El censo de población causa vergüenza. El INEC (Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos) anunció la semana pasada el tercer retraso en el cronograma y anticipó que ha encontrado menos población de la que esperábamos. ¿Cómo llegan a esta conclusión sin conocer los resultados? Obvio: quieren preparar el terreno para justificar la bajísima cobertura y calidad del operativo.

Los resultados del censo poblacional

Lo que el INEC no quiere reconocer es que todo el país es testigo de que censaron a menos personas porque su organización fue un desastre. Hasta hoy hay zonas que no fueron visitadas, otras fueron visitadas al apuro y otras fueron visitadas tres veces. Lo que el INEC no quiere aceptar es que su campaña de comunicación -con denuncias de falsificación de documentos incluidas- fue un desastre. Los hogares no sabían cuándo venía el censo y no fueron informados adecuadamente sobre el contenido del cuestionario. Lo que el INEC no quiere revelar es cuántas veces se cayeron los sistemas para reclutamiento, capacitación y procesamiento. ¿Quién se hace responsable por esos sistemas?

Ecuador deberá esperar a septiembre para tener los primeros resultados del conteo del Censo de Población y Vivienda 2022

‘Todos los censos de población tienen estas complejidades logísticas’, dijo el director del INEC sobre la demora en la entrega de resultados

Lo que el INEC no quiere aceptar es que hubo huelgas de censistas por el maltrato. ¿El resultado? Mala calidad y baja cobertura. Lo que el INEC no quiere aceptar es que su decisión de obligar a ciudadanos y servidores públicos a entregar datos personales de sus hijos atados a cédulas de identidad causó rechazo y miedo. Lo que el INEC no quiere reconocer es la torpe decisión de organizar el censo en medio de elecciones seccionales, contaminando procedimientos que debían ser estrictamente técnicos. Lo que el INEC se niega en aceptar es que su censo de comunidades, que ahora ni siquiera se atreven a mencionarlo, fue un total fracaso. Lo que el INEC no quiere aceptar es el muy grave error de mezclar métodos de recolección de datos. Todo Ecuador es testigo cómo mezclaron en un solo operativo visitas presenciales con dispositivos electrónicos, otras visitas se censaron con papel, otras por teléfono e inclusive otras por WhatsApp. Parece broma, pero no lo es: dentro de esta creatividad se les ocurrió capacitar a sus censistas para que, en caso de no encontrar personas en casa, reemplacen esos casos con los vecinos. ¿Se imagina unir toda ensalada en una sola base de datos?

Lo que el INEC no quiere aceptar es el muy grave error de mezclar métodos de recolección de datos.

Hoy el INEC quiere esconderse detrás de oficinas de Naciones Unidas para intentar tapar esta realidad. Las agencias deben empezar aclarando, por ejemplo, quién revisará el censo y quién escogió a los consultores. Al resto de órganos del Estado les corresponde auditar esta barbarie y alertar sobre los efectos de una ficticia reducción de población que el INEC usará como excusa.

Si de verdad queremos un sector público con estándares serios, hay que preguntarse ¿qué pasa cuando un contratista ofrece construir un puente y cambia de fecha tres veces? ¿Qué pasa cuando en medio camino cambia los materiales, oculta información y termina cobrando más? Este fue el censo más caro de la historia, fruto de una innecesaria deuda con el Banco Mundial. Lo mínimo que merecemos es transparencia y responsabilidad. (O)