Monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil y presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), habla de la expectativa que tiene la Iglesia católica sobre la gestión de las nuevas autoridades del país, a las que les pide mayor sintonía con las necesidades de los ciudadanos.

¿Cuál es la expectativa que tiene la Iglesia sobre las nuevas autoridades?

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Que las nuevas autoridades, tanto legislativas como las del Ejecutivo, se interesen un poco más en las realidades lacerantes y desafiantes que vivimos. Concretamente, el tema de la inseguridad que ha hecho que muchas familias abandonen la ciudad, el país, que cierren sus negocios... Y no solamente quedarse en el fenómeno y sus efectos, sino ir a las causas. También en la pobreza, en la corrupción, que son asuntos candentes, que exigen una pronta solución. Que no se queden en su burbuja, en su pedestal, mirando de arriba hacia abajo, sino que se acerquen, que compartan la vida con los más necesitados y escuchen la voz de los niños, de los jóvenes, de las familias sin trabajo, que no tienen para llevar el pan a la boca cada día. Que se sensibilicen y que las leyes estén al servicio de esas necesidades.

¿La Conferencia Episcopal ha tenido acercamientos con las autoridades electas? ¿O quizás hablaron con ellas cuando fueron candidatos?

Como Conferencia Episcopal enviamos cartas invitando a los candidatos a que nos ofrezcan un espacio para poder dialogar, pero nunca recibimos respuesta. Y últimamente también hemos intentado acercarnos a saludarlos, pero no ha habido estas reuniones.

¿Por qué no los han atendido?

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La verdad, no lo sé. Nosotros simplemente invitamos; ya la respuesta depende de ellos. Lógicamente, puede ser que no sea el momento oportuno. Quizás más adelante. En todo caso, nosotros mantenemos siempre la apertura y la disponibilidad de aportar en lo que podamos, como siempre lo hemos hecho, respetando las instancias del gobierno, de las funciones del Estado.

¿Quizás piensan que la Iglesia no es un actor político y que no tienen necesidad de dialogar con ustedes?

Puede ser también una interpretación: que nos busquen solamente en situaciones difíciles, complicadas, pero que habitualmente no hacemos falta... Yo no soy quién para entrar en sus intenciones, en sus razones. Pero, en todo caso, mantenemos siempre las puertas abiertas, los espacios listos para poder conversar y, en lo que podamos, contribuir también, porque sabemos que las soluciones no vienen únicamente de las instituciones estatales, de la sociedad civil, sino de otros actores también. Respetamos profundamente estas decisiones.

Ustedes fueron mediadores en dos paros nacionales. ¿Cómo cree que debe manejarse el presidente Daniel Noboa para evitar llegar a estas situaciones?

Yo creo que lo mejor es que tenga un diálogo directo con la gente. Los intermediarios llevan y traen noticias y no siempre son las exactas, las objetivas, sino que son interpretadas. Pero sí creo que es importante que el Gobierno, el presidente Noboa, se sienten a la mesa a hablar sin ningún temor para que junto con los ecuatorianos se encuentren soluciones. Cuando estuvimos en ese servicio de mediación, veíamos esa distancia enorme entre el Gobierno y el pueblo. Entonces, yo sí creo que es importante crear canales de diálogo y arriesgarse. ¿Por qué no, si ha sido nombrado por los ecuatorianos?

La Conferencia Episcopal Ecuatoriana, con monseñor Luis Cabrera a la cabeza, actuó como mediadora entre el Gobierno de Guillermo Lasso y los indígenas para superar el paro nacional de junio del 2022. Foto de Archivo Foto: API

El presidente Noboa ha dicho que no es un hombre de muchas palabras, sino de acciones. ¿Cree que ese rasgo de su personalidad impida que haya un diálogo fluido?

Los decisiones siempre responderán a necesidades, a realidades concretas. Una cosa es lo que se pueda pensar o planificar desde un escritorio mientras la vida va por otro lado. Aunque sea de pocas palabras, igual es necesario que conozca en vivo y en directo las cosas. Es muy difícil ayudar a los demás si no los conocemos.

¿Y qué opinión le deja este primer mes de gestión de Noboa?

En mi percepción, veo que está en esa etapa de organizar, reestructurar los diferentes ministerios, buscar a las personas adecuadas. Pero a mí me llama la atención esto de que hace nombramientos y luego los quita; esos cambios permanentes generan una situación de inestabilidad. ¿Qué pasó aquí? No hubo los criterios suficientemente claros como para elegir a una persona, o quizás a última hora descubrió algo que no estaba bien. Entonces, yo creo que es importante que el presidente y todas las autoridades reflexionen, piensen bien sus decisiones. Eso no significa que sean infalibles; pueden equivocarse también, pero esos cambios tan rápidos como que crean un ambiente de inestabilidad, además del que ya vivimos.

Respecto a la inseguridad, que es el tema que más preocupa a la gente, ¿usted ve acciones concretas para al menos empezar a buscar soluciones a este problema?

De los datos que tenemos, porque nosotros trabajamos también en la Pastoral Carcelaria con las personas privadas de la libertad, sabemos que el Estado ha perdido presencia, ha perdido injerencia. Entonces, ¿cómo recuperar esos espacios para que la ciudadanía se sienta más segura? Es un desafío que está ahí.

Hay un acuerdo entre Ejecutivo y dos fuerzas importantes del Legislativo para mantener la gobernabilidad. ¿De qué depende que esto se mantenga en el tiempo?

Entiendo que los acuerdos se hacen sobre temas muy concretos, como salud, economía, gobernabilidad; pero, lógicamente, en otros puntos cada grupo tiene su ideología, que es legítima, y ahí va a ser muy difícil mantenerse juntos. No quiero decir que sean como el agua y el aceite, pero habrá situaciones en las que cada sector tendrá su visión. Entonces, no sé hasta qué punto las alianzas van a sostenerse, pero por eso la invitación es a mirar más allá del partido y a pensar en las grandes necesidades de la gente.

La Función Judicial cierra el año con investigaciones por delincuencia organizada contra sus más altos funcionarios. ¿En qué medida este sector puede ayudar a solucionar el problema de la inseguridad si está tan cuestionado?

Nosotros siempre decimos que las leyes deben estar al servicio de los derechos humanos, y vivir en justicia es un derecho. Si hay, lamentablemente, fiscales, jueces que se venden por dinero, esto hace que tambalee la justicia y pierda credibilidad, y esto es algo que afecta a todos. ¿Qué podemos hacer? Invitar nuevamente a los fiscales, a los jueces, a las autoridades a que actúen según las leyes establecidas y, más allá de estas, pensando en el bienestar de todos. (I)