Quizás como nunca antes en la historia académica de los EE. UU., varios de sus más reconocidos campos universitarios han sido el foco de un furor antisemita que ha obligado al análisis de las causas de tan desbordado y distorsionado sentimiento. A partir de ese punto las interpretaciones son muy variadas, más allá de que la gran mayoría de estudiantes y activistas no tienen idea real de qué diablos está ocurriendo, a tal punto de que el grito “From the river to the sea” (desde el río –Jordán– hasta el mar –Mediterráneo–) queda enmarcado en simplona ignorancia antes que voz vigorosa de rebeldía. Pero ¿qué ha motivado a esos estudiantes a participar en tan ruidosos actos, qué los impulsa en estos momentos que termina la mayoría de los ciclos académicos universitarios?

Después de la guerra en Gaza veremos otro Medio Oriente

No podemos dejar de tomar en cuenta que varios de los partícipes de las jornadas de protesta están genuinamente enojados con el desigual enfrentamiento bélico entre Israel y el grupo terrorista Hamás, pero en los últimos años se han dado en el mundo contiendas bélicas, con un costo de vidas muy superior, que no han producido en el mundo universitario occidental igual reacción. Es posible también encontrar las huellas de organizaciones como Black Lives Matter, Antifa y grupos conspiracionistas en una singular mescolanza en la que predomina el odio al judaísmo. Quienes conocen con profundidad el tema señalan que gran parte del problema se encuentra en la influencia académica de prestigiosos profesores, que se han adueñado de la teoría del supuesto neocolonialismo del Estado israelí y que pertenecen a la élite académica de ese país, a tal punto de que algunos no han tenido empacho de manifestarse públicamente, sin importarles las contradicciones en las que han incurrido.

¿Antisemitismo?

El otro punto de discusión en los EE. UU. ha sido el relacionado a los límites de la libre expresión, tomando en cuenta que en la mayoría de estas manifestaciones se han dado discursos respecto a la eliminación de Israel con una clarísima carga antisemita. En ese contexto, ¿son esas demostraciones de odio una prueba irrestricta de la libertad de expresión y pensamiento, o constituyen una ofensa absoluta a un pueblo que sufrió la barbarie del Holocausto? Una respuesta sencilla la escuché de un entrevistado en un pódcast de Fareed Zakarias, quien invitaba a pensar con una analogía: simplemente imaginen que un movimiento supremacista empieza a pregonar públicamente en los campos universitarios “Death to the black people”, ¿cual sería la reacción pública?, ¿se estaría defendiendo la libertad de opinión o se consideraría que la seguridad de un grupo racial podría vulnerarse en virtud de una vulgar defensa a la libertad de expresión?

El conflicto israelí-palestino es de mucha complejidad y carga histórica, por no decir religiosa. Claro, hay bastante responsabilidad en el Gobierno israelí, lo que no quita que la simplificación que se ha dado en las universidades estadounidenses sobre el tema es vulgar e incoherente y comprueba que el antisemitismo sigue vigente bajo nuevas fachadas de odio e ignorancia. ¿From the river to the sea? No tienen la más remota idea de lo que están hablando. (O)