La vendedora del almacén, el doctor, el chofer, la profesora, el jefe, la señora que hace la limpieza, los estudiantes, los vecinos, los amigos, yo; todos decimos en cualquier conversación “no estamos bien”. Expresidentes, analistas, periodistas manifiestan la misma cosa.

¿Por qué en Ecuador las personas en los buses, a pie, manejando, en una fila, en espera de la consulta del médico, etc., tienen cara de preocupación, no sonríen? ¿No somos un país feliz? ¡Cómo vamos a sonreír con la corrupción política que quiere repartirse los poderes, tumbar la democracia, volver a llevarse las riquezas del país! ¡Cómo ser feliz con delincuencia organizada, matanzas, extorsiones! ¡Cómo ser Ecuador sonriente con desempleo, injusticia, impunidad! (O)

Sebastián Proaño, Quito