Qué ilusión conlleva pensar en un nuevo año. Muchos evaluamos nuestros ritmos de vida y nos aferramos a cumplir metas nuevas o pendientes. La posibilidad de emprender un comienzo renovado y diferente manifiesta la inherente transformación que también caracteriza a los seres humanos. Sin embargo, vale pensar que son muchas las cuestiones que debemos afrontar como sociedad y como personas, las que necesitamos cambiar para, al menos, lograr una realidad más solidaria y empática. Tal vez las propuestas que nos planteamos para este 2024 son más individualistas que colectivas. ¿Cuántos pensamos en un nosotros que ayude a recuperarnos y sostenernos frente a la desmedida violencia que atraviesa nuestro país?

‘Habeas corpus’, recurso al que apela el vocal de la Judicatura Xavier Muñoz para salir de la cárcel; a las 11:00 de este 30 de diciembre se dará la audiencia

La educación de los ecuatorianos, aquella que se forja en el hogar y en la comunidad, muestra costuras irregulares y difíciles de definir. Apunto a este sector social, esencial para considerar lo colectivo y lo importante de educarnos más allá de los objetivos académicos y productivos. Los aprendizajes formales privilegian la renovación constante y la formación de perfiles idóneos para el mercado laboral. Parece que todo lo que carece de valor económico se relega a un segundo plano. Seguramente hay instituciones donde se proporcionen espacios para la reflexión, diálogo y la formación de individuos atentos a su entorno. Lamentablemente, la realidad nos enfrenta a una crisis económica y social sin aparente solución. Frente a este panorama, qué herramientas tenemos para fortalecer la convivencia psíquica y afectiva. Qué sostiene la realidad emocional frente a tanta violencia.

Comprobamos, además, que una mente reflexiva y crítica es producto del tiempo y del estudio.

¿Por qué la tolerancia parece tan difícil de practicar ante opiniones diversas? No debería sorprendernos que en pleno siglo XXI haya gente que descalifique a otros por su apariencia, edad, género o cualquier otro rasgo que se juzgue digno de agresión. Aprender a erradicar estas situaciones sigue siendo responsabilidad de todos. El debate e intercambio de ideas debe ser un ejercicio que invite al pensamiento crítico y a la construcción de entornos más idóneos para la convivencia cotidiana. El teatro, los pódcast, las series de televisión, las películas y la variedad de oferta mediática se pueden poner al servicio del propósito formador.

Caso Metástasis: la ‘complacencia’ y ‘asesoría’ de dos agentes de la Fiscalía pertenecientes a una unidad para desarticular estructuras de delincuencia organizada

Recientemente, Cecilia Ansaldo, columnista de este medio, cuyos méritos son reconocidos y visibles, recibió un ataque digital de Alexis Mera. Excesivo resultaría reproducir lo que mencionó, pero recordarlo sirve para ilustrar lo poco que sabemos debatir con argumentos que prescindan de la agresión personal. Resulta una gran paradoja que ese hecho haya coincidido con la invitación a Cecilia de un colegio de la ciudad, a un diálogo con estudiantes. Celebramos cuánto nos transforma leer, cuánto necesitamos de oportunidades para conversar y reconocernos en los otros. Comprobamos, además, que una mente reflexiva y crítica es producto del tiempo y del estudio. Fue una clara muestra de que la práctica educativa implica la experiencia humana en todo su esplendor. Cualquier paso para transformarnos debe de ir con una dosis de bienestar común. Mientras tanto, veamos cómo nos va en este primer día de 2024. (O)