?

Obvio, yo la defendí.

Porque en el movimiento sí ha habido ese discurso de desdolarizar, tener moneda propia o hacer los ecuadólares.

Creo que ahí hay un malentendido, algunas definiciones inoportunas, por decirlo así, inoportunas.

QUITO (13-08-2024).- Diego Borja, precandidato a la Vicepresidencia de la República por el movimiento Revolución Ciudadana, durante una entrevista con EL UNIVERSO en el norte de Quito. Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas.

¿Cuál es la propuesta o el análisis que se ha hecho sobre la institucionalidad, como el Consejo de Participación Ciudadana, la justicia...?

He dicho cinco ejes prioritarios: crecimiento y empleo, salud, educación, seguridad y recuperación de institucionalidad. Esto último porque un país que pierde la institucionalidad es muy permeable. Es indispensable recuperar la institucionalidad. ¿Cómo? Hemos tenido durante varios años un ataque institucional contra la Constitución; incluso hasta por decretos han violado temas constitucionales. Hay que volver a tener una institucionalidad coherente. ¿Será necesario una asamblea constituyente? Tal vez. Creo que una asamblea constituyente podría ayudarnos a rearmar la institucionalidad. Ahora, cuándo se la hace, cómo se la hace, en qué condiciones... es una discusión que ya tiene que ver con temporalidades políticas. Pero el resultado, el objetivo es recuperar la institucionalidad. (I)