Si en Ecuador no producimos telenovelas mundialmente exitosas no es por falta de capacidad, sino porque nuestra realidad es tan intrigante y algunos políticos son tan delincuenciales que superan las capacidades de las imaginaciones más perversas.

En estos días han surgido controversias importantes en torno a figuras políticas de dos bancadas que tienen mucho en común aunque busquen negarlo en público. Por una parte está el partido denominado Revolución Ciudadana, cuyo líder máximo aparentemente pide en una grabación que “controlen” a una mujer que había amenazado con acusar a su exvicepresidente de acoso sexual. Por otra parte está Pachakutik, cuyo exasambleísta es defendido por un neocacique incendiario que aduce que una violación no ocurre dentro de una relación de pareja.

“No me voy a meter en la vida privada de nadie”, supuestamente anuncia en la grabación un expresidente de Ecuador, luego de describir que la mujer a quien hay que controlar tenía una relación sentimental con su exvicepresidente. “Voy a apelar la sentencia por violación contra el compa Peter”, dice Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).

En el caso de uno de los partidos políticos involucrados, tengo que usar los adverbios aparentemente y supuestamente porque, de lo contrario, me llegará la carta de un abogado aludiendo a la difamación y al peso de la ley, pero todos sabemos lo que escuchamos y a quién. En el caso de Iza, así como arengó y empujó públicamente a las comunidades indígenas a servir de carne de cañón en las protestas de los últimos años, se deleitará con que todos estén conscientes del poder que ejerce en el país y, si supiera redactar, seguro que me enviaría una carta de felicitación.

Se necesita una gran acumulación de miseria humana de parte de los perpetradores de acoso o violación para llevar a una mujer a exponerse públicamente para acusar a un hombre. Si alguien tuvo dudas de las intenciones de estas dos víctimas, espero que las hayan perdido ante la claridad de los hechos: buscan silenciar a una y asustar a la otra. De hecho, parece ser que ya lograron intimidar suficientemente a la víctima de acoso.

Está clarísimo que las mujeres tienen que aprender a escoger sus relaciones, huir de cualquier hombre controlador, amenazante, chantajista, acomplejado, y no depender en absoluto de la necesidad de tener pareja por tenerla. Pero caer en esos errores no puede ser castigado con la protección de los violentos y los inhumanos desde las más altas esferas de poder. Más importante aún, los electores, los ciudadanos de a pie y de carro, los ecologistas, los revolucionarios, tienen que condenar absolutamente las propuestas de cualquier hombre que crea que se debe controlar a la mujer.

Uno y otro partido se han representado como grandes defensores de causas sociales y por eso han recibido amplio apoyo a pesar de los signos claros de que es solo propaganda. Espero que la transparencia con la que sus representantes se han expresado últimamente termine de desmotivar al menos a sus hinchas mujeres, porque esa sería la justicia verdadera. (O)