Se ha sabido que el IESS quiere tomar un prestigioso banco comercial como parte del pago de la deuda del gobierno central. Siendo que el IESS se ha demostrado como un pésimo administrador, al punto que hay quienes dicen, sin pudor alguno, que está casi quebrado, su politización y desgobierno son malos augurios para esta pretensión.

Pongo como ejemplo los ferrocarriles del Estado. Quien los construyó, en su mayor parte, fue una empresa que formó Archer Harrmann con el nombre de The Guayaquil and Quito Railway Company. La empresa, mientras funcionó bajo administración privada fue rentable hasta cuando Velasco Ibarra decidió nacionalizarla, bajo el nombre de Empresa de Ferrocarriles del Estado, a mediados de 1944. Dice el profesor García Idrovo, alauseño, que “a partir de esa fecha comenzó, si se quiere, el descalabro y el fin de esa empresa”. El problema era que todos querían viajar gratis. “Los privilegiados eran los amigos de los gobiernos de turno. Ocupaban el servicio como si fuera de su propiedad. El descaro llegó a tales extremos que los pasajes gratuitos o de cortesía (…) eran en mayor proporción a los pasajes normalmente vendidos. (Galo García Idrovo: El ferrocarril más difícil del mundo. Segunda edición, Quito, 2008. Páginas 297 y 298) Viví la experiencia en un viaje de Buenos Aires a Ezeiza. Mis amigos y yo (seis en total) fuimos los únicos en comprar boletos. Decían que los ferrocarriles le costaban al Estado una pérdida de $ 5 millones diarios. Muchos pasajeros viajaban gratis: beneficios sindicales de obreros y de la burocracia.

El banquero que nos gobierna conoce muy bien su negocio. Él sabe mejor que nadie que la gente confía su dinero a los bancos que se manejan profesionalmente, alejados de la política. ¿Quién garantiza que el IESS administrará el banco sin intervención de los políticos que ya empezaron a relamerse pensando en cuánta gente van a emplear? Parientes, partidarios, amigos. En la televisión se pudo ver la codicia en los ojos de algunos dirigentes indígenas cuando mencionaron la posibilidad. ¿No tiene ya el Biess? ¿Cuánto gana ese banco?

Atando cabos, los indígenas piden que se perdonen las deudas de hasta diez mil dólares. En el futuro no faltarán quienes se aprovechen de las debilidades de los administradores y pedirán más condonaciones al banco. Mala tos te siento, Catalina, decían los más viejos de antaño.

El señor presidente tiene razones para oponerse al insensato pedido. No creo que nazca solo de la ignorancia sino más bien de tratar de aprovecharse de la debilidad del Gobierno, en un nuevo abuso de la fuerza. La codicia no tiene límites. Deber de un estadista es prever los daños posibles de sus actos. ¿Es Lasso un estadista?

Otro grave error me parece haber cedido a la posibilidad de que haya un ministerio para la educación intercultural bilingüe. La Conaie nombrará los ministros y tratará de imponer sus ideas desechando los planes del ministerio ‘hispano’. Será otro factor de la desunión de un país que ya reconoce una semiindependencia de los pueblos y nacionalidades. ¿Cómo dejará este Gobierno al Ecuador?, ¿más fracturado, o más unido? (O)