La frase “Qué temprano que se hizo tarde” me la dio un amigo hace pocos días, y desde entonces he estado reflexionando si en realidad ya se nos hizo tarde y si tenemos esperanza.

En el mundo se está fraguando un nuevo orden geopolítico, en el que Estados Unidos y China se enfrascaron en una guerra comercial que perjudica tanto a ellos como al resto del planeta. Además, persisten graves conflictos entre varios países, especialmente tras el reciente ataque de EE. UU. a Irán.

En Ecuador, los Gobiernos del período 2017-2023 no lograron responder a las demandas ciudadanas en salud, educación, seguridad, seguridad social, acceso al crédito, seguridad jurídica, empleo, reducción del déficit fiscal y lucha contra la corrupción, con excepción del Gobierno de Daniel Noboa, que ha enfrentado grandes desafíos siendo reelecto en mayo de 2025 debido a la esperanza de la gente de que vendrán mejores días y crecimiento económico.

El economista Ricardo Hausmann advierte que la economía no crece porque nosotros mismos nos ponemos candados, como la limitada producción petrolera –que restringe ingresos fiscales– o la ausencia de legislación laboral que permita el trabajo por horas para fomentar el empleo.

Un gran candado que romper es el de la generación de energía. El sector privado debe jugar un rol clave, como ya ocurre en Colombia y Perú. Arconel podría emitir una resolución que habilite la participación privada, modificando los límites actuales en generación y venta de energía entre privados. Esto beneficiaría sobre todo a industrias en Durán y Daule, donde se concentra gran parte de la demanda.

En el ámbito privado, muchas industrias y empresas deben considerar el contexto económico actual, tanto local como internacional, y desarrollar planes estratégicos de mediano plazo (dos años con revisión semestral) para mejorar su productividad y crecimiento.

Como ha ocurrido en Argentina con el gobierno de Milei, los ciudadanos quieren señales claras de un plan económico que promueva el empleo. Milei comunicó al inicio su estrategia de reducción del tamaño del Estado, al tiempo que fomenta la inversión extranjera y nacional en sectores como el petróleo y el gas natural.

Para avanzar hacia un Estado más eficiente, propongo crear una Secretaría Técnica de Innovación y Sostenibilidad bajo el Ministerio de Producción, que trabaje coordinadamente con los sectores empresarial, laboral y académico para promover políticas públicas que apoyen el crecimiento.

Por último, es fundamental licitar todos los bloques del gas del golfo para atraer inversión de grandes empresas energéticas integradas, como en Perú, donde el gas natural representa una fuente clave de energía.

Debemos llegar al 2027 y decir: “Qué temprano que actuamos y no se hizo tarde”, rompiendo el candado de la importación de diésel, que agrava el déficit fiscal ante el alza del petróleo. Bien podemos sustituirlo a mediano plazo con gas natural proveniente del golfo de Guayaquil y eliminar así un costoso subsidio que seguirá aumentando por el conflicto con Irán en Medio Oriente. (O)