Varios sectores políticos y sociales llevan años relacionando el aumento de la violencia en el país, vinculada al narcotráfico, con la salida de la Base de Manta, que era utilizada por Estados Unidos desde 1999 para la lucha contra el narcotráfico en la región. Sin embargo, aunque exista la intención de traer esta base de regreso, esto implicaría reformar la Constitución, ya que el artículo 5 prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras.

Acceso y Uso de los Estados Unidos de América de las Instalaciones en la Base de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) en Manta para Actividades Aéreas Antinarcóticos se denominó el acuerdo con el que se instaló la base en noviembre de 1999, en el gobierno del expresidente Jamil Mahuad.

Pero actualmente una base como aquella en Manta, ciudad que está consternada por el reciente asesinato de su alcalde, Agustín Intriago, no es viable, ya que en el artículo 5 de la Constitución de Montecristi, elaborada en 2008, se establece que “el Ecuador es un territorio de paz. No se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. Se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras”.

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Su salida se dio en el gobierno del expresidente Rafael Correa (2007-2017), en el 2009, y diversas voces han mencionado que el país tuvo su época más segura luego de su retiro, cuando llegó a registrar el menor número de muertes violentas.

¿Es necesaria una base militar extranjera?

El analista político Oswaldo Moreno, en una entrevista con Radio City, opinó que la presencia de una base militar extranjera no garantiza la disminución de la violencia y los delitos.

“Hay que entender el origen de lo que nos está pasando. La seguridad es una política pública que tiene que ser abordada como tal”, dice y pone de ejemplo el caso de El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele invierte el 5 % del producto interno bruto (PIB) en seguridad, y aquí en Ecuador no llega ni al 3 %; además cuestiona la reducción del presupuesto carcelario que ha sufrido el país.

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Sobre la Base de Manta, explica que en Colombia existen siete similares con todo el aparataje; y, pese a esto, sigue rompiendo el récord de producción de cocaína.

A su juicio, una base como la de Manta no es la solución, y recuerda que cuando se dio su salida hubo una reducción de las muertes violentas.

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“Las muertes violentas son un indicador: en 2009 Ecuador tenía un rango de 17, y ahí comienza un descenso (...). A partir de 2016 se tenía menos de 10 muertes violentas, y durante casi siete años lo tuvimos. ¿Y esto qué dice? Que hubo una política pública efectiva”, refiere.

Para Moreno, ahora es clave que los candidatos a la Presidencia de la República determinen cuáles van a ser las políticas de Estado que van a implementar para combatir la violencia, a la que llama “plaga”.

Asimismo, el sociólogo Agustín Burbano de Lara cuestionó en Twitter una publicación de un medio local en la que asegura que la salida de la Base de Manta es la causa del incremento del narcotráfico en el país, y dijo que no se sustenta en ninguna verdad.

A través de un gráfico, Burbano de Lara expuso cifras sobre la evolución de la tasa de homicidios en el país por cada 100.000 habitantes entre 1995 y 2022.

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Según estas cifras, para 2007, cuando comenzó el gobierno de Rafael Correa, esta cifra se ubicaba en 15,9 y alcanzó su mayor descenso en 2017, finalizando ese mandato y empezando el de Lenín Moreno, cuando bajó a 5.

Al inicio del gobierno del presidente Guillermo Lasso esta se ubicaba en 13,8, en el 2022 se incrementó a 26,5 y ahora está en 42,1.

En el gráfico del experto se menciona que durante el periodo más bajo, es decir, entre 2007 y 2014, en que se logró la disminución, se aplicó una política de control de armas; mientras que del 2014 hasta la actualidad se han realizado reformas al Código Orgánico Integral Penal (COIP) y ha tenido lugar una flexibilización en el control de armas.

¿Qué hacía la Base de Manta?

Por casi una década, EE. UU. operó la base de la FAE, a la que se denominó Puesto de Avanzada Estadounidense (FOL, por sus siglas en inglés). Las operaciones terminaron en el mes de agosto de 2009 y el proceso de retiro del personal extranjero finalizó en noviembre de ese mismo año.

En aquella base operaba un contingente de soldados, contratistas estadounidenses y patrullaban aviones provistos de radares. En su momento fue criticada por estar relacionada con apoyo a Colombia para luchar contra la guerrilla y por la captura y hundimiento de barcos pesqueros que transportaban ilegalmente a migrantes ecuatorianos hacia el país norteamericano.

Ese puesto de operaciones conformaba junto con los de El Salvador y Curazao una suerte de trampa casi invisible que ideó Washington para cazar vuelos del narcotráfico.

En febrero de 2018, el presidente Moreno descartó la reinstalación de una base estadounidense en suelo ecuatoriano, fuera en Manta o en Esmeraldas, donde en ese año se registró en San Lorenzo la explosión de un carro bomba frente a un cuartel policial que dejó 37 casas afectadas y 38 heridos. El atentado fue atribuido a Walter Arízala, alias Guacho, un disidente de las FARC abatido en diciembre de ese año.

“La Base de Manta salió de Ecuador porque creemos que viola nuestra soberanía. Sigamos cooperando en el tema del combate a las drogas que tanto daño hace a los dos países; pero, sobre todo, respetémonos mutuamente”, indicó el mandatario. (I)