Yukio Mishima fue un escritor japonés que expuso sus ideales políticos críticos al proceso de modernización del país del sol naciente. Su obra más importante es Mar de la fertilidad, considerado su testamento ideológico. Una novela compuesta de cuatro volúmenes. En “Caballos desbocados” expone abiertamente sus concepciones políticas. Mishima murió en 1970 después de terminar el último volumen de esta serie, al practicarse el seppuku, el suicidio ritual. Ese año lideró un intento de golpe de Estado que tenía por fin restaurar el poder del emperador y las prácticas tradicionales de Japón, al no tener éxito realizó el suicidio ritual.

En “Caballos desbocados”, las palabras “derecha” y “extrema derecha” se repiten constantemente a lo largo de la novela. Mishima realiza un feroz ataque al individualismo utilitarista burgués (por ende, al capitalismo), apela constantemente a la jerarquía y la figura del emperador, rechaza y critica la modernización occidental, desde sus formas rituales cotidianas, los cambios en la forma de vestir, la estética y funcionalidad de la arquitectura europea, hasta la forma y etiqueta a la hora de comer. Apela constantemente a devolver el poder político al emperador, guiado por su fe en las prácticas rituales y sagradas antiguas. Señala que era deber de todo japonés defender el honor y amar su cultura, combatir a la decadencia occidental. A este conjunto de ideas Mishima lo clasifica como “extrema derecha”.

De vuelta a los Andes, el movimiento indígena, sus intelectuales, y sobre todo los radicales indianistas han posicionado un conjunto de máximas para orientar su visión y acción en lo público: una crítica y oposición a la modernidad han sido explícitos en su oposición al capitalismo e individualismo, han promocionado la defensa de su cultura basada en la preservación de las formas rituales “propias” de los pueblos indígenas; los más radicales han planteado la restauración del Tahuantinsuyo, y han logrado posicionar que el indígena por definición debe oponerse a la modernidad. Los indígenas andinos incluso reconocen y llaman a preservar las diferencias de jerarquía social existentes en las comunidades indígenas. No es necesario señalar las coincidencias entre ambas posturas. Sin embargo, los indígenas andinos, a todo este conjunto de ideas lo clasifican en la (extrema) izquierda, obviamente influidos por la teoría posmarxista europea. Mishima era más explícito y consideraba que tanto el liberalismo como el marxismo pertenecían a la decadencia occidental.

¿Por qué esa diferencia de posicionamientos? Mientras leía las cuatro obras del Mar de la fertilidad, me sorprendía la negativa de los indígenas de reconocer la esencia de sus críticas a la modernidad capitalista y del origen de sus máximas políticas. Pienso que se rehúsan a reconocerse en la derecha, que al parecer es un mejor nicho para sus ideales, por el posicionamiento de víctimas, fruto de la influencia de la izquierda, y el temor a la corrección política. Mishima logró dotar de una belleza sin igual a los argumentos de sus ideales políticos, que acertadamente se encuentran en lo sagrado y lo bello en la relación de la vida con la muerte. Tarea que los intelectuales indígenas no se han molestado en iniciar. (O)