Esta es una carta abierta a los lectores que están pensando en acceder al porte de armas:

Primero, hay que entender que no se abrió el porte sino el acceso a los permisos para hacerlo —antes era sumamente restringido—, cumpliendo las reglas del Comando Conjunto que aún no se expiden.

Segundo, sepan que tienen que estar muy bien entrenados en el uso de armas para evitar autolesiones y daños colaterales.

Publicidad

Tercero, deben saber que en un enfrentamiento con delincuentes, mientras ellos están dispuestos a matarlos, el ciudadano común probablemente solo piensa en defenderse y disuadirlos, lo cual lo pone en desventaja frente a las agresiones de este tipo.

Cuarto, lo más importante, deben saber que los jueces de nuestro país rara vez reconocen la legítima defensa propia y peor de terceros. No se la reconocen ni a la propia fuerza pública, peor lo van a hacer con el ciudadano de a pie, sumado al hecho de que como institución jurídica fue concebida para el tiempo de la espada y el mosquete, no para la dinámica de violencia que sufrimos actualmente, por lo que es casi inaplicable al tener que esperar el ataque mortal para poder responder, algo difícil de hacer y de probar en un sistema judicial que en muchos casos favorece a los delincuentes de todo tipo.

Así que si el lector no está familiarizado con estas advertencias, es mejor que borre de su cabeza la película de vaqueros donde hace justicia por su cuenta y mejor déjele ese trabajo a las fuerzas de seguridad, pues lo más probable es que termine en la cárcel o muerto. (O)

Publicidad

Carlos Gustavo Cortaza Vinueza, abogado, Guayaquil