La provincia de Guayas y la ciudad de Guayaquil a los 31 años estrenarán administradores inéditos a partir del mes de mayo próximo, a quienes les espera un reto muy grande de lo cual saldríamos ganando quienes vivimos y trabajamos en la provincia, o de no ser así pasarán a la historia como muchos políticos que fracasaron en sus gestiones y postergaron los legítimos deseos de la población.

Las personas que habitamos en Guayaquil conocemos los enormes problemas que afronta la ciudad con el abastecimiento de agua potable, con el sistema de evacuación de las aguas lluvias y de las aguas servidas, con el mal estado de las calles y avenidas y sus necesarios complementos como la señalización y semaforización, nuevos ejes viales dotados de infraestructura complementaria como distribuidores de tráfico, etc. En definitiva, el desafío es grande y requiere no solo del esfuerzo de administradores de turno, sino también de su gran capacidad para sintonizarlos con los objetivos de los habitantes de la ciudad que anhelan el camino del buen vivir. El reto se basa en tomar en cuenta las cosas buenas que formaron parte de un modelo exitoso que nos hizo sentir orgullosos, y dejar de lado los estilos chabacanos que no gustan a la mayoría, realizar un manejo austero de los recursos municipales, no dar chance a denuncias documentadas, dejar la confrontación con quienes les soliciten correctivos, sino darlos, no caer en demostrar un falso poder ni en una serie de unidades ejecutoras perdidas en ámbitos burocráticos de élites, que al final pasan factura.

Por otro lado, el próximo administrador provincial, en el ámbito de Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización, Cootad, deberá ejecutar sus competencias exclusivas y concurrentes reconocidas por la Constitución y las leyes, en cuyo ámbito podrá cumplir con la obra pública que no debe formar parte de soluciones mediáticas políticas, ya que fracasan, tales como las del dragado en los alrededores del islote El Palmar, una obra que está postergada por más de 20 años.

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Se espera que las nuevas administraciones sintonicen con los objetivos de las grandes mayorías en lugar de priorizar mezquinos intereses de caudillos de agrupaciones políticas. (O)

Jacinto Rivero Solórzano, ingeniero civil especializado en Hidráulica, Guayaquil