El día de hoy domingo de gloria o domingo de la pascua de la resurrección, los cristianos celebramos la más importante de las fiestas del año, aquella en que según nuestra creencia, el Señor Jesús Resucitó.

Y lo hacemos cuando en forma sorprendente, el cristianismo es de lejos la religión más perseguida del mundo actual. Y lo más grave de todo, es que cuando se piensa en persecución se cree que esto es solamente la destrucción de templos, el asesinato de personas o su secuestro. Pero el tema va mucho más allá.

Open Doors USA es una organización sin fines de lucro que estudia el fenómeno de la persecución contra los cristianos del mundo. Su reporte del 2022 indicó que 360 millones de cristianos vivían en países donde había una importante y significativa persecución. Unos 5.600 cristianos fueron asesinados por razón de su fe, más de 6.000 detenidos o encarcelados, y más de 4000 secuestrados. Adicionalmente a esto, más de 5.000 iglesias y recintos o facilidades religiosas fueron destruidas.

La lista del 2023 de los países con mayor grado de persecución ya fue publicada y puede ser vista en el sitio web www.opendoors.org/en-US/persecution/countries/. Esta lista refleja fundamentalmente la conducta del año 2022. Estoy seguro que Nicaragua, que hoy figura en el puesto 50, ocupará uno de los primeros puestos en la lista del 2024. Baste recordar lo que Ortega ha hecho con sacerdotes, iglesias, fieles, al extremo de prohibir las celebraciones de la Semana Santa.

La lista revela que la inmensa mayoría de países donde existe este fenómeno, se debe a “la opresión islámica”. Si bien es cierto que Corea del Norte encabeza la lista, y que en ese país la fuente del fenómeno se la atribuye a opresión comunista, y post comunista, y que hay otros países como la India, donde el nacionalismo religioso es el que mueve el tema, o que en Vietnam o Cuba, Colombia, México o Nicaragua, no es el islamismo la razón principal del acoso, no es menos cierto que de los 50 países que más persiguen a los cristianos, 33 son de mayoría islámica. Y en los que no hay esa mayoría, son dictadores o fanáticos comunistas los que realizan la tarea infame de la persecución, como en Cuba y Nicaragua, o son el crimen organizado y la corrupción como en Colombia y en México.

Pero estas persecuciones, que son sangrientas e infames, no son las únicas. Los cristianos viven hoy otra forma de acoso, de verdadera presión. Son obligados, si son médicos, a practicar abortos en contra de su conciencia. Son obligados a enseñar ideología de género, so pena de ser sancionados, en muchas naciones del mundo. Son obligados a actuar en contra de sus convicciones, pero no por cosas que tengan alguna validez científica, como es el caso de la ideología de género, sino por una orquestada campaña de minorías que han tiranizado y sometido a las mayorías permisivas a una situación de destrucción de los valores sobre los cuales se sustenta la sociedad occidental.

Las dos formas de persecución son terribles. La una cruenta, la otra sin sangre. Pero ambas letales, ambas mortales, y la segunda, como un cáncer silencioso, está minando las bases de occidente, poniendo en riesgo 2.000 años en los cuales la civilización occidental alcanzó los mayores logros que civilización alguna haya alcanzado en la historia de la humanidad.

Cuando en Pakistán, por ejemplo, una bien establecida iglesia católica, aunque muy minoritaria, recibe donaciones por un desastre natural, los obispos no discriminan y dan la ayuda que reciben del mundo a todos los ciudadanos sin importar su credo. ¿Han visto ustedes al islam haciendo esto para algún cristiano en el mundo?

Lo más doloroso de la lista que publica Open doors, es que cuatro países latinoamericanos, Colombia, México, Cuba y Nicaragua, figuran en la lista; países de mayoría cristiana. Los dos primeros, no por tiranías despóticas de dictadores enfermos como Ortega, o por un sistema ya casi irreversible de opresión como el cubano, sino por las estructuras de corrupción y crimen organizado. Ojo con estos dos conceptos: Corrupción y crimen organizado. Mucho se mencionan en el Ecuador de hoy.

Dios no permita, que estas dos plagas hagan que en nuestro país, donde un pueblo bueno y religioso cree en Dios, y donde la gente nunca ha sido violenta, comience como cereza del pastel de todos los males que nos aquejan también la persecución religiosa.

Ojalá que en esta Semana Santa hayamos valorado el gran don de la libertad religiosa y tomemos conciencia del fenómeno persecutorio contra el cristianismo que asedia a la humanidad, el cual está presente, vivo, y que en países como el Ecuador ni siquiera lo reconocemos. (O)