Los diferentes gobiernos ecuatorianos han rendido culto a los profesionales en leyes o economía, como si se tratara de “todólogos”.

Personalmente respeto a todas las profesiones, en la medida en que sean nominadas dentro de su campo de acción. No creo que sea posible, por ejemplo, que un ingeniero civil sea nombrado presidente de la Corte Nacional de Justicia.

En su primer día como presidente, Daniel Noboa nombra 21 ministros y les encomienda la tarea de ‘dar la vuelta al país’

Creo que la voluntad de un presidente es respetable, pero lo es también las experiencias vividas en los distintos gobiernos.

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Acabamos de comprobar, en el tema de la crisis energética, cómo tener al frente de un ministerio técnico a un abogado resulta en problemas serios. Por mucho que se rodee de técnicos de buen currículum, las decisiones debe tomarlas la cabeza de la organización, con criterio, conocimiento y experiencia. Esto no ha sucedido.

Daniel Noboa posesionó a una parte de sus ministros de Estado

Ecuador debe empezar por profesionalizar sus dependencias, ese sería un camino que daría buenos resultados.

Ojalá que el nuevo gobierno cambie ese rumbo equivocado de poner amigos sin importar su especialización, en puestos donde el conocimiento y la experiencia son vitales.

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Tiene que ver también la ética profesional, de quien sin ser técnico en un campo acepta la responsabilidad de dirigirlo.

El presidente Daniel Noboa presentó oficialmente a su equipo de ministros y secretarios

En los países que se desarrollaron y que hoy están en un lugar muy destacado con respecto al desarrollo, los colegios profesionales han tenido y tienen un papel preponderante, deberían constituirse consejos consultivos en los diferentes campos sensibles, como energía (incluyendo Petroecuador), agricultura, economía, que, sin ser totalmente vinculantes sus recomendaciones, sirvan de orientación para tomar decisiones.

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Lamentablemente hubo un gobierno que, con una miopía aberrante, destruyó la estructura de los colegios profesionales, con la sola idea de no tener voces orientadoras y para permitir el ingreso de profesionales alineados ideológicamente, pero sin conocimiento de nuestra realidad. Basta un ejemplo, los “asesores” españoles y la Constitución del 2008.

Los colegios profesionales son una fuente de conocimiento gratuita para el país, en la medida en que sean bien manejados y que cumplan a cabalidad con los fines que sus leyes establecen.

Conozca a los ministros y secretarios del presidente Daniel Noboa

Hay temas que requieren de análisis de cabezas frías, por ejemplo, los mantenimientos oportunos de centrales eléctricas, para mantener disponible las capacidades productivas en cualquier momento, eso lo piensa un profesional conocedor. También lo puede sugerir un colegio profesional.

Asimismo, los colegios médicos pueden aportar con sus voces experimentadas en políticas de salud, los colegios de economistas pueden alertar sobre medidas económicas y así por el estilo.

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Conozco de mis lecturas, que las bases del desarrollo de Japón, luego de la Segunda Guerra Mundial, estuvieron fuertemente asistidas por colegios profesionales de ingenieros, que constituyeron un consejo consultivo con mucho poder en las decisiones, esto es algo que nos falta en Ecuador. (O)

José Manuel Jalil Haas, ingeniero químico, Quito