De forma generosa, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha dado al mundo varias lecciones de economía valiosas para expertos tanto ortodoxos como heterodoxos en menos de un año de gobierno. En beneficio de nuestros lectores explico a continuación las más importantes en caso de que alguno más quiera debutar como candidato presidencial en 2025.

Uno. Si el gabinete presidencial no puede controlar de manera estricta la circulación de cantidades inusitadas de dinero en efectivo, al menos convoquen a sus colaboradores a clases periódicas de etiqueta. Podría ser de utilidad el recientemente editado libro de texto “Si roba, hágalo con discreción y, si le roban lo robado, no retenga forzosamente a su niñera en los sótanos de la casa presidencial para que confiese”.

Dos. Cuando decrete austeridad, no ordene el gasto de decenas de miles de dólares en electrodomésticos y de lencería de hogar si usted tiene un pasado guerrillero en el que estaba acostumbrado a los mosquitos y demás habitantes del bosque húmedo tropical. Los plumones de ganso y 500 hilos no los necesita ni Kim Kardashian, menos un presidente de un país de medianos ingresos que quiere pasar por un miembro más del pueblo.

Tres. Todo intento de reformas en salud debe ir acompañado de declaraciones que reafirmen el apoyo del electorado. No convierta cualquier campaña en una oportunidad para amonestar y amenazar a la oligarquía y hacer promesas vociferantes que son imposibles de cumplir por la falta de presupuesto e incertidumbre sobre su capacidad de respuesta. Las ofertas grandilocuentes solo pueden provocar una crisis gubernamental si además exige que sus colaboradores cierren filas ciegamente. Sus mejores partidarios son quienes les hacen ver sus yerros, no los aduladores.

Cuatro. No proponga a una economista oportunista que venga a resolver los problemas de la nación bajo condiciones espléndidas (un millón de dólares para que realmente trabaje un estudiante posdoctoral en dar recomendaciones genéricas) cuando su país tiene más que suficientes recursos intelectuales y conocimiento interno para proponer soluciones concretas, implementables y efectivas. Es decir, no sea acomplejado y no pague favores con contratos polémicos.

Cinco. A la hora de corromper o ser corrompido, no se debe involucrar políticamente a los hijos ni con pinzas. Petro se lava las manos sobre su hijo Nicolás, quien ha sido investigado por lavado de activos, diciendo “no lo crie”, pero lo apoyó públicamente desde un inicio en sus incursiones políticas. Usted no siga este ejemplo. niegue completamente su paternidad o maternidad hasta las últimas consecuencias. Así evitará socavar la confianza de la ciudadanía y de pasó enviará una clara señal a su retoño de que debe conocer sus límites y que no todos los privilegios se pueden heredar.

Petro ha querido ser presidente tanto tiempo, desde que se quería tomar el poder por la fuerza, que uno pensaría que algo habría aprendido. Por eso, propongo también una última recomendación. Seis. Aprenda algo de historia, pues la economía depende mucho de entender el pasado, no solo de tratar de predecir cambios en el futuro. (O)