Errar es humano y necesario para aprender y crecer; sin embargo, los errores de los líderes pueden ser muy graves y de alto impacto debido a su amplio alcance y alto nivel de responsabilidad, que afectan a todos los integrantes de la organización y, a veces, pueden desencadenar una serie de eventos que ponen en riesgo la estabilidad de aquella.

En la historia antigua, pocos ejemplos son tan ilustrativos de un error grave como el cometido por Marco Licinio Craso, general y político romano conocido por su inmensa riqueza y ambición. Craso buscaba gloria militar y, en el año 53 a. C., lideró una innecesaria campaña contra los partos, una poderosa civilización en el este. Sin una estrategia clara y subestimando a su enemigo, Craso se aventuró en el desierto de Mesopotamia, donde su ejército fue aplastado. Este fracaso no solo llevó a su muerte, sino que incluso aceleró la caída de Roma, su ejemplo sirvió para crear la denominación “craso error” como aquel que es garrafal e inexcusable.

Orden y progreso

Otro general de la historia cuyo error tuvo consecuencias devastadoras fue Napoleón Bonaparte, quien durante su invasión a Rusia en 1812 subestimó enormemente el desafío que enfrentaba. Su falta de preparación para el severo invierno ruso y la resistencia feroz de los rusos resultó en la pérdida de gran parte de su ejército, debilitando su poder y conduciendo eventualmente a su caída.

Un ejemplo notable empresarial es el de la empresa Kodak. A pesar de ser pioneros en la tecnología de cámaras digitales, su CEO decidió no centrarse en esta innovación por temor a canibalizar su negocio de películas fotográficas. Esta falta de visión estratégica y la incapacidad de adaptarse a las nuevas tendencias del mercado resultó en la bancarrota de la empresa.

Palabras que son semillas

Un craso error reciente en el mundo de los negocios es WeWork, una empresa de espacios de coworking (trabajo compartido) que se convirtió rápidamente en una de las startups más valoradas del mundo en 2019. Sin embargo, cuando intentó salir a bolsa ese mismo año, revelaciones sobre su modelo de negocio y la conducta de su CEO, Adam Neumann, llevaron a un colapso masivo de su valoración. Los inversores se dieron cuenta de que se estaba gastando dinero a un ritmo insostenible y que su modelo de negocio era extremadamente vulnerable a las recesiones económicas. La salida a bolsa fue cancelada y la empresa tuvo que ser rescatada por su principal inversor.

Los líderes políticos en la búsqueda de adquirir poder e implementar su agenda también cometen “errores crasos”, que ocasionan repercusiones aún más amplias, incluso afectando significativamente a todo un sector, un país y sus ciudadanos.

La historia evidencia que los “errores crasos” pudieron prevenirse y así sus desastrosas consecuencias. Se produjeron cuando los líderes empresariales, políticos y en general, tomaron decisiones mal informadas y apresuradas, sin una estrategia de por medio y sin meditar sus consecuencias. Y también cuando el ego los dominó, no buscaron la verdad más allá de sus “certezas” y evitaron ver otras perspectivas. Esta columna les invita a recordar la historia. Y sobre todo a tomar conciencia de que cometerlos hoy es un lujo que no pueden permitirse. (O)